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EL DRAMA PSICOLOGICO QUE SACA A LA LUZ EL JUICIO DA BOUZA
Un secreto detrás del homicidio

Una psicóloga explicó que Da Bouza dominaba a su hijo menor a través de un secreto íntimo que conocía. Santiago se retiró del tribunal llorando y hoy podría hablar por primera vez.

Santiago Da Bouza al ser conducido ayer al juicio por el asesinato de su padre.
A lo largo del juicio salieron a la luz aspectos oscuros de la relación familiar.

Por Carlos Rodríguez

Santiago Da Bouza, uno de los hermanos acusados de parricidio, se retiró ayer llorando de la sede del Tribunal Oral que los juzga, poco después de que su psicóloga asegurara que el padre de aquél, Ramón Da Bouza, tenía “el manejo del poder” sobre el joven porque tenía conocimiento de “un secreto” que no fue revelado por la perito, por su naturaleza íntima y por el expreso pedido de silencio del imputado. “Yo sé esto respecto a vos y te tengo en un puño y hago con vos lo que quiero”, fue la frase utilizada por la licenciada Ana María Cabanillas para graficar lo que, según sus conclusiones, fue la vida de Santiago y Emanuel Da Bouza “bajo el dominio de un padre que sometía y no respetaba el derecho de sus hijos”. En ese marco, anoche se barajaba la posibilidad de que Santiago, que hasta ahora nunca habló en la causa, brinde hoy su versión de los hechos, en la cual podría imputar a su hermano, que antes lo acusó a él como autor material del parricidio.
Cabanillas, basándose en el perfil psicológico del padre, sostuvo que Ramón Da Bouza “fue víctima (de su propia personalidad) y no pudo salir” de la tragedia que signó su existencia. La perito recordó que el padre, en la “Novela Familiar” de su autoría, habla del nacimiento de sus dos hijos mayores y los relaciona con “oscuros presentimientos”. En el por momentos confuso relato Da Bouza alude, varias veces, al complejo de Edipo. “Todos saben que Edipo, cuando crezca, va a ser destructor”, señaló Cabanillas aludiendo a que matará a su padre y se casará con su madre. “Santiago lo obedeció hasta en eso”, concluyó, pero sólo aludiría al crimen. En la causa no hay constancias de la presencia de una relación incestuosa.
También brindó testimonio el médico legista Mariano Castex, quien presenció la reconstrucción del crimen y expuso sus conclusiones. Le llamó la atención “la cantidad de bebidas alcohólicas” que habían consumido, en su última cena juntos, el padre y sus dos hijos. Precisó que había “varias botellas abiertas que todavía contenían líquido”, lo que le hizo inferir “un gran descontrol” porque los comensales abrían un nuevo envase sin terminar de consumir el contenido del anterior.
Esto coincidía con las huellas del crimen: “No hay una racionalidad en la escena”, fue su afirmación, describiendo el escenario y la multitud de heridas (22, incluyendo los dos balazos en la nuca) que presentaba el cadáver. Aunque apenas lo insinuó en el juicio, Castex cree que el homicidio puede haber sido cometido por uno solo de los hermanos. En este caso, sería Santiago, a quien Castex, que es psiquiatra, vio fugazmente en la reconstrucción, de la que el joven se negó a participar. A pesar de haberlo visto por escasos minutos, Castex lo describió así: “Tenía el pelo teñido, se mostraba huraño, retraído. Estaba en un estado psicótico”.
Teniendo en cuenta el poco tiempo de observación y la inexistencia de un contacto directo entre Castex y Santiago, el defensor de oficio del joven, Julián Langevin, y el fiscal Marcelo Saint Jean, cuestionaron el diagnóstico del experto. Castex enarboló sus 47 años de experiencia y recordó que viene de una escuela donde “aprendimos a reconocer un psicótico de espaldas, oyendo sus pasos sobre un piso de madera”. Cuando salió, Castex habló con una periodista que estuvo en la reconstrucción y recordó que Santiago tenía ese día “cara de loco”. El perito ratificó lo dicho: “Si un periodista se da cuenta, mucho más un psiquiatra”.
Castex le recordó al tribunal un caso de parricidio donde el alcohol y la relación familiar enfermiza habían desencadenado, primero el hecho, y luego una suerte de suicidio del autor, que se “tiroteó” con la policía llevando consigo un revólver de juguete. Castex, como Cabanillas, estimaron que la víctima indujo a sus hijos a matarlo. Y el hecho, según Castex, ocurrió cuando él o los autores estaban “en un estado de locura transitoria”. Nadie habló hasta ayer de “inimputabilidad” de los acusados, pero ahora es posible que la defensora de Emanuel, Patricia Croitoru, analice esa posibilidad. Todo depende de lo que decida Santiago, quien anoche discutió –en malos términos– con su defensor sobre unaalternativa inquietante como todo el caso: salir hoy a declarar, con los botines de punta, para tratar de cambiar una historia que terminaría en condenas, a pesar de los posibles atenuantes.

