Es curioso el fenómeno
de la globalización, al menos en lo que concierne a los estrenos
de Hollywood en Argentina. En las últimas semanas, basta con recorrer
las enormes páginas del suplemento dominical del New York Times
o, más humildemente, hacer un raudo zapping por el canal E! Entertaiment,
para descubrir que mucho de lo que se estrena en los multicines del norte
es exactamente lo mismo que se puede ver en los shoppings del sur, con
lanzamientos prácticamente simultáneos. La tendencia no
es nueva, por supuesto, pero se ha incrementado en los últimos
tiempos. Ahí (y acá) están para probarlo algunos
productos tan flamantes como El protegido, la nueva incursión en
el género fantástico del dúo dinámico integrado
por Bruce Willis y el director de moda, M. Night Shyamalan; los 102 dálmatas
de la factoría Disney, una vez más con Glenn Close como
la archivillana Cruella De Vil; o El Grinch, con Jim Carrey, afortunadamente
irreconocible bajo un disfraz de monstruo verde. Con días apenas
de diferencia con los Estados Unidos, se acaban de estrenar en Buenos
Aires El sexto día, con Arnold Schwarzenegger, un scifi en el que
Arnie aparece clonado como la oveja Dolly, y Un vuelco del corazón,
dramón romántico de Don Roos (el mismo de Lo opuesto del
sexo), con Gwyneth Paltrow y Ben Affleck poniendo cara de circunstancia.
Y en los próximos días, para colgar en el arbolito ¡en
estreno mundial, antes incluso que en la capital del imperio! llega
un cuento de Navidad llamado Hombre de familia, con Nicholas Cage como
la reencarnación (inferior) del legendario George Bailey de ¡Qué
bello es vivir!
Ahora bien, sucede que por estos mismos días, en Nueva York, pero
sobre todo en el condado de Los Angeles, donde tiene su sede la Academia
de Artes y Ciencias Cinematográficas de Hollywood, están
llegando, de a borbotones, unas cuantas películas de las que por
estas playas todavía no hay ni las más remotas noticias.
Son aquellas que, a diferencia de las anteriores, aspiran a tener un lugar
(o varios) en el próximo Oscar y por lo tanto deben, reglamentariamente,
estrenarse antes de que finalice el año calendario para ser consideradas
en la votación por la estatuilla. Hasta ahora, la temporada 2000
no parece haber sido particularmente brillante para la gran industria
audiovisual norteamericana no hay candidatos inapelables a la vista
por lo cual el solo enunciado de esos films provoca algún grado
de expectativa.
Allí predominan, por supuesto, los grandes temas, los personajes
prominentes y las adaptaciones fastuosas, pero no faltan curiosidades
y algunos directores de esos que no pasan fácilmente inadvertidos,
como David Mamet, Steven Soderbergh, el inglés Terence Davies y
los hermanos Joel y Ethan Coen. De Mamet, por ejemplo, se está
por estrenar State and Maine, una sátira sobre el mundo del cine
que viene de provocar admiración en varios festivales internacionales,
donde se llegó a aventurar que era la mejor película como
director del celebrado guionista y dramaturgo, lo que no es poco decir
del autor de Casa de juegos. A su vez, de Soderbergh, un cineasta que
oscila entre una obra de expresión personal y los encargos que
realiza para la gran industria (con enorme éxito, como Erin Brockovich),
se verá, en los últimos días del año, Traffic,
que a pesar de su título no es una remake de la magnífica
película de Jacques Tati. Se trata, por el contrario, de un thriller
sobre el tráfico de drogas, con Michael Douglas y Catherine Zeta
Jones en bandos enfrentados, a pesar de que acaban de protagonizar una
de las bodas más promocionadas del último Hollywood. Casi
desconocido en Buenos Aires, el notable realizador de Distant Voices,
Still Lives y El mejor de los recuerdos, Terence Davies, reaparece en
escena estos días con The House of Mirth, elogiada adaptación
de una novela de Edith Wharton sobre la codicia y la hipocresía
en las clases altas neoyorquinas de comienzos de siglo, que ya tuvo su
bautismo de fuego en los festivales de Locarno y Toronto. Y si de festivales
se trata,directamente de Cannes llega a las carteleras norteamericanas
un puñado de títulos que estuvieron antes por la Costa Azul,
empezando por O Brother, Where Art Thou?, de los hermanos Joel y Ethan
Coen, un tributo al cine de Preston Sturges, ambientado en tiempos de
la Depresión de 1929, con George Clooney y John Turturro en los
papeles principales. Por el Palais des Festivals también pasaron
otros tres títulos que se están viendo por estos días
en el norte y no tienen todavía fecha de estreno aquí en
el deep south: Crouching Tiger, Hidden Dragon, que marcó el regreso
del director Ang Lee a sus raíces asiáticas, un film de
artes marciales, entendidas como una de las bellas artes; Shadow of the
Vampire, especulación sobre el rodaje de la legendaria Nosferatu
(1922), con John Malkovich como el director Friedrich W. Murnau y Willem
Dafoe como Max Schreck, su enigmático protagonista; y Vatel, un
drama de época con Gerard Depardieu -peluca incluida como
el cocinero de Louis XIV, fatalmente enamorado de la cortesana favorita
del rey (Uma Thurman).
