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EVALUACION DE LAS CARRERAS DE MEDICINA
Bochazos en Medicina

La Coneau sólo acreditó plenamente a la Universidad de Tucumán y, parcialmente, a otras nueve universidades: entre ellas las de Córdoba y del Salvador. No aprobaron a La Rioja y la UAI-Rosario.

Juri: �Cualquier univer-sidad que tenga una ca-rrera no acreditada tiene que pensar seriamente en mejorar para lograr la acreditación o en cerrar esa carrera�.

Por Javier Lorca

Apenas una de las 25 universidades del país que dictan Medicina cuenta con plena acreditación oficial: la Universidad de Tucumán. Y dos universidades no fueron siquiera acreditadas para formar médicos: la pública de La Rioja y la privada Universidad Abierta InteramericanaRosario. A medio camino, otras nueve instituciones, si bien no cumplen los requisitos mínimos, sólo fueron acreditadas por tres años porque presentaron planes para solucionar sus falencias: son las universidades de Córdoba y del Comahue, y las privadas del Salvador, Favaloro, Austral, Abierta Interamericana (sede Buenos Aires), Católica de Córdoba y Fundación Barceló (sedes porteña y riojana). Los resultados surgen de la primera evaluación de carreras de grado que realizó –y ayer difundió– la Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria (Coneau). Las otras 12 casas de estudios que dan Medicina empezaron a ser evaluadas este mes. Al margen, resta la UBA, la única que se negó a ser examinada por la Coneau, aunque el conflicto está por solucionarse (ver aparte).
En diálogo con Página/12, el ministro de Educación, Hugo Juri, dijo que, para las universidades cuyas carreras no fueron acreditadas, el fallo “no implica el cierre de sus actividades y, técnicamente, sus títulos siguen siendo válidos”. Aunque aclaró: “Cualquier universidad que tenga una carrera no acreditada tiene que pensar seriamente en mejorar para lograr la acreditación o en cerrar esa carrera”. Ex decano de Medicina en Córdoba, Juri concluyó que la principal consecuencia de la evaluación es que “los alumnos y toda la sociedad pueden saber qué instituciones cumplen los requisitos”. El titular de la Coneau, Juan Carlos Pugliese, apuntó que “el fundamento de la evaluación y acreditación es preservar los derechos de los alumnos. Y mejorar la calidad de la formación”.
El proceso comenzó hace un año y lo llevó adelante la Coneau, un ente descentralizado que depende de Educación. Según explicó Adolfo Stubrin, coordinador de la comisión de grado, el proceso comenzó con una autoevaluación que hicieron las propias facultades a pedido de la Coneau. Luego, los evaluadores analizaron esos informes y visitaron las unidades académicas. Tras reunirse y comparar los casos, los pares hicieron su evaluación, tomaron en cuenta las respuestas de las universidades y elaboraron el dictamen definitivo. La evaluación analizó el cumplimiento de 126 estándares mínimos que deben cumplir las carreras de Medicina (requisitos que en 1999 fueron aprobados por las universidades y sancionados por Educación). Se examinaron planes de estudios, planta docente, perfiles de graduados y regímenes de alumnos, contexto institucional y la infraestructura.
La única carrera de Medicina que logró acreditación plena, por 6 años, es la que se dicta en Tucumán. En cambio, nueve universidades sólo alcanzaron una acreditación parcial. “Entre el ideal de los estándares y la realidad hay una gran distancia. Hubiera significado un shock acreditar por 6 años o nada –dijo Stubrin–. Nos pareció legítimo dar una oportunidad de mejorar.” Por eso, en 1999 la Coneau creó la “acreditación por 3 años”. Ahí se incluyen “instituciones que tienen falencias, pero que asumieron compromisos y planes de mejoramiento para adecuarse a los estándares”.
Esas universidades volverán a ser examinadas en 3 años. Entre las falencias que deberán salvar figuran: “actualización de modalidades pedagógicas”, adecuación entre recursos y cantidad de alumnos, reestructurar la planta docente, universalizar en forma urgente la experiencia práctica, “mejora del equipamiento” (para la Universidad de Córdoba); establecer “políticas de investigación”, reestructurar el plan de estudios, perfeccionar la formación docente (Universidad del Salvador); “revisión del plan de estudios”, mejorar “los mecanismos de evaluación docente”, revisar el sistema de ingreso dealumnos, “fortalecer la situación económico-financiera de la universidad” (Favaloro); incrementar la formación práctica real, “incremento del nivel académico del cuerpo docente”, introducir medidas de “prevención sanitaria de los alumnos” (Universidad Abierta Interamericana, sede Buenos Aires).

 

Razones de dos reprobados

La Universidad de La Rioja y la Universidad Abierta Interamericana (Rosario) –aunque aún pueden hacer un descargo– reprobaron la evaluación de la Coneau por las siguientes razones, entre otras:
La Rioja: el arancel que se cobra a los alumnos es el sustento de la carrera y esto “no garantiza... un sistema de becas adecuado”; no hay acciones que estimulen la formación de investigadores; “el número de alumnos ingresantes no se adecua... a la capacidad de la carrera”.
UAI-Rosario (que, como informó Página/12, está siendo investigada porque sería producto de la venta de una franquicia): “La estructura de gobierno no es apropiada”; no hay “instancias responsables del proceso curricular”; “la formación básica y clínica están pobremente integradas”; el cuerpo académico no tiene suficiente trayectoria. Se critica la biblioteca y la falta de investigación.

 

VOLVERIA A SER EVALUADA POR CONEAU
La UBA prepara su vuelta

Por J.L.

La UBA está a un paso de volver a aceptar a la Coneau como entidad evaluadora, después de dejarla de lado con duras críticas a su funcionamiento en abril pasado. El regreso se haría posible mediante el desembarco de la secretaria de Asuntos Académicos de la universidad, Alicia Camilloni, que entraría en la Coneau en reemplazo de José Luis Cantini.
El ingreso de Camilloni fue promovido por el rector de la UBA, Oscar Shuberoff, y por el secretario de Educación Superior, Juan Carlos Gottifredi, quien le pidió a Cantini su dimisión. La renuncia ya está firmada, pero tiene fecha de febrero próximo. Nombrado representante del Ministerio de Educación en la Coneau bajo el menemismo, Cantini tiene un currículum que, entre otros créditos, recuerda que fue rector de las universidades nacionales del Litoral y de Rosario durante la dictadura de Juan Carlos Onganía y también ministro de Educación en 1970, bajo el gobierno de facto de Roberto Levingston.
En la cúpula de la UBA se da por sentado que el ingreso de Camilloni implicará una garantía de que “empezaría a mejorar el funcionamiento de la Coneau”. A partir de su llegada –que para concretarse requerirá un decreto del Poder Ejecutivo–, el Consejo Superior de la UBA aceptaría volver a someterse a las evaluaciones oficiales. Mientras, en la Coneau, Camilloni es bien vista, pero hay bronca para con el modus de su llegada, “una operación política de cuarta”, como definió uno de los miembros de la comisión.

 

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