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PROCESAMIENTO EN EDESUR POR UN ELECTROCUTADO
El homicidio de la cámara

Un jefe de mantenimiento de Edesur fue procesado por homicidio culposo a raíz de la muerte de Nicolás Oviedo, el chico de 14 años que murió electrocutado en julio de 1999 al recibir una descarga de 13.200 voltios en el interior de una cámara transformadora subterránea. El juez en lo correccional Omar Facciuto decidió mantener la libertad del ingeniero Estanislao Vidic, que tenía a su cargo el mantenimiento de las cámaras, pero mandó trabar embargo sobre sus bienes por 300 mil pesos. El juez consideró que la empresa “no tomó las iniciativas en materia de seguridad que dieran una solución definitiva a las deficiencias que presentaba la cámara”, que no tenía candado ni cartel alguno que alertara sobre el peligro que representaba.
El 8 de julio de 1999, Nicolás salió de la Escuela Técnica Luis Huergo, en Caballito, y se quedó con sus compañeros de segundo año en la vereda. A una chica se le cayó una moneda de un peso en la cámara transformadora de Edesur ubicada en la puerta del colegio y Nicolás se ofreció a rescatarla. Levantó la tapa, que no tenía ningún impedimento para ser removida ni ningún cartel de precaución. Bajó las escaleras y pidió un encendedor. Segundos después sus compañeros escucharon un grito y una explosión: Nicolás había recibido una descarga de 13.200 voltios que lo fulminó en el acto. “El chico nunca hubiera podido entrar si la tapa hubiera estado asegurada como lo exigen las normas”, explicó a Página/12 la abogada María del Carmen Verdú, patrocinante del padre del chico.
De acuerdo con el fallo, el magistrado tomó en consideración las pruebas testimoniales, documentales y periciales que acreditan las deficiencias de cerramiento, protección y señalización que presentaba la cámara, así como los antecedentes, en conocimiento de la empresa, de que era habitual que personas ajenas al servicio eléctrico ingresaran a los recintos en los que se guardan los transformadores. Verdú confirmó que dentro de la cámara “se encontraron papeles, botellas vacías y colillas de cigarrillos”, y que en una pared interior había un graffiti: “Huergo”, lo que evidenciaba que los chicos del colegio bajaban al lugar. “Esto indica que la falta de seguridad era habitual”, completó la abogada.
“Para dictar el procesamiento, Facciuto tuvo en cuenta también las conclusiones periciales respecto del incumplimiento de sus funciones por el ENRE, organismo encargado de controlar y supervisar a las empresas privatizadas”, explicó Verdú, que también patrocina la demanda civil contra el ENRE y Edesur, que está trabada por la ley de emergencia económica que detuvo los juicios contra el Estado.
Respecto de la presunta imprudencia de Nicolás por ingresar a la cámara, Facciuto sostuvo que “cualquiera fuese su suposición de lo que había en ella, es dudoso que tuviese conocimiento de la alta probabilidad de que pudiera sufrir un accidente. Pero, por sobre todas las cosas, encontró la cámara abierta y no había indicación alguna sobre la presencia de alta tensión. De ser así, la víctima seguramente no habría entrado o sus compañeros se lo habrían impedido”.
El ingeniero procesado, Estanislao Vidic, quien era a la fecha del hecho jefe de Departamento de Distribución y Explotación de la sucursal General Paz de Edesur, era el responsable de la supervisión de las operaciones de mantenimiento. En su declaración, intentó explicar la dificultad de controlar las más de 2000 cámaras transformadoras, pero el juez descartó sus explicaciones porque “debieron extremarse las precauciones, que seguramente no pasaban solamente por poner con premura un nuevo candado cuando éste faltaba, sino por tomar medidas más adecuadas”. Para tipificar su conducta como homicidio culposo, Facciuto argumentó que “en tales condiciones debió representarse necesariamente que alguno de los que ingresaban podía quedar electrocutado, lo que efectivamente ocurrió”.

 

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