Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira
KIOSCO12


EXCLUSIVO: LAS MINUTAS INTERNAS DE IBM PARA NEGOCIAR CON CARLOS MENEM
Manual para presionar a una nación entera

Por primera vez se publican los memos que redactó IBM con instrucciones para que sus directivos encabezaran una gigantesca maniobra que buscaba el acuerdo con el gobierno de Menem y la neutralización de la prensa y la Justicia con palos, zanahorias y tácticas para evitar conflictos abiertos.

Elio Catania, importado desde
Italia para atender América latina.

Carlos Menem, presidente de la
Nación y buen amigo de la IBM.

Por Susana Viau

IBM deberá explicar el significado de nueva documentación incorporada a la causa que investiga la millonaria coima detectada en el contrato para la informatización del Banco Nación. Los papeles demuelen la estrategia empresaria que concentró la responsabilidad en Ricardo Martorana y Gustavo Soriani, los dos titulares argentinos de la corporación. Comunicaciones internas demuestran que la participación de CCR –proveedora del sistema muleto que habría permitido “dibujar” el dinero desviado– en el negocio había sido aprobada previamente por la línea técnica que supervisó el proyecto. Pero tan explosiva como esos correos electrónicos es la aparición de un “script” elaborado por los ejecutivos de la Big Blue para las entrevistas de sus jefes máximos con Carlos Menem.
El punteo temático, que oscilaba entre el pedido y la presión, sugería orientar el problema hacia la calificación de fraude, pues es “muy difícil de probar” y ofrecía al ex presidente, entre otras cosas, respaldarlo en la candidatura del país como sede de los juegos olímpicos del 2004.
Estos elementos fueron incautados por el juez penal económico Vidal Durand en el marco de una investigación por evasión impositiva que tiene elementos comunes con la que instruye el juez federal Adolfo Bagnasco. Cuando hace tres meses Página/12 reveló que estas nuevas pruebas habían sido incluidas en el sumario, Bagnasco se encontraba en Estados Unidos tomando declaración testimonial a Steve Lew, uno de los funcionarios americanos de IBM que intervino directamente en el diseño de la contratación. De entonces hasta aquí, el juez las mantuvo bajo siete llaves. No era para menos: el material obtenido por su colega demostraba lo que él, desde Nueva York, dijo tener a título de simple “sospecha”: que la defensa encarada por IBM se orientaba a frenar la investigación en los dos peldaños más altos de la administración local de la firma –Martorana y Soriani–, concentrar en ellos toda la responsabilidad de la operatoria con Consad y CCR y evitar que el agua llegara al cuartel general del gigante.
Una de las pruebas aportadas a Bagnasco por Vidal Durand son los dos manuscritos preparados en IBM Argentina a modo de guión para las gestiones que los principales ejecutivos de la empresa harían ante el gobierno. Elio Catania, ex gerente general de IBM Italia, responsable de IBM regional en reemplazo del brasilero Robelí Libero, bajó a Buenos Aires. Wilmer Gueiçamburu, el hombre al que IBM había recurrido para sustituir al “renunciado” Martorana, obligándolo a abandonar su plácido retiro de Boca Ratón, se había reunido poco antes con Carlos Menem, Alberto Kohan y Domingo Cavallo para una maniobra de “pressing”: “si sigue la persecución judicial, IBM se va del país”. Gueicamburu, visiblemente superado por los acontecimientos, no obtuvo los resultados esperados. Catania llegó a reforzarlo.
Los borradores del menú confeccionado para “dar letra” a los directivos son francamente sorprendentes. El primero esboza los “objetivos”: no existieron “sobreprecios”, hay “pícaros en todos lados”, “no hay violación de los deberes de funcionario público”, “debemos proveerle al presidente (Menem) de ‘una solución’”. Y lo fundamental: “mantener la decisión de bloquear a la oposición en las cámaras”. El capitulo dedicado al “mensaje” a desplegar según el redactor de la minuta era que “los adversarios del modelo han instalado en la opinión pública el concepto de corrupción”. Ese intento, sostenía, “debe ser desarticulado” porque responde a “intereses políticos/comerciales que buscan un gran escándalo”. Y alertaba al presidente con un futuro efecto dominó: “una vez instalado el tema del cohecho en un contrato es muy difícil de parar en todos los otros (¡Ojo!)”