 

“Perverso y manipulador”

“Alcohólico”, “perverso”, “manipulador” y “sádico”: así llamaron a Ramón Da Bouza sus tres esposas, que narraron algunos episodios demostrativos:
A la primera la “manoseaba” en un baño, después de la separación, como condición para darle la cuota mensual por alimentos.
La segunda presenció cuando le pegó “una trompada en el estómago” a su hijo Emanuel, cuando tenía 6 años, sólo por tocar el equipo de audio.
La tercera relató que estuvo a punto de ahorcarla porque había usado, sin su consentimiento, un pan de manteca.
La psicóloga personal de Da Bouza, Mónica Torres, relevada del secreto profesional, dijo que el hombre era “neurótico obsesivo con ambivalencias y cierta crueldad”. Otra pericia lo definió como “narcisista y sádico”.
Tenía tendencias suicidas y amenazaba, ante sus hijos, con tirarse del balcón, cortarse las venas o chocar con el auto en plena ruta y con ellos a bordo.

 

RUCKAUF AMENAZA A LOS CADETES
“Sanciones durísimas”

“El que hace algo incorrecto no puede pertenecer a la policía”: con estas palabras, el gobernador bonaerense Carlos Ruckauf dejó clara su postura respecto a la bochornosa cena de graduación de los cadetes del Instituto de Formación Policial Juan Vucetich, que el viernes pasado terminó en robo y destrozos varios. El titular del gobierno provincial exigió al ministro de Seguridad, Ramón Orestes Verón, que en las próximas horas le entregara la lista de los implicados, y anunció la firma de un decreto que frenará los nombramientos de los cadetes hasta que finalicen las investigaciones. “Habrá sanciones durísimas”, anticipó.
Las críticas por parte de los legisladores bonaerenses no se hicieron esperar. “La policía debe cuestionarse seriamente la formación que da a sus efectivos”, señaló Eduardo Sigal, presidente del bloque de senadores del Frepaso. Por su parte, el radical Diego Rodrigo indicó: “Si los futuros oficiales que se forman para cuidar la seguridad en la provincia tienen ese comportamiento, ¿qué podemos esperar del desarrollo profesional dentro de la fuerza?”. Los senadores anticiparon que pedirán informes al Ministerio de Seguridad y al gobernador Ruckauf por el comportamiento de los cadetes durante la fiesta.
Más de medio centenar de testigos se han presentado hasta el momento a declarar ante el fiscal de la causa, Luis Armella. Entre ellos, la dueña de la firma Carpas El Trébol, que alquiló la vajilla y la mantelería para la fiesta. Marcela Piombo calcula que perdió 29.000 pesos por los robos y los destrozos. “La gente decía que había pagado 32 pesos para una fiesta que no había tenido. Se llevaron los manteles con todo lo que había adentro; juntaban las puntas y hacían los paquetitos”. Consultado por este diario sobre el estado de las investigaciones, Armella respondió: “Hemos podido reconstruir lo que sucedió esa noche, pero ahora nos queda la tarea más difícil, que es la de identificar a los responsables”.
A Marcela Piombo, como al disc-jockey Luis Ceolato, le costó que le tomaran la denuncia: “Me dijeron que le reclamara lo perdido a la empresa de catering, pero a mí no me robó la empresa, a mí me robó la policía”. La situación de Ceolato, a quien durante la fiesta le robaron equipos por un valor de 7000 pesos, fue similar. “Le tomo la denuncia de gauchada, porque no es nuestra jurisdicción”, fue la respuesta que tuvo que escuchar de parte del oficial auxiliar de la comisaría 2ª de Berazategui.

 

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