Quien parece haber estado muy activo últimamente es el actor Billy
Bob Thornton, que ahora ya casi se ha pasado por completo del otro lado
de la cámara. Como guionista, está por estrenar The Gift,
un thriller gótico sobre una viuda con poderes psíquicos,
que dirigió el inefable Sam Raimi; y como director se lanza una
vez más al ruedo con All The Pretty Horses, adaptación de
la novela de Cormac McCarthy, protagonizada por Matt Damon, Henry Thomas
y Penélope Cruz.
Otro actor que viene de probar suerte como director es Ed Harris, el recordado
protagonista de Abismo. Su opera prima se titula Pollock y es, como su
nombre lo indica, una aproximación a la tormentosa vida del gran
pintor norteamericano, cumbre del expresionismo abstracto. La película
acaba de ser celebrada con bombos y platillos en los festivales de Toronto
y de Nueva York, pero por aquí no hay indicios de que llegue en
otra forma que no sea cuadrada: el video o la TV cable.
Memorias de Hillary
Hillary Clinton recibirá 8 millones de dólares por
las memorias de sus años en la Casa Blanca. La suma acordada
por la senadora electa de Nueva York y la editorial Simon &
Schuster es la segunda más alta alcanzada por un libro, después
de los 8,5 millones de dólares que recibió en 1994
el papa Juan Pablo II por su biografía. El acuerdo pone fin
a una batalla entre diferentes editoriales, que comenzó hace
tres semanas, y en la que participaron HarperColling, la división
de libros de Time Warner, Farrar, Straus & Giroux, Penguin Putnam
y Talk Miramax, esta última de la compañía
Walt Disney. Las memorias, que todavía no tienen título
y de las que la primera dama no ha escrito aún una sola línea,
deberían ser publicadas en el 2003, según los diarios
que señalan además que la primera dama recibirá
ayuda de un escritor profesional para su redacción.
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Confirmados en Cosquín
El próximo festival folklórico de Cosquín,
que se desarrollará desde el 20 hasta el 28 de enero ya tiene
definidos sus principales nombres. Arrancará con la actuación
de Maximiliano Guerra, quien bailará una suite de Piazzolla
y música pampeana, y cerrará con Soledad. Con producción
de Julio Mahárbiz y Palito Ortega, la edición 2001
contará con la presencia de Eva Ayllón (Perú),
Illapu (Chile), Grupo Vocal LT (Cuba) y la murga uruguaya Contrafarsa,
además de Ariel Ramírez, Teresa Parodi, Peteco Carabajal,
Dúo Coplanacu, Lito Vitale y Juan Carlos Baglietto, entre
otros.
Murió Gérard
Blain
El actor y cineasta francés Gérard Blain, cuyo talento
fuera descubierto por Claude Chabrol, falleció ayer en París
a los 70 años. Blain actuó en más de 45 largometrajes,
entre ellos Le Beau Serge y Les Cousins de Chabrol, y dirigió
una docena de películas. El cineasta que se definía
a sí mismo como autor de films finalizó
en marzo pasado su última cinta, Ainsi Soit-il. Había
sido premiado con dos Leopardos de Oro en el Festival de Locarno
en 1971 y 1999.
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