Por Mariana Carbajal
Los aspirantes a la docencia
del conurbano bonaerense tienen su propia Expedición Robinson.
Para asegurarse una vacante en los institutos de enseñanza superior,
los futuros maestros y profesores secundarios están haciendo cola,
a la intemperie, desde hace seis días, con sus respectivas noches.
Los alrededores de los dos profesorados de San Justo, partido de La Matanza,
parecían ayer verdaderas tolderías. Los aspirantes o sus
familiares que los reemplazan hasta el día de inscripción
esperaban sentados en reposeras playeras o directamente en el piso, cubriéndose
del sol con paraguas y lonas. Algunos, incluso, armaron una carpa para
pernoctar o dormir la siesta. Otros le pagaron a un conocido para que
los reemplazara durante la noche. La odisea, sin embargo, podría
ser en vano. Ayer, el director provincial de Educación Superior
y Capacitación Docente, Néstor Ribet, aseguró a Página/12
que ningún chico o chica que quiera formarse en la docencia
quedará afuera. El orden de inscripción señaló
el funcionario no determinará la vacante, como venía
ocurriendo hasta ahora.
Ribet informó que en los últimos días dio la directiva
a las autoridades de todos los profesorados de la provincia para que cambiaran
el sistema de inscripción. Hasta ahora, las vacantes se cubrían
por orden de llegada. Es decir, se aseguraban un lugar los primeros de
la fila. Por esa razón, con el aumento paulatino de aspirantes
a la docencia que viene registrándose en el conurbano
las últimas inscripciones han sido verdaderas competencias de supervivencia.
He decidido que este sistema que viene desde hace varios años
no puede continuar y ordené que se inscribieran a todos,
sostuvo el funcionario.
Evidentemente, la orden no fue muy clara. Al menos en La Matanza y en
Glew se formaron colas durante varios días. Un cartel pegado ayer
en la puerta del profesorado que funciona en Salta y Entre Ríos,
localidad de San Justo, decía textualmente: Se inscribirá
por estricto orden de llegada hasta agotar las vacantes, a partir del
horario estipulado para cada carrera. Para el profesorado de Lengua
y Literatura, cuya inscripción comienza hoy a las 9, la fila comenzó
a formarse el viernes. Estoy haciendo la cola por mi hija. Nos vamos
turnando. A la noche se queda ella con otra compañera y de día
vengo yo. Ya me están saliendo callos en la cola, contó
Dora, auxiliar de escuela, de Isidro Casanova, sentada sobre una manta,
en el suelo. Tenía el segundo lugar en la fila.
Liliana Flecha, de 39 años, inauguró en la noche del jueves
la espera para inscribirse en el profesorado de Matemáticas, del
Normal Nº 1, ubicado en Presidente Illia y Almafuerte, también
en San Justo. Por la mañana se queda mi mamá, mientras
yo trabajo. A la noche, entre tres le pagamos 15 pesos a un chico para
que se quede y que nos cuide el lugar, describió el sistema
que implementó para soportar la odisea. Liliana, del barrio León
Gallo, precisó que en una reunión que tuvieron el martes
12 en el instituto les informaron que ingresaban sólo 150. En una
lista precaria que implementaron ella y otras aspirantes para que no haya
avivados que se quieran colar, cuando hoy a las 9 se inicie
la inscripción, ayer por la tarde había anotados más
de 190 aspirantes.
Carolina Sequeira, de 24 años, vive en Ramos Mejía. Se sumó
a la misma cola el viernes a las 18 y le tocó el número
16. Soy docente de primero y segundo ciclo en González Catán.
Por la mañana viene a cuidarme el lugar una prima y a la tarde
mi cuñada. Por la noche se encarga de la cola otra familia amiga,
cuya hija también se va a anotar. Si no hacemos esto nos quedamos
sin la posibilidad de progresar. Ya me quedé sin vacante dos años
por llegar tarde. Este año voy a aguantar todo, afirmó
Carolina, estirada en una reposera, protegiéndose del sol bajo
un árbol. Si hubiera un curso de ingreso y un examen sería
más justo. Hay gente que trabaja y no tiene conocidos que puedan
ayudarle en la cola, opinó la joven.
