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EL MERCOSUR DIJOI QUE SI HAY LENTITUD LA CULPA ES AJENA
En vez de Chile, el blanco es EE.UU.

La cumbre de Florianópolis terminó con una idea común: Chile emprendió su camino propio pero el resto centró sus críticas en la falta de una vía rápida desde los Estados Unidos. Las metas comunes son, para Cardoso, �un pequeño Maastricht�.
Los protagonistas de la Cumbre: los presidentes del Mercosur, junto a los de Chile, Bolivia y Sudáfrica. Avances y retrocesos de un bloque que no logra consolidar una misma idea estratégica.

Las diferencias con Chile tras el acuerdo de libre comercio entre el país trasandino y Estados Unidos tiñeron el cierre de la cumbre de presidentes del Mercosur en Florianópolis, Brasil. La declaración de clausura ratifica “la firme voluntad” de relanzar el bloque, pero elude formular una invitación a Chile a reanudar el proceso de adhesión plena al acuerdo regional. “Mientras no haya convergencia arancelaria, nos reservamos el derecho de negociar con terceros países”, fue la explicación repetida por la delegación chilena. En tanto, el bloque Mercosur acordó bajar en medio punto la tasa de estadística que cobra sobre las importaciones, que para los años 2001 y 2002 quedó fijada en el 2,5 por ciento. Esta resolución no logró conformar a todos.
“El ingreso pleno al Mercosur es un proyecto estratégico para Chile, pero tenemos que encarar el proceso con realismo”, expresó Ricardo Lagos, presidente del país trasandino. Brasil adoptó la posición más dura frente a la decisión chilena, en tanto Argentina mantuvo una actitud más contemplativa. “Ojalá que puedan abrir las puertas (de Estados Unidos), porque de esa forma nos vamos a beneficiar todos”, expresó el primer mandatario brasileño, Fernando Henrique Cardoso, con cierto tono irónico, en presencia de Lagos. El presidente chileno eligió el tono diplomático para responderle. “Abrimos negociaciones con los Estados Unidos, pero no para participar del NAFTA, porque nuestro interés sigue siendo pertenecer al Mercosur”, expresó.
Lagos también se ocupó de subrayar la importancia del acuerdo macroeconómico suscripto en esta cumbre, uno de las principales condiciones que puso Chile desde su asunción como presidente para su integración plena al Mercosur. “No pensábamos que íbamos a tener en tan breve plazo un acuerdo de convergencia de políticas macroeconómicas como la que suscribieron los presidentes”, e inmediatamente se preguntó, “¿qué es más importante, aranceles iguales para todos o países que como resultado de políticas económicas (diferentes) tienen que tener devaluaciones grandes?”.
El otro punto que generó roces entre las delegaciones brasileña y chilena fue el de la fecha de puesta en marcha del Area de Libre Comercio para las Américas (ALCA). Chile quiere adelantarla para 2003, Brasil se remitió a la fecha inicialmente propuesta por Estados Unidos, el 2005, y el canciller argentino, Adalberto Rodríguez Giavarini, había sostenido el jueves que “están dadas las condiciones técnicas para adelantarlo al 2004, pero todo dependerá de una decisión política”.
Jorge Battle, presidente de Uruguay, terció en el debate, reclamando que el Mercosur “tiene que poner todas las cartas sobre la mesa”, definiendo la conveniencia o no de adelantar el plazo de negociación del ALCA. El presidente argentino, Fernando de la Rúa, expresó al llegar a Florianópolis que la puesta en marcha del ALCA recién tendría lugar en 2005. “Los documentos que hemos firmado dicen eso y yo lo ratifico”, señaló.
Cardoso buscó distender el clima destacando que, más allá de las fechas, no es el Mercosur el que pone dificultades en las negociaciones, sino Estados Unidos, que es quien “tiene que demostrar la voluntad política” de querer avanzar, abriendo sus mercados altamente protegidos. En ese mismo sentido, dijo que el presidente electo, George Bush, deberá obtener el fast track (delegación de facultades del Congreso al Ejecutivo para negociar en forma rápida) para que el ALCA pueda convertirse en una realidad.
El ministro de Relaciones Exteriores de Brasil, Luiz Felipe Lampreia, destacó como uno de los logros más importantes del último semestre el acuerdo para fijar una serie de metas económicas comunes, con vistas a la convergencia macroeconómica en el bloque. La coincidencia alcanzada el miércoles fue descripta por Cardoso como un “pequeño Maastricht”, aludiendo al acuerdo de convergencia europea. En lo que respecta al Arancel Exterior Común, los presidentes acordaron rebajar en medio puntola tasa estadística a partir del 1º de enero próximo, lo que no satisfizo al uruguayo Jorge Batlle, para quien esa medida es “peor que no haber rebajado nada”.
Los presidentes también ratificaron el acuerdo marco para crear un mercado de libre comercio entre el Mercosur y Sudáfrica, así como una declaración de defensa a los 200 millones de consumidores del bloque, quienes, tras una decisión adoptada en Florianópolis, podrán viajar por el bloque sin necesidad de visado.

 

Moneda única en el camino

El presidente Fernando de la Rúa volvió a colocar a la moneda común del Mercosur como un objetivo central del acuerdo regional. Tras destacar la “importancia” de los acuerdos alcanzados por los ministros de Economía en relación con el establecimiento de metas comunes en materia de inflación, deuda y déficit fiscal, subrayó que se trataba de “un camino fundamental para tener en el futuro una moneda común, un objetivo que está en el origen del Mercosur, cuando los presidentes (Raúl) Alfonsín y (José) Sarney firmaron los primeros acuerdos”. El mensaje también estuvo destinado al frente interno y no sólo al bloque regional, ya que en Argentina han vuelto a aparecer en las últimas semanas las propuestas que impulsan la dolarización de la economía. Incluso, en boca del presidente del Banco Central, Pedro Pou, que consiguió en la última etapa del gobierno menemista autonomía y estabilidad en el cargo, a pesar del cambio de gobierno y su clara identificación con el bloque de la derecha financiera que sostenía al anterior gobierno.

Un acuerdo con tres ruedas

Los ministros de Economía de Argentina, Brasil y Uruguay firmaron en Florianópolis el acuerdo automotor que entrará en vigencia a partir del 1º de enero del 2001, mientras que Paraguay tendrá seis meses más para definir su incorporación, informó el secretario de Política Industrial de Brasil, Alcides Tapia. El texto de la nueva política automotriz común muestra que se recogieron todas las cláusulas fijadas en la anterior cumbre de Buenos Aires. En esencia, el acuerdo fija un arancel para la importación de autos de extrazona del 35 por ciento y una composición regional de partes del 60 por ciento, con la particularidad de que Argentina deberá fabricar localmente la mitad de esos componentes. La inclusión de Uruguay fue posible gracias a la incorporación de un mecanismo de cupos de autos terminados o autopiezas, que ese país podrá vender a Argentina y Brasil, que alcanzará en total un valor de unos 60 millones de dólares anuales. Alcides Tapias informó que Paraguay adhirió una vez que los documentos firmados contemplaron la posibilidad de que ese país reciba y monte industrias de autopartes o montadoras de vehículos. El otro punto sustancial del acuerdo es la creación de un Comité Automotor, organismo que tendrá a su cargo la vigilancia del cumplimiento del régimen y la negociación con Paraguay para su incorporación al régimen antes de junio.

 

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