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MADONNA SE CASO RODEADA DE UN OPERATIVO MONUMENTAL
Y no saludaron en el atrio

El castillo escocés de Skibo fue escenario de una boda ultrasecreta, pero rigurosamente vigilada por ejércitos de periodistas y guardias de seguridad. El desfile de invitados fue un festival para cholulos.

La imagen más aproximada que hubo ayer del casamiento: Madonna y Ritchie llegando a la Iglesia.

Es probable que haya sido la boda más vigilada de la historia: ayer, en el castillo de Skibo, situado en el norte de Escocia, la cantante Madonna y el cineasta Guy Ritchie le dieron el sí a la reverenda Susan Brown. Mientras tanto, afuera, con un frío que helaba los huesos, más de quinientos periodistas de todo el mundo eran dificultosamente mantenidos a raya por un ejército de guardias de seguridad, pertrechados con detectores de metales y sensores de calor, visores infrarrojos y potentes reflectores para vigilar a la masa de curiosos. Pese a semejante despliegue de uno y otro lado, la ceremonia se desarrolló en la más estricta intimidad, y sin que trascendiera nada al exterior de un casamiento que, según se calcula, costó más de dos millones de dólares.
La ceremonia estuvo oficiada por la reverenda Brown, de la Iglesia Anglicana de Escocia, quien antes de la boda afirmaba que su sermón haría hincapié en el compromiso “para toda la vida” que representa el matrimonio. Brown ya ofició el jueves, en la cercana catedral de Dornoch, el bautismo del hijo de la pareja, Rocco, de cuatro meses. En declaraciones antes de la ceremonia, la reverenda anglicana (que los medios ingleses rebautizaron como “Holy Spice” Brown, en un juego de palabras con las Spice Girls) había descrito el enlace como un evento “especial y significativo” para la pareja: “Espero que la ceremonia sea algo que podamos disfrutar. Es bueno que una pareja quiera comprometerse el uno con el otro para toda la vida”. Acerca de los posibles nervios de la cantante o de su inminente marido, la reverenda afirmó que “serían una pareja muy poco común si alguno de los dos no estuviera nervioso antes de la boda. Yo misma me pongo muy nerviosa antes de cada ceremonia”.
Los nervios sobraron en el exterior del castillo situado cerca del pueblo de Dornoch, donde hubo más de un forcejeo para conseguir “algo” de la boda pop. Para agravar el panorama, la policía escocesa y los efectivos de seguridad –conducidos por un ex soldado del ejército británico– reforzaron las medidas luego de que, en el bautismo (que contó con el músico británico Sting cantando el “Ave María”), se descubriera a dos periodistas que habían logrado filtrarse pese a todo.
En la ola de rumores nacida de tanto hermetismo, ayer se aseguraba que la actriz Gwyneth Paltrow, protagonista de la película Shakespeare in Love, fue la madrina de la boda. Al menos fue una de las numerosas celebridades que se pudieron entrever en el ingreso a la catedral: entre los primeros en llegar estuvieron el cantante Sting y su esposa Trudie Styler, que presentaron a la pareja hace dos años en una fiesta y que el jueves fueron los padrinos de Rocco. Poco después entró la diseñadora de moda Donatella Versace, en el interior de un Range Rover oscuro, iniciando un desfile que era el sueño de cualquier cholulo, con personajes como la estrella pop Robbie Williams, los actores Rupert Everett y George Clooney, varios integrantes del clan McCartney, los músicos Jon Bon Jovi y Bryan Adams y el cantante Elton John, de quien en días anteriores se aseguró que iba a interpretar en la ceremonia su melodía instrumental “Song For Guy”, en homenaje al novio. En tanto, los medios sensacionalistas británicos se encargaron de remarcar que Brad Pitt y su novia Jennifer Anniston esperarían a que Gwyneth Paltrow se retirara para mostrarse en el lugar, debido a la mala relación en que quedaron Paltrow y Pitt luego de su separación, hace dos años.
Aunque no trascendió nada sobre el vestido de la novia, en las informaciones llegadas desde Escocia se da por seguro que Madonna lució un modelo diseñado por Stella McCartney, hija del ex beatle Paul McCartney y principal motor creativo de la casa Chloé, mientras que Ritchie llevó un kilt, la típica falda de tartán escocesa, la misma prenda que lució Sting. La prensa británica conjeturaba también que la cantante usó un collar de diamantes valuado en 73.400 dólares y que compró hace unos días y acompañada por la misma Stella, en una lujosa joyería de Londres. Del mismo modo, se suponía que Jean-Baptiste Mondino, autor de las imágenesque ilustran Music, el disco más reciente de la cantante, fue el fotógrafo de la boda.

 

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