El director provincial de Educación Superior y Capacitación
Docente, sin embargo, aseguró a Página/12 que para el 2001
las vacantes estángarantizadas para todos aquellos que cumplan
con el curso de nivelación que se realiza en marzo durante tres
semanas. Una vez que comprueben que así será el nuevo
sistema, estoy seguro de que no volverán a formarse estas colas.
Pero evidentemente hubo gente que no confió en nuestra palabra
y quiso asegurarse un lugar como exigía el viejo mecanismo,
agregó Ribet.
CORTES
DE CALLES POR QUEDAR AFUERA DE LAS COLONIAS
Piqueteritos por falta de vacantes
Los únicos privilegiados
son sólo algunos niños porteños, más precisamente
aquellos cuyos padres se levantaron muy temprano y pudieron inscribirlos
en las colonias de vacaciones municipales. Los que llegaron más
tarde apenas están en lista de espera, con la ansiedad de que se
produzca alguna vacante. El reclamo de los que no pudieron ser inscriptos
tomó ayer una dinámica habitual en estos tiempos: los piqueteritos,
junto a sus padres, cortaron las calles aledañas a los polideportivos
Roca y Parque Patricios, dos de los 23 en los que se organizarán
las colonias. La explicación de la Dirección de Deportes
de la ciudad por la falta de vacantes fue el aumento de la demanda: La
crisis económica obligó a familias que años anteriores
pagaban una colonia privada o se iban de vacaciones a optar por este servicio,
que es gratuito.
Según datos del área de Deportes porteña, el presupuesto
asignado a la implementación de las colonias veraniegas alcanza
para que 8200 chicos cuenten durante los meses de enero y febrero con
actividades recreativas, pileta, asistencia sanitaria, desayuno, almuerzo
y merienda, sin pagar un solo peso. Aunque respecto del año anterior
aumentaron 700 vacantes, esta vez más de 3000 se quedaron afuera,
según aseguran en esa dependencia.
Los que quedaron en lista de espera sólo podrán acceder
a una vacante en caso de que alguno de los inscriptos falte por tres días
seguidos. Así se le da de baja y se genera lugar para el
siguiente de la lista, explicó a este diario Gustavo Corbani,
director de la colonia de Parque Patricios. El director aclaró
que la demanda no refleja la cantidad de chicos inscriptos, porque
sucede que los padres lo inscriben cada uno en un polideportivo distinto,
así se aseguran el lugar, y eso no es justo.
Sin embargo, Cobani admitió el crecimiento de la demanda e intentó
una explicación: Yo trabajo hace ocho años acá
y pese a tener menos vacantes nunca hubo lista de espera. La situación
socioeconómica del país obliga a los padres a inscribir
a los chicos en la colonia municipal, cuando en años anteriores
lo hacían en las privadas o se iban de vacaciones.
Pero parece ser que a los que se quedaron afuera no los convencieron las
explicaciones sociológicas. En Villa Soldati, cincuenta padres
con sus chicos, muchos de ellos pertenecientes al barrio de monoblocks
Mariano Acosta, uno de los sectores más humildes de la ciudad,
cortaron la avenida Roca. También fue cortada la calle Pepirí,
en medio del Parque Patricios. Sin cortar calles pero con serias quejas
por parte de los padres, la protesta también se sintió en
el Polideportivo Pomar, ubicado en Mercedes al 1300, en el barrio de Floresta.
Una de las causas de los reclamos fue que muchos chicos fueron inscriptos
de antemano. El asesor de colonias porteño, Horacio Kaplan, explicó
que los que vienen realizando actividades deportivas durante todo
el año tienen su lugar asegurado y esto reduce la cantidad de vacantes,
y destacó que 860 lugares son para personas discapacitadas.
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