Por Pablo Rodríguez
El conflicto palestino-israelí
parece un círculo vicioso. La rueda que echó a andar el
28 de setiembre, cuando el líder derechista Ariel Sharon visitó
la Explanada de las Mezquitas desencadenando la reacción palestina,
no sólo no se detiene sino que se obstina en pasar por los mismos
lugares. La violencia: ayer murieron cinco palestinos en Cisjordania y
Gaza. Las negociaciones de paz: ayer se reunieron el líder palestino
Yasser Arafat y el canciller interino israelí, Shlomo Ben Ami.
La intercesión del amigo americano: la Casa Blanca dijo que podría
haber una reunión israelopalestina en Washington la semana próxima.
La radicalización de la opinión pública israelí:
una encuesta publicada ayer por el diario Maariv le da al derechista Benjamin
Netanyahu, que declaró muertos a los Acuerdos de Oslo,
más de 20 puntos de ventaja respecto del actual premier Ehud Barak
en las encuestas para los próximos comicios. Y se supo que el laborista
Shimon Peres quizás se candidatee, perjudicando a Barak.
Los seis palestinos que murieron en cuatro tiroteos separados en Cisjordania
y la franja de Gaza elevaron la cifra de muertos en dos meses
y medio a 325 personas, en su gran mayoría palestinos. En Jerusalén,
policías israelíes respondieron con balas recubiertas de
goma a un grupo de palestinos que los atacó a pedradas en la antigua
Ciudad Santa. El Ejército israelí informó que mató
a un palestino cuando éste trató de apuñalar a un
trabajador israelí en una zona industrial de la frontera Israel-Gaza.
Funcionarios de seguridad palestinos dijeron que soldados israelíes
ultimaron a balazos a tres palestinos en la población cisjordana
de Burin y a otro palestino cerca de Ramalá.
La enumeración de estos enfrentamientos cotidianos convierten a
las regulares conversaciones entre la Autoridad Nacional Palestina (ANP)
y el moribundo gobierno israelí en poco más que un saludo
a la bandera. Ya sea directamente o con la mediación de otros países,
los funcionarios más cercanos a Barak y a Arafat se han reunido
una docena de veces desde que ambas partes se comprometieran, sin éxito,
a poner fin a la violencia en octubre en la localidad egipcia de Sharm
el Sheij. En Gaza, Ben Ami y Arafat discutieron durante cuatro horas;
el israelí salió diciendo que hasta se habló del
status final de Jerusalén y uno de los asesores más cercanos
de Arafat, Nabil Abu Rudeina, dijo que sólo se habló de
cómo frenar la violencia, nunca de cómo puede reanudarse
el proceso de paz.
La Casa Blanca del presidente Bill Clinton también está
subida a esta rueda de negociaciones que gira en falso sobre un clima
cada vez más pesado. El portavoz del Departamento de Estado, Richard
Boucher, declaró que estamos explorando la posibilidad de
tener en Washington conversaciones directas con los negociadores de las
dos partes, algo que ya ocurrió hace un mes y medio. La Administración
Clinton quiere a toda costa reavivar las negociaciones luego del fracaso
de sus gestiones en Sharm el Sheij. Pero los que negocian no tienen lo
que se llama fuerza: a Clinton le queda poco más de
un mes en el poder, Barak ya renunció y sólo continúa
formalmente y a Arafat se le hace cada vez más complicado subsumir
a su pueblo, una vez más, a otro proceso de negociación
donde no ve nada a cambio. Quizás Barak piense que un acuerdo podría
aumentar sus chances frente a Netanyahu. O, quizás, tanto Barak
como Arafat consideren urgente negociar ante la poca expectativa de mediación
que plantea una nueva Casa Blanca con George Bush Jr.
En todo caso, el río está demasiado revuelto y el pescador
Netanyahu se regocija con señalarlo. Es inconcebible que
un gobierno minoritario que se apoya en menos de un cuarto de la Knesset
(Parlamento) pueda comprometerse a nombre del pueblo de Israel,
dijo en una entrevista con el diario Yediot Aharonot. Luego, el que fuera
premier entre 1996 y 1999 sentenció que los acuerdos de Oslo
murieron y están enterrados y su promesa de campaña
electoral no es muy alentadora para la paz. Si elrégimen
de Arafat continúa su guerra contra Israel, debe saber que provocaremos
su caída atacando sus intereses económicos y
políticos.
Así las cosas, la situación en Medio Oriente es crítica.
Pero si se la compara con lo que parece que vendrá, quizás
sea un jardín de rosas.
