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PRIMERA DERROTA ANTES DEL LIMITE DEL VETERANO LOCOMOTORA CASTRO
El cubano no lo dejó ni acercarse

Amplia victoria del campeón crucero del Consejo. El cubano-alemán Juan Carlos Gómez le ganó todos los rounds, lo volteó en el décimo y pararon la pelea.

Todo está a punto de terminar: Castro en el
piso y el árbitro decidido.

Por Daniel Guiñazú

La mano del milagro no llegó, el corazón no alcanzó y la hazaña no tuvo lugar. Jorge “Locomotora” Castro perdió por nocaut técnico en el 10º round ante el cubano-alemán Juan Carlos Gómez sin poder colocar, más que aisladamente, ese golpe voleado de derecha o de izquierda que, se suponía, podía franquearle el camino rumbo al título mundial de los cruceros del Consejo. Gómez dominó a voluntad, hizo lo que quiso, pegó cuanto y cuando se lo propuso y sobre el ring del Gruga Halle de Essen, en Alemania, construyó una victoria serena que el santacruceño (quien sufrió la primera derrota por fuera de combate de su dilatada campaña) nunca pudo llegar a comprometer.
Se sabía de antemano que Gómez era más joven que Castro (26 años contra 33) que le llevaba 15 centímetros de estatura (1,92 m contra 1,77 m), que boxeaba mucho mejor y que era mucho más veloz. Y la pelea salió en consecuencia. El cubano manejó la distancia con la rapidez de sus piernas y con el largo de sus brazos. Y Castro, sin juego de cintura para perforar la guardia de Gómez, muy pocas veces encontró la manera de achicar la distancia y situarse en posición de poder llegarle. Gómez siempre estuvo lo suficientemente cerca como para pegarle a Castro su izquierda en jab o en directo y su derecha en directo o en gancho y lo suficientemente lejos como para que Castro no pudiera acertarle sus voleos de zurda y de derecha.
Sólo en el tercer round, Locomotora pudo pellizcarle la barbilla a Gómez y obligarlo a cierto retroceso. Antes y después, fracasó en su intento de anticiparlo a Gómez. Y como ésa era su única estrategia, la pelea se le fue tornando cuesta arriba a Castro. Sin flexibilidad en su cintura y sin poder en sus puños, al santacruceño sólo le quedó el estoicismo como moneda de cambio. Y pasado el sexto round, ni siquiera eso. En la medida que Gómez era el único que pegaba y Castro el único que recibía, la pelea se transformó en un monólogo al que sólo faltaba ponerle el punto final porque el nombre del ganador estaba escrito con tinta indeleble.
En el intervalo del 9º al 10º asalto, el árbitro británico Larry O’ Connell quiso detener las acciones porque entendía que la pelea ya no tenía razón de ser, pero la airada oposición del rincón de Castro (sus hermanos Marcelo y Eduardo y el médico Walter Quintero) lo forzó a darle una chance más a Locomotora que ya estaba cortado en su labio inferior. Castro salió mucho más activo. Pero dos izquierdas de Gómez, una descendente y la otra imperfecta, lo hicieron retroceder contra las cuerdas, donde se dejó caer. El árbitro inició la cuenta, pero de inmediato la interrumpió y declaró que la aventura del bravo santacruceño en tierras alemanas había terminado de mala manera, la peor posible.
Le quedaron grandes el sueño y la pelea a Locomotora Castro. El voluntarismo y la necesidad de embolsar 40 mil dólares lo llevaron a aceptar una chance de visitante, en una categoría que no era la suya y ante un rival que lo superaba en todo. Apostó sólo a su corazón inagotable de peleador. Y ni siquiera eso pudo evitarle una derrota dolorosa, a tono con el 2000 negrísimo que ha tenido el boxeo argentino en materia de campeonatos del mundo.

 

Después de tantas piñas

Al término del combate, Gómez dijo que llevaba nueves meses sin boxear y que precisó tres asaltos para entrar en calor. “Por eso recibí al principio un par de golpes. Marcelo Domínguez fue mejor que Castro, más potente y más agresivo”, subrayó el cubano. El campeón dijo que piensa subir a la categoría de pesados, por dos motivos: “Se gana más dinero y tengo problemas para dar el peso de la categoría crucero (cuyo límite es 86,180 kilogramos). Tuve que bajar nueve kilos”, expresó. El árbitro justificó su decisión. “Castro había recibido demasiados golpes en la cabeza. No tuve otra opción”, manifestó. Castro, quien ahora tiene un record de 125 peleas, con 115 triunfos (80 de ellos por nocaut), siete derrotas y tres empates, percibió una bolsa de 40.000 dólares.

 

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