Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira
ESPACIO PUBLICITARIO


EN CAMARA, UN JOVEN PIDIO A DE LA RUA POR LOS PRESOS DEL MTP
Lo de La Tablada no fue un blooper

Apenas el Presidente apareció en �Videomatch�, un joven del público logró acercársele para pedirle por los presos en huelga de hambre.

El presidente Fernando de la Rúa, ayer en “Videomatch”, con Marcelo Tinelli y su imitador.

Por Luis Bruschtein

“Señor Presidente, haga algo por los presos de La Tablada, se están muriendo...” El joven de HIJOS bajó de la tribuna del programa de Marcelo Tinelli apenas entró Fernando de la Rúa y antes de que los asistentes se dieran cuenta llegó junto al Presidente, alcanzó a tomarlo del brazo y le pidió por los presos en huelga de hambre. Fueron unos pocos segundos de desconcierto pero bastaron para cambiar el tono festivo del programa. De la Rúa empezó a responder con cortesía, pero a partir de allí no pudo evitar meter la pata con el nombre de la esposa del conductor televisivo o deambular por el fondo del escenario porque no encontraba la salida.
El Presidente llegó después de la Pipi. La Pipi llevaba unos pantalones fuertemente ajustados que le resaltaban la figura. El Presidente no. Por eso las dos parejas que fueron desalojadas por el dispositivo de seguridad presidencial en la puerta de Telefé, en Matheu al 1500, aclararon que habían ido a ver a la Pipi, que no sabían nada del Presidente.
Pero el dispositivo no alcanzó para los que en realidad habían ido a ver al primer mandatario. Un grupo de ocho jóvenes de la agrupación que aglutina a los hijos de desaparecidos se reunió en la puerta para pedirle por la libertad de los presos que ya llevan cien días en huelga de hambre. Otro se había mezclado con el público que suele asistir al programa y fue quien finalmente lo encaró apenas entró en el estudio, frente a las cámaras.
“Parece que esto cambia el tono de la entrevista, señor Presidente, yo entiendo lo que siente este joven y también creo que es un problema importante, aunque creo que hay otras formas para plantearlo”, arrancó Tinelli. “Es un problema importante y que nos preocupa”, intervino rápidamente De la Rúa, mientras Ernesto Belli, cuyo padre Pablo murió en el intento de copamiento del regimiento de La Tablada, era sacado de las cámaras por los asistentes.
“Durante todo este tiempo hemos tomado medidas –continuó De la Rúa– y hoy, justamente, me acabo de enterar del fallo de la Corte, contrario al decreto que emitimos para que la causa de los presos de La Tablada tuviera una segunda instancia, para nosotros fue una mala noticia, ahora tenemos que ver cómo seguimos adelante con este tema...”
Tinelli insistió en que el hecho no estaba previsto pero De la Rúa le aclaró que recibía “permanentemente a todo el mundo por éste y por otros temas” y que no le molestaban hechos de ese tipo “siempre que se hagan con respeto y educación”.
“Bueno, pero también quería desearle felicidad a usted en estas fiestas –señaló De la Rúa, una vez cerrado el tema de La Tablada– y también a su señora Laura y sé también que tiene un hijo, en fin quería mandarle muchas felicidades a su familia y a usted que tanto optimismo le da a la gente”. Pero la esposa de Tinelli se llama Paula y su hijo tiene dos años y medio.
Tinelli le preguntó por el préstamo de blindaje. Más en su salsa, De la Rúa recordó que había heredado una situación económica y social muy difícil. “Tomamos las medidas que había que tomar y este blindaje es un apoyo de la comunidad internacional a lo que estamos haciendo”, señaló, además de expresar su optimismo sobre el futuro inmediato de la Argentina a partir del blindaje recibido.
Tinelli le preguntó por su reciente entrevista con Chacho Alvarez: “Bueno, fue muy buena, es algo normal, siempre tuvimos una muy buena relación”. “Pero se había ido”, insistió el conductor del programa. “Nunca se fue”, expresó el primer mandatario. “Es decir, se fue del Gobierno pero no de la Alianza”, tuvo que aclarar para borrar el gesto de sorpresa en su interlocutor.
Antes de su llegada, Figuretti de la Rúa, su clon, lo había imitado y al finalizar su número comenzó a deambular por el estudio, impertérrito, pero muy desorientado, y pasa por delante de las cámaras hasta que encuentra la salida. Es una de las partes más cómicas del clon presidencial construidopor Figuretti. Y De la Rúa imitó a su clon. Cuando Tinelli lo despidió y siguió hablando a la cámara, detrás suyo se veía al Presidente perdido pero impertérrito, sin encontrar la salida.

