Por Susana Viau
IBM deberá explicar
el significado de nueva documentación incorporada a la causa que
investiga la millonaria coima detectada en el contrato para la informatización
del Banco Nación. Los papeles demuelen la estrategia empresaria
que concentró la responsabilidad en Ricardo Martorana y Gustavo
Soriani, los dos titulares argentinos de la corporación. Comunicaciones
internas demuestran que la participación de CCR proveedora
del sistema muleto que habría permitido dibujar el
dinero desviado en el negocio había sido aprobada previamente
por la línea técnica que supervisó el proyecto. Pero
tan explosiva como esos correos electrónicos es la aparición
de un script elaborado por los ejecutivos de la Big Blue para
las entrevistas de sus jefes máximos con Carlos Menem.
El punteo temático, que oscilaba entre el pedido y la presión,
sugería orientar el problema hacia la calificación de fraude,
pues es muy difícil de probar y ofrecía al ex
presidente, entre otras cosas, respaldarlo en la candidatura del país
como sede de los juegos olímpicos del 2004.
Estos elementos fueron incautados por el juez penal económico Vidal
Durand en el marco de una investigación por evasión impositiva
que tiene elementos comunes con la que instruye el juez federal Adolfo
Bagnasco. Cuando hace tres meses Página/12 reveló que estas
nuevas pruebas habían sido incluidas en el sumario, Bagnasco se
encontraba en Estados Unidos tomando declaración testimonial a
Steve Lew, uno de los funcionarios americanos de IBM que intervino directamente
en el diseño de la contratación. De entonces hasta aquí,
el juez las mantuvo bajo siete llaves. No era para menos: el material
obtenido por su colega demostraba lo que él, desde Nueva York,
dijo tener a título de simple sospecha: que la defensa
encarada por IBM se orientaba a frenar la investigación en los
dos peldaños más altos de la administración local
de la firma Martorana y Soriani, concentrar en ellos toda
la responsabilidad de la operatoria con Consad y CCR y evitar que el agua
llegara al cuartel general del gigante.
Una de las pruebas aportadas a Bagnasco por Vidal Durand son los dos manuscritos
preparados en IBM Argentina a modo de guión para las gestiones
que los principales ejecutivos de la empresa harían ante el gobierno.
Elio Catania, ex gerente general de IBM Italia, responsable de IBM regional
en reemplazo del brasilero Robelí Libero, bajó a Buenos
Aires. Wilmer Gueiçamburu, el hombre al que IBM había recurrido
para sustituir al renunciado Martorana, obligándolo
a abandonar su plácido retiro de Boca Ratón, se había
reunido poco antes con Carlos Menem, Alberto Kohan y Domingo Cavallo para
una maniobra de pressing: si sigue la persecución
judicial, IBM se va del país. Gueicamburu, visiblemente superado
por los acontecimientos, no obtuvo los resultados esperados. Catania llegó
a reforzarlo.
Los borradores del menú confeccionado para dar letra
a los directivos son francamente sorprendentes. El primero esboza los
objetivos: no existieron sobreprecios, hay pícaros
en todos lados, no hay violación de los deberes de
funcionario público, debemos proveerle al presidente
(Menem) de una solución. Y lo fundamental: mantener
la decisión de bloquear a la oposición en las cámaras.
El capitulo dedicado al mensaje a desplegar según el
redactor de la minuta era que los adversarios del modelo han instalado
en la opinión pública el concepto de corrupción.
Ese intento, sostenía, debe ser desarticulado porque
responde a intereses políticos/comerciales que buscan un
gran escándalo. Y alertaba al presidente con un futuro efecto
dominó: una vez instalado el tema del cohecho en un contrato
es muy difícil de parar en todos los otros (¡Ojo!).
No era el único cuco con el que IBM pensaba presentarse a las audiencias.
Agregaba: Todo se complicaría en forma por demás severa
si se demuestra que: Ha habido dineros que provinieron del contrato
y que habiéndose entregado a proveedores tuvieron como destino
a funcionarios públicos. El parlamento preparado también
incluía la formulación derecomendaciones. Para la
imagen del gobierno y de IBM el tema habría que circunscribirlo
al precio y la calidad de los servicios contratados (sacarlo del cohecho).
Se puede dejarlo a nivel de fraude (muy difícil de
probar). Los jefes ibemeístas no debían ahorrarse
tampoco los señalamientos. Los denunciantes, enemigos del
modelo tenían nombre y apellido: La suspicacia y la
denuncia no tiene (sic) límites (FREPASO). Mienten. Exageran.
Después de las consideraciones amables vendrían los ofrecimientos
y los velados aprietes: colaborar con el proyecto de tener
a Argentina como sede de las Olimpíadas 96/2004; recordar
que había sido la primera empresa internacional en aportar al Bono
Solidario y, por fin, Países donde nos retiramos y
no volvimos (Cuba) .
La segunda minuta de sugerencias (escrita con una letra diferente), incluía
más seducciones: Acompañar nuevas inversiones en el
país, reuniones ejecutivas para apoyarlo (a Menem)
con nuestra visión del mundo, invitarlo (a Menem) a
USA y ofrecer apoyo a la postulación de los Juegos
Olímpicos 2004 (mencionar nuestro rol). El rol
alude, por supuesto, a que IBM es sponsor oficial de los Juegos.
La intervención de toda la cadena técnica en la elaboración
del esquema de trabajo que se puso en práctica para el llamado
Proyecto Centenario quedó reflejada en la carta de direccionamiento
donde IBM autoriza que se contrate en forma directa a la empresa
CCR como proveedor para el Requerimiento de Servicios en el cliente Banco
de la Nación Argentina (...) dado que dicha empresa es el proveedor
local con know how necesario para customizar las aplicaciones a instalar
y es quien mejor conoce las aplicaciones actualmente instaladas en el
Banco, como también los requerimientos del mismo por haber participado
en la etapa de definición.
La inclusión de CCR, así como las de Consad (ambas vinculadas
a los hermanos Juan Carlos y Marcelo Cattáneo, el primero de ellos
estrecho colaborador de Alberto Kohan), Hogan Systems, Availability, Latin
Trade, Impsat e Itron subió, a partir del 17 de febrero de 1994,
de la oficina del gerente de comercialización Héctor Neira
a la José Salamanca, de allí a la de Oscar SantAmbrosio,
luego a la de Juan Carlos Martínez para recalar el 15 de marzo
en el área de Gustavo Soriani. En todas esas escalas el proyecto
fue aprobado. Es más, SantAmbrosio le indica a Martínez:
Si vos también lo estás (de acuerdo), por favor recabá
la aprobación de Soriani. Más claro, agua. La línea
gerencial entera había dado su aprobación a las empresas
coparticipantes del negocio. Esos mismos gerentes fueron los que participaron
de la reunión de monitoreo de la operación que se realizó
con la presencia de Steve Lew, el chino, enviado para ello
desde Estados Unidos.
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