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EL LICENCIADO ALVAREZ ATACA OTRA VEZ
Profeta blindado

Al romper el silencio de radio (y televisión) en cuanto se acordó el blindaje financiero, el licenciado Alvarez inició la campaña electoral 2001. Al mismo tiempo Rückauf desconectó todos los micrófonos, luego de la publicación de una biografía que precipitó la salida del gobierno bonaerense de su mujer e hijo. Ambos coquetean con el único experto en desencadenar catástrofes y aprovecharlas, Domingo Cavallo. Según Cafiero, si se trata de permanecer en la Alianza no son admisibles las especulaciones personales y Alvarez deberá ser candidato.

Alvarez: �Para romper con la Alianza no hubiéramos planteado las boludeces que pusimos allá, sino llenar de impuestos al sector financiero o no pagar la deuda externa�.

Por Horacio Verbitsky

La reaparición pública del licenciado Carlos Alvarez marca el comienzo de la campaña electoral para los decisivos comicios de renovación total del Senado en 2001. No por casualidad la única voz que se alzó para encomiar sus propuestas fue la del gobernador de Buenos Aires, Carlos Rückauf, otro probable candidato a la presidencia en el remoto 2003. Ninguno de ellos descarta una hecatombe que adelante ese horizonte. La diferencia es que, acosado por sus crecientes dificultades de gestión, Rückauf desea provocar tal conmoción pero no puede, mientras que Alvarez es capaz de producirla en contra de su voluntad. Ambos coquetean con el único experto con aptitud para desencadenar catástrofes y además aprovecharlas: Domingo Felipe Cavallo. Las necesidades de los dos últimos vicepresidentes los aproximan: Rückauf es el opositor obligado a mantener la convivencia con el gobierno nacional y Alvarez el oficialista en busca de matices de diferenciación. Si algo no puede negarse a los dos ex compañeros de la demominada renovación peronista es sentido de la oportunidad.

No tanta risa

Rückauf desconectó todos los micrófonos luego de la aparición de su biografía escrita por Hernán López Echagüe. En la última semana suspendió dos conferencias de prensa ante la primera pregunta sobre aspectos del libro, que narra sus relaciones con los ex dictadores Jorge Videla y Emilio Massera y con el hombre de negocios más que dudosos Alfredo Yabrán. Las inopinadas renuncias de su esposa, Marisa Zapatero, y de su hijo Carlos Germán, quienes manejaban dos de los mayores presupuestos de la provincia de Buenos Aires, también se atribuyen a algunas páginas no políticas del libro y a la recepción de un fax, en el lugar y el momento inadecuados. La jueza Zapatero ni siquiera asistió a la ceremonia de despedida y asunción de su sucesora en el cargo y el diario platense “Hoy” bautizó Zulemito al hijo de la pareja, por su apego a los denominados códigos familiares. La credibilidad de la versión oficial, según la cual Rückauf habría decidido aliviar su administración de parientes es inversamente proporcional a la cercanía de los despachos y habitaciones del gobernador.

El fin del silencio

Del mismo modo, Alvarez se mordió la lengua durante los dos meses que siguieron a su alejamiento del gobierno. Recién dio por terminado su silencio de radio (y televisión) cuando supo que el rescate financiero acordado con los organismos internacionales de supervisión y control estaba asegurado. El próximo temblor ya no podrá ser atribuido a su renuncia, cree el Profeta Blindado. Esto no contribuye a aumentar su popularidad en la Casa Rosada y vecindades, donde su regreso a la vida política provoca sentimientos ambivalentes. Alivio al imaginar que llegan refuerzos para cargar el pesado madero del poder; cierto rencor ante quien vuelve con la actitud de que la fiesta empieza cuando él llega, una vez que otros han aportado la bebida y la música. Y también dudas sobre los propósitos de Alvarez, quien no esperó al anunciado encuentro con el presidente Fernando De la Rúa para difundir su pliego de condiciones. La versión frepasista más inocente sostiene que Alvarez se propuso promover el debate público como reaseguro para que no le pasara como en los primeros meses, cuando en la intimidad del gobierno comunicaba su preocupación y entre Machinea, Adalberto Rodríguez Giavarini, Ricardo López Murphy y Juan Llach, “le llenaban la jeta de argumentos”, según la vívida descripción de otro ex peronista que lo siguió en el primer éxodo.Hasta ahora sólo el presidente conoce esos borradores. Su ministra Patricia Bullrich le pidió una copia pero el presidente se la negó.