 


 

LA HISTORIA DEL ARRIBO DE DE LA RUA A “VIDEOMATCH”
El clon presidencial no es el Presidente

Por Carlos Polimeni

”Un saludo a Darío, gracias por el llamado”, dijo un día, como al pasar, Marcelo Tinelli, haciendo un uso encantador de su código de buen muchacho. Unos segundos después, en el piso del programa diario más visto de la televisión argentina, un imitador presentaba nuevamente al presidente Fernando de la Rúa cometiendo una sucesión imperdonable de torpezas.
Tinelli estaba en un momento ríspido de su relación con el canal y no iba a dejar pasar por alto que interpretaba como una presión una llamada de Darío Lopérfido, secretario de Cultura y Comunicación y, por entonces, vocero presidencial. Lopérfido, además, tiene una buena relación con Claudio Villarruel, el hombre fuerte del manejo artístico del canal, del que Tinelli hablaba con resentimiento en privado. Aquel falso De la Rúa de los días en que Tinelli estaba crispado con medio mundo intentaba en vano contar un chiste, mientras el piso estallaba en risotadas. No se acordaba bien de las situaciones –que por un celular su vocero intentaba refrescarle–, se reía anticipadamente, equivocaba el remate. Luego, deambulaba como un zombie por el estudio, chocaba contra los objetos, se ponía de espaldas a cámara, repetía zonzonetes sin sentido. La caracterización de Federico Pérez de Villarreal –Freddy, para los amigos– era notable, pero no menos su composición, con mucho de buen mimo. La gastada máxima fue cuando, en ocasión de los 2 mil programas del ciclo, el falso De la Rúa apareció concurriendo al canal, para felicitar al conductor... pero apareció en la puerta del 13.
Al Gobierno, hipersensibilizado por sus propios problemas, empezó a considerar que Tinelli, que hasta ahí había tejido buenas relaciones con el delarruismo, había pasado todos los límites posibles. Que era intolerable que la investidura presidencial fuese mancillada de tal forma. Que es insana para la democracia semejante imagen de su primera figura. Que cuando se ríen de un imitador, se ríen del imitado. Hubo más de un acercamiento para intentar modificar el rumbo de las cosas sin que Tinelli, que ha tenido un par de reuniones a solas con De la Rúa, se sintiese censurado. La presencia en la Casa Rosada de un equipo de “Videomatch”, que buscaba testimonios del propio Presidente para el especial de los 2000, derivó en que estallasen las versiones sobre nuevas conversaciones con el conductor, cuya empresa tiene dos programas en el canal estatal de televisión.
Más allá de las versiones, Tinelli ya estaba de buen humor porque había solucionado su situación contractual con Telefé, y de paso, enderezado su relación con Antena 3 de España, del mismo dueño. Es posible, entonces, que haya decidido que si una imitación se había convertido en cuestión de Estado, era adecuado bajarle el tono. Eso ocurrió a ojos de millones de espectadores, pero de modo muy sutil, de tal forma que muchos no se dieron cuenta, porque estaba ya instalada la imagen anterior. “Los personajes de nuestros programas tienen un tiempo: suben y luego bajan”, dijo ayer una fuente de Ideas del Sur al comentar la situación.
De todos modos, el de De la Rúa según Freddy (cuya otra gran composición es Figuretti) logró subir: el martes por la noche se apoderó del control del programa sobre el final, gastó al conductor, al dejarlo de seña sosteniendo un palo contra el techo, y ensayó un speach triunfalista, mientras los ojos parecían saltarle de las órbitas. Mientras sonaba la música del cierre, un falso presidente envalentonado al tener todo el piso bajo su control afirmaba que él había sido el más vivo de todos. Freddy tiene prohibido conceder notas sobre la composición del personaje.

 

PRINCIPAL