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La muerte dijo hasta la próxima

Hubo terribles episodios de violencia en el clásico Avellaneda, con decenas de heridos, y un
hincha de Deportivo
Morón muerto.

Se desencadena la represión policial contra la hinchada de Racing.
Los de la Academia, a diez del final, “fueron a buscar” a los rojos.

Por A. D. B.

El fútbol argentino volvió a sufrir un nuevo golpe. La violencia y la irracionalidad fueron protagonistas de una tarde marcada por el terror, donde la pérdida de un hincha (ver aparte) de Deportivo Morón fue el punto culminante. Pero eso no fue todo. El conflicto que se generó en el estadio de Racing entre hinchas primero, y con la policía después, determinó que el clásico ante Independiente fuera suspendido cuando faltaban diez minutos para el final. Además, en el partido que jugaron Nueva Chicago y All Boys, por la Primera B Nacional, el árbitro tuvo que detener el encuentro durante algunos minutos cuando los hinchas locales comenzaron a arrojar proyectiles al campo de juego.
Un hombre herido a puñaladas, decenas de hinchas, entre ellos niños y mujeres, alcanzados por balas de goma, y un saldo provisorio de 14 policías y 9 civiles heridos que fueron atendidos en el Hospital Fiorito fue el resultado del violento enfrentamiento entre simpatizantes de Racing y policías: dos policías y dos hinchas quedaron internados. El hincha de Racing, de 25 años, fue herido con un arma blanca, informaron luego fuentes policiales.
Los disturbios comenzaron cuando los hinchas de Racing, enfurecidos por la derrota, abandonaron la cabecera local para buscar a los de Independiente, y se ubicaron sobre un sector lateral de las populares, donde se cruzaron duramente con el personal policial. Después de un intercambio de piedras entre ambas parcialidades, cerca de treinta policías ubicados en ese sector intentaron controlar el clima disparando balas de goma y gases lacrimógenos a la gente, hiriendo a muchos que miraban el partido sin tomar parte de los incidente.
El descontrol generado en el estadio hizo que la gente destrozara algunos puestos de panchos y bebidas y buscara refugio en el sector de prensa. La violencia también alcanzó a Ariel Helueni, un periodista de Torneos y Competencias, que recibió un piedrazo mientras se encontraba en el campo de juego. Según trascendió, el herido de arma blanca habría sido atacado por un vendedor de panchos, simpatizante de Independiente.
El partido entre Racing e Independiente contó con un operativo de seguridad compuesto por 800 policías y 100 agentes de seguridad privada, que no pudieron evitar que las hinchadas ingresaran al estadio con bombas de estruendo, bengalas y banderas de clubes rivales.
De todas maneras, por la mañana ya se habían detectado irregularidades. En la madrugada, 18 hinchas de Independiente fueron detenidos mientras pegaban afiches relacionados al encuentro. Alrededor de las 11, la policía secuestró banderas y bombos a la barra brava de Racing, mientras otro sector de la hinchada local organizaba un asado previo al partido. Cerca de las 6.30 dos jóvenes fueron asesinados en un presunto ajuste de cuentas entre bandas rivales en Wilde, cerca de la villa Azul. La policía descartó que el episodio tuviera vinculaciones con el partido, a pesar de que uno sería hincha de Independiente.

 

Violencia muy repartida

En el resto de los partidos del ascenso también hubo que sufrir incidentes. Nueva Chicago-All Boys, Quilmes-Defensa y Justicia, y Deportivo Laferrere-Midland fueron los que se “llevaron” la atención de un sábado para el olvido. El árbitro José Méndez reanudó el juego en el estadio de Chicago luego de que la policía controló los desórdenes ocurridos en la tribuna visitante. Los jugadores de All Boys también contribuyeron a normalizar la situación después de retirar del terreno de juego numerosas piedras que los hinchas habían arrojado, luego de extraerlas del sector de baños de la tribuna.
Asimismo, el ministro de Seguridad bonaerense, Ramón Verón, aseguró ayer que por lo menos 20 policías resultaron heridos en los disturbios que obligaron a suspender el clásico Independiente-Racing. “Tenemos unos 20 policías heridos, uno solo de ellos con disparo de arma de fuego que no sabemos de dónde salió”, dijo el ministro, desde la cancha de Avellaneda, donde concurrió para fiscalizar el operativo de seguridad.
“Pese a la violencia no hubo consecuencias graves, teníamos expectativas de que esto podía terminal mal, atacaron a la policía con elementos contundentes que consiguieron rompiendo el estadio, agredieron con tirantes, mesadas de un baño”, enumeró Verón mientras recorría la cancha.
Verón aseguró que la desconcentración se realizó sin inconvenientes y que se vigiló que las barra bravas de ambos clubes no se cruzaran en las calles.

 

Un muerto en Brown-Morón

El cadáver de un menor aún no identificado, hincha de Deportivo Morón, permanecía ayer en el Hospital Paroissien de Isidro Casanova como testigo de la barbarie, aparentemente alcanzado por distintos impactos durante un grave enfrentamiento entre los partidarios del club del oeste y la policía. Además, otro hincha de Morón, identificado como José Luis Chamas, de 24 años, luchaba anoche por su vida en el mismo sanatorio, ya que se lo operó quirúrgicamente para recuperarlo de las heridas. Testigos que se hallaban en el lugar, también partidarios de Morón, dijeron que el herido había sido alcanzado por varios impactos de balas de goma y por otro de un arma de nueve milímetros sin orificio de salida.
El partido había sido suspendido a los 10 minutos del segundo tiempo, cuando Almirante Brown ganaba 1-0, por el árbitro Javier Ruiz, ante la gravedad de los incidentes entre la policía y la hinchada visitante. Durante el primer tiempo, el juez interrumpió momentáneamente dos veces el juego por los intentos de los visitantes de derribar el alambrado, pero el tercer encontronazo con la policía fue el más grave de todos.
Además, los jugadores de Deportivo Morón presentaron una denuncia a raíz de una agresión que sufrieron al salir del estadio de Almirante Brown cuando fueron emboscados por un centenar de hinchas locales que atacaron el micro con proyectiles y palos hasta que después de varios minutos llegó la policía.

 

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