Por Pablo Plotkin
Veinte murgas, una banda de
rock, miles de pibes y una consigna: no te quedes sin buscarlo. El sujeto
tácito puede reemplazarse -alternativamente y salvando concordancias
genéricas por pasado, identidad, origen, historia. Convocado
por las Abuelas, el segundo Festival por la Identidad se concretará
este sábado al atardecer en Plaza de Mayo. A las 19.30, una veintena
de murgas de diferentes barrios de la ciudad y el conurbano convergerá
en el centro geográfico de la lucha de los familiares de los desaparecidos
y de buena parte de las grandes luchas populares de la historia argentina.
A las 21, Bersuit Vergarabat (acompañado de un puñado de
invitados sorpresa de peso) se subirá al escenario
montado a pocos metros de la Casa Rosada, e intentará despertar
las conciencias de los chicos que hoy tienen entre 18 y 24 años
y nacieron en cautiverio, hijos de secuestrados por el gobierno militar
que crecieron sin saber la verdadera historia.
Bersuit ya había tocado en Plaza de Mayo en la primera edición
del Festival por la Identidad, tres años atrás, cuando las
Abuelas cumplían su vigésimo aniversario de existencia.
Entonces asistieron unas 40 mil personas. En ese lugar hay una energía
muy fuerte, dice Gustavo Cordera, voz y líder del grupo.
Tiene una historia muy pesada. Ahí es donde todos los jueves
están las Madres dando vueltas, reclamando justicia. Es el centro
histórico de muchos golpes, muchos alzamientos, muchos reclamos.
Ahí está todo el poder: el poder del gobierno en la Casa
Rosada, el poder de la Iglesia en la Catedral, todos los bancos. Y es
el centro de convocatoria de las luchas, porque lo que pasa ahí
no podés dejar de verlo. Lo que pasa ahí le está
pasando al Presidente en la puerta de la casa.
Estela Carlotto, presidenta de Abuelas, sabe que la cultura rock es el
camino perfecto para conectar con la generación involucrada en
la búsqueda. Nosotras somos de otra generación, y
sabemos que las inquietudes de nuestros nietos son distintas. Tenemos
la suerte de que este cambio de estrategia que emprendimos nos da resultado.
En el 2000, por primera vez, obtuvimos la subvención de una campaña
por parte del Estado, y centenares de chicos llamaron y se presentaron
a nuestra institución. No sólo hijos de desaparecidos, sino
también chicos que han sido abandonados por sus padres y necesitan
saber quiénes son. Así que la lucha de las abuelas dejó
de ser algo personal para convertirse en una cruzada de un derecho universal:
el derecho a la identidad.
El objetivo del festival es alentar la decisión de los chicos que
tienen dudas y todavía no se animaron a hurgar en el pasado. La
recuperación de la identidad trae una toma de conciencia de quién
sos, sigue Cordera. Tu tradición, tu historia, tus
gustos, tus valores, tu moral. Recuperando la identidad, las personas
recomponen su historia. A lo largo de los distintos gobiernos, esa identidad
se fue desintegrando, y hoy la gente sabe muy poco de sí misma.
Fueron muchos años de silencio. Y el hecho de que participen las
murgas es muy importante, porque cuando asumió el gobierno militar
una de sus primeras medidas fue suprimir el carnaval. La murga es un símbolo
de denuncia, movilización y conciencia.
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