Pascua

Nada de ello alcanza para disimular que Alvarez no escribió un programa de gobierno sino apenas un bosquejo de discurso proselitista, con algunos típicos de repercusión fácil, como el shock de crecimiento, la centralización de los planes sociales o el ajuste de la política. Ahora deberá confrontar con una pregunta obvia: ¿por qué no los llevó a la práctica antes del 6 de octubre? El fundador de la ONG “Movimiento de Participación Ciudadana Para Una Nueva Política” parece haber quedado a salvo de la comparación con Raúl Alfonsín, pero no con José Octavio Bordón, quien también abandonó el terreno ante la primera dificultad.
Del plenario del viernes fueron excluidos con pretextos organizativos la docena de disidentes que, sumados a los ex aliados socialistas, ya dividieron en mitades al bloque de diputados nacionales. Ninguno de ellos integra la Mesa Federal del Frente Grande (formada por la Mesa Nacional y los presidentes de distrito) ni llegarán a la campaña con los estandartes de la Alianza. De ese modo Alvarez tuvo más comodidad para formular un discurso crítico pero oficialista, en el que la pertenencia a la Alianza no sería una decisión sino una fatalidad. Dijo que había intentado diferenciarse, para comprobar que no hay forma de desprenderse del destino del gobierno. “Las puteadas y los halagos son iguales, estando en la vicepresidencia o afuera”. Aunque los diputados disidentes no estuvieron, Alvarez se dirigió a las bases que representan. Les advirtió que no había otro lugar que la Alianza, ya que con un abanico muy amplio de posiciones y varios candidatos instalados, el PJ cubre todo el espacio opositor disponible.
El catálogo de obviedades que Alvarez propinó ante cámaras y micrófonos contiene, sin embargo, algunos puntos de relevancia política: su afirmación de que el blindaje sólo permite ganar tiempo y su insistencia en el enojo de la sociedad con el gobierno, del cual Alvarez no se siente responsable. Una cuestión adicional es discernir en qué panorama social imagina su futuro político. Otra, determinar cuánto tiempo se ganará con el convenio a firmar mañana con el Fondo Monetario Internacional. Un colaborador de José Luis Machinea que no ha perdido el sentido del humor cuenta que el equipo económico ha sido rebautizado Pascua, porque no se sabe si cae en marzo o abril. No es una estimación caprichosa. En ese plazo se apreciará si se produce la reactivación esperada, en cuyo caso la Argentina podrá volver al mercado internacional de capitales, luego de haber consumido unos siete mil millones de dólares de los fondos contingentes pactados. Si la depresión se prolonga, deberá desprenderse de nuevas planchas del blindaje para seguir cumpliendo con los pagos de la deuda pública (que algunos por ignorancia y otros por conveniencia mencionan como deuda externa) o pagar tasas destructivas de cualquier economía, como el 16 por ciento anual de la última colocación previa al comienzo de la negociación con el FMI.

