Sin sorpresas, casi tan previsible
como exitosa su campaña como local, resultó ayer la derrota
que sufrió Talleres por 1-0 ante Newells Old Boys, con la
que continuó empeorando su producción fuera de Córdoba.
Newells le ganó sin cuestionamientos, especialmente por la
superioridad que ejerció durante los primeros diez minutos y a
lo largo de casi todo el segundo tiempo. En definitiva, Talleres no tuvo
chapa para ser campeón al volver a ser irregular como visitante
y, en algún momento del encuentro, cuando Boca empataba, no conseguir
estar al frente del marcador para forzar un partido desempate.
Muy desilusionados regresaron a casa los 2500 cordobeses que asistieron
al encuentro. Newells, con menos compromisos e inhibiciones, logró
una victoria que le permitió alcanzar los 24 puntos, igual que
Central. Durante el primer tiempo, Newells controló la pelota,
dominó territorialmente y produjo las mejores situaciones de riesgo.
Al minuto y medio de juego, Bernardi estrelló un remate suave y
combado en el travesaño de Cuenca. Cobelli, a los 7, remató
al primer palo y un minuto más tarde, desde fuera del área,
Damián Manso metió un zurdazo que también hizo temblar
el horizontal. Sin embargo, apenas fueron diez minutos.
Una vez transcurrido ese lapso, los dirigidos por Juan José López
reaccionaron y merced a la buena producción de Alaniz, bien secundado
por Lillo, equilibraron las acciones. Pero Talleres no tuvo profundidad
en sus avances y apeló al centro aéreo, cómodo para
los defensores. De todos modos, generó dos oportunidades en los
pies de Garay.
En el segundo tiempo, exigido por alcanzar el desnivel y motivado por
los goles que marcaba Lanús frente a River, el conjunto albiazul
adelantó sus líneas y propició el contraataque del
dueño de casa. Pero reiteró su impotencia ofensiva, cometiendo
los mismos errores de la primera mitad. Entonces sólo inquietó
con remates de media distancia; mientras con mayores espacios Newells
provocó mayor zozobra mediante filosos contragolpes. A los 14 minutos,
Quintana abrió la cuenta al culminar una maniobra que se inició
con una pelota que robó Julio César Saldaña en el
círculo central y prosiguió con una buena combinación
de Bernardi y Cobelli.
Ese fue el principio del fin, el naufragio de Talleres del que sólo
pudo rescatarse el fervor de Buján y Garay. Ni las dos apariciones
tardías del goleador Mario Rueda, que no gravitó en el trámite,
le permitieron llevarse lo que hubiese sido un honorable empate.
Perder afuera
Newells salió
mucho más suelto y desinhibido que el equipo de Jota Jota,
atado y sin capacidad para controlar el aluvión de buen juego
y circulación que le propusieron Manso y compañía
durante el primer tramo.
No la embocó Newells pero marcó supremacía.
El buen trabajo de Alaniz,
Lillo y Garay en el mediocampo cordobés no tuvo eco arriba,
ya que el goleador Luis Rueda estuvo prácticamente ausente
y sólo apareció sobre el final, cuando no había
nada que hacer. Lo de Talleres careció de convicción
para ir a buscar.
El partido no fue más
que un nuevo capítulo de la interminable lista de salidas
frustrantes de los cordobeses: sacó sólo seis puntos
afuera sobre 27 posibles. Los otros treinta, que lo llevaron tan
arriba, los consiguió de local. Newells, por su parte,
vivió un año de transición con buen final.
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El crimen
del hincha de Morón
Un suboficial de la bonaerense fue detenido ayer en La
Matanza, sospechado de ser quien mató a un hincha de Deportivo
Morón e hirió a otros dos en los incidentes registrados
en la cancha de Almirante Brown. El policía detenido presta servicio
en la comisaría 8ª de La Matanza y se lo investiga por el
crimen de Mariano Guaraz y por balear a otros dos hinchas. Durante el
velatorio de Guaraz, familiares del adolescente muerto denunciaron que
policías se presentaron en el lugar para provocar y efectuaron
un disparo. Los amigos de Guaraz prometieron vengarlo. Guaraz fue asesinado
el sábado a la salida de la cancha de Brown cuando hinchas de Morón
peleaban con la policía. En los mismos disturbios resultaron heridos
de bala Luis Chamah y Miguel Lobato. Un primer peritaje reveló
que todas las balas salieron de una misma arma. El fiscal Carrera Fernández
secuestró las armas utilizadas por los policías.
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