. No era el único cuco con el que IBM pensaba presentarse a las audiencias. Agregaba: “Todo se complicaría en forma por demás severa si se demuestra que: “Ha habido dineros que provinieron del contrato y que habiéndose entregado a proveedores tuvieron como destino a funcionarios públicos”. El parlamento preparado también incluía la formulación derecomendaciones. “Para la imagen del gobierno y de IBM el tema habría que circunscribirlo al precio y la calidad de los servicios contratados (sacarlo del cohecho). Se puede dejarlo a nivel de ‘fraude’ (muy difícil de probar)”. Los jefes ibemeístas no debían ahorrarse tampoco los señalamientos. Los denunciantes, “enemigos del modelo” tenían nombre y apellido: “La suspicacia y la denuncia no tiene (sic) límites (FREPASO). Mienten. Exageran”. Después de las consideraciones amables vendrían los ofrecimientos y los velados “aprietes”: colaborar con el proyecto de tener a Argentina como sede de las “Olimpíadas 96/2004; recordar que había sido la primera empresa internacional en aportar al “Bono Solidario” y, por fin, “Países donde nos retiramos y no volvimos (Cuba) .
La segunda minuta de sugerencias (escrita con una letra diferente), incluía más seducciones: “Acompañar nuevas inversiones en el país”, “reuniones ejecutivas para apoyarlo (a Menem) con nuestra visión del mundo”, “invitarlo (a Menem) a USA” y “ofrecer apoyo a la postulación de los Juegos Olímpicos 2004 (mencionar nuestro rol)”. El “rol” alude, por supuesto, a que IBM es sponsor oficial de los Juegos.
La intervención de toda la cadena técnica en la elaboración del esquema de trabajo que se puso en práctica para el llamado Proyecto Centenario quedó reflejada en la “carta de direccionamiento” donde IBM autoriza “que se contrate en forma directa a la empresa CCR como proveedor para el Requerimiento de Servicios en el cliente Banco de la Nación Argentina (...) dado que dicha empresa es el proveedor local con know how necesario para customizar las aplicaciones a instalar y es quien mejor conoce las aplicaciones actualmente instaladas en el Banco, como también los requerimientos del mismo por haber participado en la etapa de definición”.
La inclusión de CCR, así como las de Consad (ambas vinculadas a los hermanos Juan Carlos y Marcelo Cattáneo, el primero de ellos estrecho colaborador de Alberto Kohan), Hogan Systems, Availability, Latin Trade, Impsat e Itron subió, a partir del 17 de febrero de 1994, de la oficina del gerente de comercialización Héctor Neira a la José Salamanca, de allí a la de Oscar Sant’Ambrosio, luego a la de Juan Carlos Martínez para recalar el 15 de marzo en el área de Gustavo Soriani. En todas esas escalas el proyecto fue aprobado. Es más, Sant’Ambrosio le indica a Martínez: “Si vos también lo estás (de acuerdo), por favor recabá la aprobación de Soriani”. Más claro, agua. La línea gerencial entera había dado su aprobación a las empresas coparticipantes del negocio. Esos mismos gerentes fueron los que participaron de la reunión de monitoreo de la operación que se realizó con la presencia de Steve Lew, “el chino”, enviado para ello desde Estados Unidos.

 

Claves

La Justicia tiene bajo pesquisa los contratos millonarios de IBM para la información del Banco Nación y de la Dirección General Impositiva.
Las presiones de IBM eran conocidas desde que se destapó el escándalo de las presuntas coimas, durante el gobierno de Menem, pero hasta el momento no se habían publicado las recomendaciones internas que guiaron a los directivos.
Los papeles en manos de la Justicia revelan que la empresa dispuso de un arco completo de variantes que iban del premio al castigo.
No solo buscaba quitar de la discusión política y jurídica el tema de las coimas. El acuerdo procurado con el gobierno implicaba también neutralizar el poder de ambas cámaras.
La multinacional siguió una línea marcada desde su sede en los Estados Unidos, que consistía en negar que hubiera un patrón de conducta común.
Su meta era demostrar que, en lugar de un método, solo hubo error humano.
Hasta barajó promesas extraeconómicas y presiones sutiles sobre la Argentina.

IMAGEN 1
IMAGEN 2
IMAGEN 3
IMAGEN 4
IMAGEN 5

 

PRINCIPAL