Con amigos así

Ese es el entendimiento que subyace en la ambigüedad del licenciado Alvarez respecto del acercamiento de Cavallo al gobierno. Durante la reunión con lo que le va quedando de su fuerza, Alvarez desmintió la hipótesis de que estuviera a la búsqueda de coartada para un segundo portazo, esta vez de la Alianza. Según uno de sus más íntimos colaboradores lo dijo con esta frase sorprendente: “Para eso no hubiéramos planteado las boludeces que pusimos allí, sino llenar de impuestos al sector financiero o no pagar la deuda externa”. Con la intención de explicar una táctica, en 25 palabras Alvarez lapidó al gobierno y a sus propias propuestas.
Dijo que “pese a todo no caen las tasas de riesgo ni de interés, mientras el humor popular sigue envenenado y no hay señales fuertes de ruptura del modelo menemista en ningún área”. Explicó que si no se modifica a corto plazo el panorama económico-social “estamos en serio problemas y no sólo electorales, porque el escenario social va a ser caótico”. Con seis meses de retraso llegó a la misma conclusión que la diputada radical Elisa Carrió, aunque sus concepciones sobre la salida no coinciden. Alvarez agregó que su crítica a Machinea no obedecía a ninguna animosidad sino a los “límites objetivos en su capacidad de encabezar y promover el shock de crecimiento” que define como imprescindible. En la única autocrítica de toda su alocución dijo que por incapacidad de producir una línea programática propia en lo económico, “compramos llave en mano” a Machinea, por sus antecedentes como asesor de la UIA y “terminó haciendo lo mismo que Ricardo López Murphy. Se suponía que era lo más cercano a nuestro pensamiento y nos compramos un ortodoxo absoluto y para colmo poco serio”.
Machinea llegó a ministro de Economía porque era el único candidato capaz de contener a las dos fuerzas políticas que integraron la Alianza, y permaneció hasta ahora por la falta de un reemplazante. Por default, con perdón de la palabra. En la hipótesis del desdoblamiento del ministerio, que De la Rúa concentró hace apenas dos meses, Alvarez piensa que Machinea debería quedarse a guardar el orden de las cuentas pero que otro ministro debería encargarse de estimular la producción. Ha llegado a decir que piensa para ello en Chrystian Colombo, pero no en quién lo reemplazaría al frente del gabinete. Sólo afirma que no será él quien lo haga.

Los bonaerenses

Nadie fue más explícito que Juan Pablo Cafiero en la impugnación a esa estrategia de preservación personal de Alvarez. Sobre el final de las siete horas de plenario señaló la falta de profundidad de su propuesta y la insuficiencia del documento discutido para marcar los déficits del gobierno. Si hay un proceso de relanzamiento, el Frepaso tiene que jugar todas las cartas, tanto en materia de propuestas como de candidaturas, añadió. “En consecuencia no se debe descartar que quienes renunciaron anticipadamente y significan algo para la sociedad deban ser candidatos en 2001”, dijo. Los representantes provinciales, quejosos por la falta de respuesta para los problemas productivos y sociales, y para quienes la ingeniería de un cambio de gabinete es percibida como más burocracia, asintieron. “Nos piden que juguemos con todo el cuerpo en la Alianza, que votemos las leyes, que hagamos un esfuerzo. Entonces no puede haber especulaciones personales para el 2003, corriéndose del 2001”, comentó uno de ellos.
El otro momento crítico lo marcó el senador bonaerense Eduardo Sigal. Alvarez había dicho que los niveles de sospecha sobre el financiamiento del sistema político impedían controlar a la desbocada policía provincial, “porque en esas condiciones el comisario que también está en el financiamiento espurio no va a escuchar ni obedecer una orden de la política”. Sigal replicó que se había hecho un gran esfuerzo tanto por transparentar el financiamiento como por ejercer el control sobre la policía. “Lo que nadie dijo fue que se llegó a esa situación porque De la Rúa y Alvarez reclamaron que los legisladores de la Alianza aprobaran todas las leyes que han devuelto poderes extraordinarios a una policía que hace lo que quiere. Estos dirigentes no tienen un discurso firme. Cuando viene la ola de preocupación por la inseguridad impulsada por Rückauf, dicen que hay que acompañar. Cuando bajan algo las aguas, le reprochan a los legisladores que no controlan a la policía”, comentó luego de lareunión uno de los asistentes. Pese a su insistencia en la “calidad institucional”, la inconsistencia del razonamiento de Alvarez en este punto no es menor que en materia económico social. Pese a la corrupción política que hubo durante la gobernación de Eduardo Duhalde nunca se ejerció mayor control sobre la policía que en el año y medio de gestión de Carlos Arslanián.

