Por Cristina Casals
En estos días, la melodía
se repite una y mil veces, en los cinco continentes, en una multitud de
idiomas: Noche de paz es seguramente la canción navideña
por excelencia, pero así como a menudo se interpreta en defensa
de pobres y miserables, en su larga historia también sufrió
intentos de abuso por los poderosos. El origen de la canción es
la escasez de medios, como la que también caracterizaba a Jesús
en el pesebre: en 1816 o 1818 (los expertos no coinciden en la fecha),
en un pueblecito de Salzburgo (Austria), el sacerdote Joseph Mohr comprobó
que el órgano de la iglesia en la localidad de Oberndorf estaba
corroído por los ratones y roto, y no había dinero para
arreglarlo. Entonces, Mohr escribió una letra y le pidió
al maestro del pueblo Franz Xaver Gruber, amigo suyo, que compusiera una
melodía. Finalmente, los dos interpretaron la nueva canción
en la misa del gallo, acompañados tan sólo por una guitarra
y un coro modesto de campesinos.
Hoy la letra tiene traducción a casi 300 idiomas y la noche
de paz se convirtió en po fanau, po manu en Samoa,
o en yutdlime kimsugtut para los esquimales, pero la primera
vez que diferentes idiomas, incluso antagonistas, se unieron en el mismo
deseo de paz fue en 1914, en las primeras Navidades de la I Guerra Mundial:
ese 24 diciembre, los disparos en el frente de batalla de soldados británicos
y alemanes fue cambiado por un canto a voz en cuello.
Para los marginados del proletariado europeo a principios del siglo pasado,
Noche de paz era en cambio una canción burguesa que
pretendía camuflar la miseria y las tensiones sociales, por lo
que hicieron intentos de cambiarle la letra y destacar que para el pueblo
era una noche de frío, hambre y penurias. El régimen austro-fascista
de Kurt Schuschnigg, en 1937, la usó en sus estrategias para fortalecer
el espíritu nacional austríaco claramente diverso del alemán,
para evitar que el nacionalsocialismo conquistara a la población
de la pequeña república alpina, con problemas de identidad
tras la pérdida de la mayor parte de su territorio después
de la I Guerra. En 1938, Austria fue anexada y los nazis cambiaron el
texto de la canción, quitándole todo vestigio de contenido
cristiano para darle un tono de orgullo patriótico. Sin embargo,
la canción resistió a todas las manipulaciones, pues ya
en el invierno de 1942 el propio Ministerio de Propaganda del Tercer Reich
recurrió a la versión original para levantar los ánimos
de los soldados, sobre todo de los que luchaban en Stalingrado y en Nochebuena
la transmitió por radio a todos los frentes.
Hacia el final de la II Guerra Mundial surgió una versión
propia de la resistencia al nacionalsocialismo, en la que se expresaba
la esperanza de que vuelva la Noche de paz cuando ellos se vayan,
y en la Navidad de 1945, los japoneses cristianos la cantaron en la catedral
de Nagasaki tras la tragedia de la bomba atómica, en agosto de
ese mismo año.
Algunos destacan la ausencia completa de la figura de la Virgen en una
canción que se entona para recordar el nacimiento de Jesús
y opinan que esta circunstancia puede haberla facilitado el éxito
inicial, dado que el villancico desde Austria comenzó a expandirse
en la Alemania protestante. La madre del autor de la letra, Josef Mohr,
era soltera y había indicado como padre a un desertor; su padrino
era el verdugo local y, cuando el sacerdote falleció, el 4 de diciembre
de 1848, sólo poseía una sotana remendada y unas camisas
de material grueso. Hoy se sabe que poco antes de componer la canción,
Mohr, que nunca llegó a conocer a su padre, después de unos
años de búsqueda había encontrado a su abuelo paterno,
y algunos conjeturan que ese hecho pudo haber influido en él, pues
en Noche de paz sólo se habla del amor paternal y no
hay veneración de la Virgen. Los intérpretes famosos que
grabaron sus voces con esta canción son numerosos, desde Plácido
Domingo hasta Mahalia Jackson y Enya, pasando por ElvisPresley, los Niños
Cantores de Viena y Sumo, que en su disco After chabón grabó
una versión en alemán, castellano e inglés.
Quizá alarmada por tanto uso, en los 80 surgió una asociación
fundada en Oberndorf, que se comprometió a continuar la investigación
de sus orígenes y protegerla contra el abuso de la comercialización
y la cursilería.
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