Papá Noel se encuentra
con el Papa
El líder del neonazi Partido de la Libertad austríaco,
Joerg Haider, llegó ayer a Roma y hoy será recibido
por el papa Juan Pablo II. El motivo es el que se ve en la foto:
ese árbol de Navidad, frente a la Basílica de San
Pedro, fue obsequiado por Haider a Su Santidad. Y Su Santidad no
tuvo mejor idea que recibir a tan generosa persona. Pero resulta
que esta generosa persona levantó un revuelo en Italia. Cuando
le preguntaron por las diferencias de opiniones entre Juan Pablo
II y él respecto de la inmigración, Haider respondió
que el Papa debe ocuparse del mundo entero y yo sólo
de un país. El gobernador del estado austríaco
de Carintia había calificado la política italiana
sobre la inmigración como permisiva, lo que terminó
en una protesta formal del premier italiano Giuliano Amato.
El repudio a la visita de Haider empezó ayer con una marcha
con antorchas hasta la Colina del Capitolio que convocó a
3 mil personas, incluidas decenas de políticos del gobierno
de centroizquierda, personalidades sindicales y representantes de
organizaciones judías. Para hoy, comerciantes judíos
de Roma apagarán las luces de sus tiendas, según anunció
Leone Paserman, presidente de la Comunidad Judía de Roma.
Habrá también numerosas manifestaciones organizadas
por movimientos de izquierda y estudiantiles. Cientos de agentes
de policía ya tomaron posición alrededor de la Plaza
San Pedro. Ya inspeccionaron además todos los coches y las
papeleras de la zona en busca de objetos sospechosos. A Haider lo
vigilan unos 20 hombres por todo Roma. Lo que se dice, una visita
irritante.
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ACTO
DE REPUDIO A ETA EN ESPAÑA
La costumbre de marchar
La escena es la
misma, lo que cambia son los escenarios. La organización separatista
vasca ETA había matado anteayer al concejal del Partido Popular
(PP) de la localidad catalana de Terrasa, Francisco Cano, en el marco
de una ofensiva que se carga muertos en varias regiones de España.
Y ayer las calles de esta localidad estuvieron repletas por 150.000 personas
con la tradicional consigna ETA no. Al frente de la manifestación
estuvieron el presidente del gobierno español, José María
Aznar, el presidente del gobierno autónomo catalán, Jordi
Pujol, y el secretario general de Partido Socialista Obrero Español
(PSOE), José Luis Rodríguez Zapatero. Aznar admitió
que este asesinato puede haber sido la respuesta de ETA contra el pacto
antiterrorista firmado por el PP y el PSOE.
Lo importante es que ETA es una organización que tiene como
objeto fundamental asesinar, y lo hace cuando puede. El pacto antiterrorista
es un acuerdo abierto a todos, salvo a los que pretendan usar la violencia
para lograr supuestos objetivos o a los que se doblegan al chantaje terrorista
para concederles los objetivos que dicen perseguir, declaró
ayer Aznar. Por su parte, Rodríguez expresó que ETA
mata cuando puede. Hemos tenido unos meses pasados muy duros y no había
pacto. Lo que sí sé es que hoy estamos más fuertes
para luchar contra el terrorismo y en defensa de la libertad que hace
una semana.
El pacto del PP y el PSOE intenta presionar al Partido Nacionalista Vasco
(PNV) para que rompa sus lazos, que aún no están rotos del
todo, con el brazo político de ETA, Euskal Herritarrok. El líder
del PNV, Xabier Arzalluz, respondió que por su parte no pedirá
a ETA que se disuelva mientras tenga un preso en la cárcel. Aznar
reaccionó duramente ayer a esta afirmación: Me resulta
muy difícil aguantar cuando oigo algunas cosas. Ayer mismo Savater
recordaba que hubo una amnistía en la que incluso los responsables
de asesinatos salieron a la calle.
En otro orden de cosas, ayer se conoció el Euskobarómetro,
el sondeo que realiza periódicamente el Departamento de Ciencia
Política de la Universidad del País Vasco (UPV), correspondiente
al mes pasado. El 71 por ciento de los vascos considera negativa la actuación
del lehendakari (presidente del gobierno vasco) Juan José Ibarretxe
en la lucha contra los actos violentos de las juventudes pro ETA. Pero
los vascos también cargan contra Aznar: para algo más de
la mitad de los vascos (54 por ciento), la labor de Aznar al frente del
Ejecutivo está siendo negativa, frente a un 24 por ciento que la
considera positiva y casi una quinta parte que se sitúa en una
posición neutra.
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