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OPINION
Barriendo dinosaurios

Por María José Lubertino*

Luego de 11 años, la Convención Nacional de la UCR aprobó el pasado fin de semana, con la presencia y el apoyo del Presidente De la Rúa y Alfonsín, pero gracias a la tenacidad y perseverancia de muchas mujeres radicales, una serie de modificaciones a la Carta Orgánica partidaria que garantizarán una participación más equilibrada de mujeres y varones en los lugares de decisión partidarios. 
Desde 1989 venimos luchando con las resistencias y la falta de visión de muchos dirigentes ya que esta propuesta fue planteada al interior del partido aun antes de presentar el proyecto de Ley de Cupos a nivel nacional. 
Con las modificaciones aprobadas por la Convención realizada en Paraná, en todo órgano de conducción colegiado o en toda lista de candidatos/as a cargos partidarios o electivos no podrá incorporarse más del 70 por ciento de personas del mismo sexo y deberán alternarse de tal modo que no haya más de 2 consecutivos del mismo sexo. Lo más importante de esta reforma es que finalmente en los cargos de decisión partidarios deberá incorporarse, al menos un 30 por ciento de mujeres y para los cargos electivos se reglamenta el 30 por ciento efectivamente como un �piso mínimo� en todo los casos, corrigiendo así -.al menos en lo que a la UCR respecta� el decreto reglamentario de la Ley 24.012 firmado por el ex presidente Menem, que viola el texto legal y es inconstitucional en la medida en que en muchos casos apela a la antidemocrática �política del redondeo para abajo� cuando de la aplicación del 30 por ciento resulta una fracción inferior al 0,50. Así, por ejemplo, en el caso de una lista de cuatro candidatos, sólo uno debe ser mujer, según el decreto menemista; en cambio, a partir de ahora para las listas radicales deberán ser necesariamente dos candidatos de cada sexo.
Además las mujeres obtuvimos el compromiso público del Presidente de la Nación de que firmara en forma inminente un decreto introduciendo estos cambios en la reglamentación vigente para todos los partidos políticos.
Si bien valoramos estos logros como éxitos, no puedo dejar de señalar que este avance es sólo un paso formal de transición, ya que los espacios de los cupos son aún manejados por varones que no dudan, en la mayoría de los casos, ante la perdida de �su� lugar, en poner esposas, hermanas, hijas, amantes o las mujeres obedientes a sus mandatos y carentes de criterio propio.
Una verdadera democratización exige medidas complementarias.
Para que existan verdaderos liderazgos femeninos autónomos se deben promover los sistemas de elecciones abiertas y de proporcionalidad al interior de los partidos, como asimismo producir un cambio en el mecanismo de financiamiento de las internas partidarias que es el más antidemocrático y difícil de controlar. A la hora de elegir candidatos/as en una elección interna, la confrontación con los aparatos clientelares, los problemas de financiamiento y los sistemas de minorías son una verdadera barrera para nosotras o para cualquier grupo que pretenda algo diferente de quienes detentan el poder hegemónico. Por esto, las mujeres debemos exigir que la �reforma política� que en estos días debate el Congreso asegure la democratización y modernización de los partidos políticos, la transparencia en el manejo económico de sus recursos y el equilibrio entre los sexos en la toma de decisiones, algo frente a lo que los dinosaurios temen desaparecer.
Secretaria de la Comisión de la Mujer. UCR-Cap. Fed.


 

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