Aquellos ojos celestes

Las palabras del discurso alvarezista dicen que si la Alianza no es capaz de crear un shock de confianza que, en negociación con los mercados, reactive la economía y expanda las expectativas, serán los mercados los que terminen imponiendo el regreso del ex superministro menemista. Pero la melodía que las acompaña deja entender que el ex vicepresidente ve sin repugnancia la proximidad de Cavallo, a quien moteja de heterodoxo. La semana pasada, cuando los disidentes preguntaron por aquellos ojos celestes, la única respuesta fue el silencio. El viernes dijo que era “un vendedor de ilusiones”, frase suave para caracterizar a quien durante una presidencia y media litigó con Menem por la paternidad del modelo. Además dejó flotando en completa ambigüedad si el tráfico de ilusiones le parecía inadmisible o atractivo. Nadie olvida el escenario de 1991, cuando en medio de un rebrote inflacionario y de la primer gran crisis política del anterior gobierno por un caso de corrupción, Cavallo se mudó de la Cancillería al ministerio de Economía y con el yeso de la convertibilidad inmovilizó las fracturas que postraban al menemismo y le permitió salir indemne de su primer test electoral. En vísperas de una prueba equivalente, la tentación es obvia. La mayor inhibición presidencial para semejante movida es el temor a una respuesta estrepitosa del radicalismo, un partido de arraigada tradición horizontal conducido además por un contradictor enconado de Cavallo. Sólo si Alvarez dijera en forma abierta que ése es su candidato, De la Rúa se respaldaría en tal opinión para hacer cara a su partido. Pero ante preguntas específicas Alvarez respondió que a los ministros los designa el presidente. A ambos les tienta, pero cada uno quiere que la responsabilidad la asuma el otro. La comunicación entre ellos no parece hoy menos equívoca que antes del 6 de octubre y la oportunidad de Cavallo sigue ligada a la eventualidad del cataclismo.

Ventajas comparativas

Una especulación similar a la de Alvarez anima a Rückauf, quien también piensa en Cavallo como fuerza impulsora de sus aspiraciones personales. Cada uno tiene al respecto sus ventajas comparativas. El gobernador de Buenos Aires ya se unió con Cavallo contra la Alianza en las elecciones de 1999, su vicegobernador Felipe Solá venera al ex ministro y al frente del Banco provincial se desempeña el ex secretario de Hacienda Ricardo Gutiérrez, un cavallista de la primera hora. Pero fue Alvarez quien coincidió con Cavallo en la denuncia de la banda de lavadores de dinero que copó el gobierno de Menem y Rückauf. En contraste con el arcaico Rückauf, Alvarez luce como un político moderno, cuya presencia en la foto junto a Cavallo desconcertará menos al Wall Street Journal. El entendimiento con el Frepaso es un proyecto que Cavallo abriga desde hace m.s de un lustro.

