Por Felipe Yapur
Finalmente el Senado aprobó
ayer los pliegos de ascensos de 176 militares. En el listado de las promociones
lograron escabullirse los cuatro integrantes del Ejército cuestionados
por haber participado de la rebelión carapintada. Si bien los cinco
acusados de haber participado en violaciones a los derechos humanos no
alcanzaron el ascenso, lograron sí modificar su situación
ante la Comisión de Acuerdos del Senado, ya que pospusieron para
marzo la definición de sus pliegos en vez de rechazarlos como era
en un principio. El tratamiento de los pliegos generó más
de una discusión interna en los bloques de la Alianza y el PJ,
y hasta un sorpresivo reconocimiento por parte de la Armada de que dos
de sus integrantes cuestionados figuran en las listas de la Conadep.
La Cámara alta cerró el capítulo de los ascensos
militares tras suspender la sesión del miércoles cuando
una carta enviada por la viceministra del Interior, Nilda Garré,
instaba a los senadores a no avalar los pliegos de los militares carapintadas.
Este hecho fue utilizado por peronistas para cuestionar la falta de un
solo discurso del Gobierno nacional y los radicales para cuestionar a
sus colegas del Frepaso. Una comunicación entre el ministro del
Interior, Federico Storani, y los presidentes de los bloques permitió
saldar las diferencias y ayer se aprobaron los pliegos de ascensos.
Fue así que los tenientes coroneles Virgilio Moschino y Oscar Vaquero,
el coronel Hugo Casela, y los capitanes de fragata Edgardo Rodríguez
y Carlos Anzoátegui, son los militares que participaron la represión
ilegal y que deberán esperar hasta marzo cuando el Senado defina
si acepta o no las impugnaciones presentadas por la subsecretaría
de Derechos Humanos, la APDH y el CELS. Pero más allá de
la decisión de los senadores, sin duda para estos militares la
postergación de sus promociones representa, por ahora, más
un tropezón que una caída definitiva. Sobre todo si se tiene
en cuenta que hasta ayer había consenso para rechazar los pliegos.
Con respecto a los miembros de la Armada, la fuerza no tuvo más
remedio que admitir ayer que los dos capitanes de fragata cuestionados
aparecen mencionados en los archivos de la Comisión Nacional sobre
la Desaparición de Personas (Conadep). Pero consideró en
un intento por explicar lo inexplicable que ambos oficiales
no están involucrados en ningún aspecto en los hechos
referidos.
En tanto, los que lograron sortear el escollo del desaire fueron aquellos
acusados de haber integrado el grupo carapintada que protagonizaron los
alzamientos de Campo de Mayo, ocurridos en la Semana Santa de 1987. Es
así que los tenientes coroneles Jorge Cáceres, Luis Candia,
Daniel Oneto y Jorge Daura ascenderán al grado inmediato superior.
Tanto peronistas como radicales coincidieron en el análisis sobre
la situación de los carapintadas. Para la mayoría, estos
militares ya fueron juzgados y por lo tanto no les cabía el rechazo.
Entre los que más defendieron esta tesis estuvieron Carlos Corach
y Omar Vaquir. Este último llegó a afirmar según
relató un senador del PJ que si seguimos demorando
los ascensos podemos enfrentarnos a un posible golpe militar.
Pero también hubo voces en contra. En el bloque del PJ se opusieron
sólo tenazmente Beatriz Raijer y Carlos Verna. Luego, en el recinto
se sumarían los miembros del bloque justicialista federal, Carlos
Sergnese y Alberto Rodríguez Saá, y también la neuquina
Silvia Sapag.
El entrerriano Héctor Maya, integrante del bloque Justicialista
Federal, fue uno de los pocos que defendió públicamente
a los carapintadas al considerarlos parte del pasado. Por
su parte, el radical Raúl Galván coincidió con su
colega justicialista al señalar que objetar el ascenso de los militares
que participaron del alzamiento encabezado por Aldo Rico hubiese significado
sobrevaluar un criterio propio por sobre la sentencia que fue dada
por la Justicia y agregó que sería un dislate
y una contradicción histórica que estuviéramos revisando
juicios operados hace una década del país. La cordobesa
Raijer dijo a Página/12 que no era posible que ni los carapintadas
ni los acusados de violar los derechos humanos sean premiados con un ascenso
y agregó que ambos grupos están integrados por delincuentes
que cometieron diferentes delitos, pero delitos al fin. En tanto,
el único representante del Frepaso, Pedro Del Piero, sólo
votó en contra del ascenso de los cuestionados por violaciones
a los derechos humanos. El que prefirió ausentarse fue el riojano
Jorge Yoma, quien aseguró que no participó porque no piensa
avalar estas decisiones hasta que el último militar golpista
abandone las Fuerzas Armadas.
Un susto para dos ministros
Los ministros de Justicia, Jorge de la Rúa, y de Educación,
Hugo Juri, sufrieron ayer heridas leves al chocar el auto en el
que viajaban con un taxi, en el barrio porteño de Montserrat.
El accidente se produjo a las diez de la mañana, en la esquina
de Chile y Rincón, cuando el Ford Mondeo bordó en
el que viajaban los funcionarios chocó con un taxi, que volcó
y se desplazó hasta una estación de servicio. En el
lugar, el auto de alquiler embistió a otro vehículo
que cargaba combustible, pero milagrosamente no se produjo ninguna
explosión. Juri y De la Rúa, que en el momento del
accidente estaban con un chofer y con el subsecretario de Política
Criminal y Asuntos Penitenciarios, Alvaro Ruiz, se trasladaron a
sus respectivos ministerios, para que se les realizara un control
de precaución; tras comprobarse que sólo tenían
golpes leves, los ministros se dirigieron a la Casa de Gobierno
para recibir el saludo navideño del presidente Fernando de
la Rúa.
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