Volver a crecer

La insistencia de Alvarez en el crecimiento, sin referencia alguna a la distribución, ratifica su compromiso con el modelo económico de concentración y exclusión que este año ha cumplido 25 años, a lo largo de gobiernos militares y civiles, radicales, peronistas y de coalición. El incremento de la desocupación y de la subocupación en el primer año de gobierno de la Alianza sólo añade dramatismo a la situación. La idea deque el crecimiento macroeconómico bastaría para revertir ese cuadro es refutada por la experiencia de los años de Menem & Cavallo. Si en los períodos de retroceso macroeconómico la situación de empleo se agravó, lo contrario no es cierto.
En la última década el desempleo se ha convertido en una cuestión estructural. Contra lo que afirmaba la doctrina reaganista del derrame, en los períodos de crecimiento macroeconómico el desempleo bajó apenas al 12 por ciento pero al mismo tiempo se expandió la precariedad. Las nuevas ocupaciones creadas fueron de baja calificación y nivel de ingresos cada vez más reducido. En consecuencia, aumentaron el subempleo y el sobreempleo y la pobreza creció de modo sostenido. Cuando la actividad económica cayó, la precariedad se mantuvo, el desempleo subió de manera significativa y la pobreza se expandió en línea con la tasa de desocupación. Esto explica que la tasa de desempleo se haya mantenido idéntica durante largos períodos pese al simultáneo crecimiento del PIB y que a igual nivel de desempleo le corresponda un mayor nivel de pobreza. La ineludible conclusión es que los saltos atrás que ocurren en los momentos de recesión deben entenderse como estructurales. En la próxima fase de crecimiento económico, la pobreza no se reducirá y hasta puede seguir creciendo, sólo que más lentamente. Este es un callejón del que los papeles del licenciado Alvarez no proponen salida alguna.
Si la economía se allanara esta vez a las predicciones de Machinea y creciera a un 4 por ciento anual acumulativo, la tasa de desocupación no se movería un décimo en toda la década, aun suponiendo las condiciones más optimistas de aumento de la Población Económicamente Activa y de Elasticidad Empleo/Producto (es decir cuántos puntos porcentuales mejora el empleo por cada 1 por ciento de incremento del PIB). Esto implica que en lugar de los dos millones de desocupados de hoy, en 2010 habría dos millones y medio, como se refleja en el cuadro. Por supuesto hay escenarios mucho peores, que no se reproducen en atención al sufrido lector que ha llegado hasta aquí.
La concentración económica, la distribución regresiva del ingreso y la desindustrialización inherentes al esquema que Alvarez no pone en cuestión, aniquilan cualquier perspectiva para el trabajo en la Argentina y amenazan en forma creciente al sistema democrático, cada vez más inclinado a ofrecer respuestas represivas. Sin políticas activas dirigidasen forma deliberada a redistribuir el ingreso, regular el proceso de concentración, limitar el ingreso de productos importados y la salida del excedente al exterior, el debate sobre crecimiento o recesión que intenta instalar Alvarez es estéril e incapaz de modificar la abrumadora problemática social. Entre los proyectos que el Poder Ejecutivo acaba de remitir al Congreso para su tratamiento en el período de sesiones extraordinarias figura la autorización a la Policía Federal para interrogar a las personas en el momento de su detención y para practicar requisas, en ambos casos sin intervención ni orden judicial. Una prueba acerca de la seriedad de la inquietud de Alvarez por controlar la brutalidad y la corrupción policiales y por mejorar la calidad institucional será la actitud que los legisladores del Frepaso asuman ante estos proyectos del gobierno que han decidido seguir integrando.

 

Crisis institucional

El miércoles se pondrá en marcha en el histórico salón Unione e Benevolenza el Movimiento por la Consulta Popular, que la Central de Trabajadores Argentinos impulsa para establecer un seguro de empleo y formación de 380 pesos mensuales para los jefes y jefas de hogar desocupados y una asignación universal de 60 pesos mensuales por cada hijo de hasta 18 años. Su declarado objetivo es que ningún hogar quede por debajo de la línea de pobreza. La CTA ya entregó al Congreso medio millón de firmas reclamando la consulta popular. El documento de convocatoria señala que el dilema central de la Argentina es Democracia o Ajuste, define al desempleo como “el más poderoso factor de disciplinamento social” tal como ayer “el genocidio dictatorial o el terror hiperinflacionario”. Además, dice, el 80 por ciento de los empleos “no proveen ingresos suficientes ni corberturas sanitarias o previsionales”. Por eso, la desocupación y sus efectos son “las claves fundamentales de la dominación política, social y cultural y el cuestionamiento central a la construcción de la ciudadanía democrática”. La incapacidad de asumir y resolver esta problemática degrada a las instituciones públicas y las transforma en “apéndices de intereses privados”, lo cual explica la crisis institucional.

 

 

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