Por Horacio Verbitsky Una filmación presentada por un empresario ante la justicia involucra a Julio Salvador Nazareno en la compraventa de votos en causas de significación económica que se tramitan ante la Corte Suprema de Justicia. A raíz de ello el presidente de la Corte Suprema fue denunciado por prevaricato y cohecho. Suprema ironía: la causa contra Nazareno recayó en el juez federal Carlos Liporaci, quien luego de dejar en libertad al banquero Raúl Moneta se compró una casa de más de un millón de dólares por lo que también está sometido a causa penal y juicio político. Aunque el episodio se hizo público recién ahora, las causas se tramitaron bajo el anterior gobierno y, además de Nazareno, alude a otros dos personajes emblemáticos del menemismo: el actual Auditor General de la Nación, Rodolfo Barra, y el empresario quebrado Arnaldo Martinenghi. Además expone un modus operandi en el que la compra de voluntades se realiza a través de abogados amigos de los jueces y que no dejan huellas porque no firman en los expedientes. Nazareno es presidente de la Corte y también del Consejo de la Magistratura, que solicitó la filmación como prueba en un juicio político a dos camaristas comerciales. Las acusaciones sobre tráfico de influencias en el más alto tribunal de justicia no han escaseado desde su ampliación de cinco a nueve miembros en 1990. Comprendieron denuncias del abogado Ernesto Galante contra los ministros Carlos Fayt y Antonio Boggiano y de una curtiembre contra el ministro Adolfo Vázquez, a quien acusó de utilizar como gestor al abogado Luis Careri, socio de Adrián Menem y defensor en una causa penal de Carlos Rückauf. Las pruebas, que resultaron insuficientes, eran anónimos o versiones de oídas. Esta es la primera vez que los cargos se sustentan en una prueba tan tangible como una filmación. El martes, dictamen El escándalo conmueve a la Corte Suprema, pero también
a la Cámara de Apelaciones en lo Comercial, uno de cuyos miembros
ya renunció mientras otros dos esperan el dictamen de la comisión
de acusación del Consejo, que pasado mañana recomendaría
que sean destituidos. El relator designado por sorteo es el diputado menemista
Miguel Angel Pichetto. El plenario recién trataría su dictamen
en febrero y, de ser aprobado, lo remitiría al Jurado de Enjuiciamiento.
Desde que funcionan las nuevas instituciones creadas por la reforma constitucional
de 1994, fueron destituidos jueces de primera instancia, pero no camaristas.
Para destituir a un ministro de la Corte Suprema sigue en vigencia el
procedimiento histórico, con la Cámara de Diputados como
órgano de acusación y la de Senadores como tribunal de juicio.
Una y otra deben reunir dos tercios de sus votos. Eso ocurrió por
última vez en 1948 cuando fueron destituidos tres ministros de
la Corte y el Procurador General. Cohecho y prevaricato El abogado de Merchan Gómez, Guillermo Ledesma denunció por cohecho y prevaricato a Nazareno, a Cantore, a su esposa, a los también jueces de la Sala A Julio Peirano y Manuel Jarazo Veiras y al abogado Jorge Ricardo Cejas. Merchan Gómez y Ledesma solicitaron un completo listado de las conversaciones telefónicas cruzadas entre el presidente de la Corte Suprema y los demás implicados en el caso. No hay precedentes de una investigación semejante en ese nivel institucional. Nazareno no podrá decir que esto ocurre por animosidad política: el gestor implicado con él, Edgardo Cantore, es un radical que se jacta de su relación con el presidente Fernando De la Rúa y con el ex jefe de gobierno de la Ciudad, Enrique Olivera, y cuando su esposa debió presentarse ante el Consejo de la Magistratura, lo hizo en compañía de Enrique Paixao, ex secretario de justicia del ex presidente Raúl Alfonsín. Por sorteo entiende en la causa contra Nazareno el juez Liporaci, quien es investigado por enriquecimiento ilícito por su colega Gabriel Cavallo y está sometido a juicio político por el mismo Consejo de la Magistratura que preside Nazareno. Igual que en el caso de los presuntos sobornos del Senado, este entrecruzamiento de investigadores e investigados revela la extraordinaria dificultad para avanzar en el saneamiento institucional siguiendo los procedimientos prescriptos en el sistema vigente y aunque más no sea ayuda a entender la compulsión al portazo del ex vicepresidente Carlos Alvarez. Liporaci también fue el juez en la causa mencionada contra Fayt y Boggiano. La Cámara Federal lo apartó luego de que sentenciara que no podía interpretar la letra de una sentencia emanada de un órgano superior. Del paddle al golf El amigo de Nazareno que según la filmación tiene la manija en la Corte y cobra un porcentaje de lo que el litigante se salva de pagar, fue identificado por Ledesma como Yayo Gómez Prieto. Se trata de un abogado sin estudio. Aunque Cantore diga que Gómez Prieto juega todos los días con Nazareno al tenis, en realidad la pelotita que los reúne es la de golf. Pero no siempre fue así. Gómez Prieto fue propietario de un club de paddle en Constitución, próximo al Hospital Garrahan, en sociedad con el juez civil Alejandro Saravia, ex candidato por la Lista Blanca a integrar el Consejo de la Magistratura. En su club conoció a Nazareno, quien cuando llegó a Buenos Aires no se privaba ni de su siesta ni de su partido de paddle diarios. A medida que fueron intimando, la presencia de Gómez Prieto en la Corte Suprema se tornó más asidua, hasta llegar a ser diaria. Una vez consolidada la relación con Nazareno, sus visitas al cuarto piso del palacio de Tribunales se hicieron más espaciadas. Hace seis años, cuando viajó con Menem a Siria, Nazareno sufrió una isquemia cardíaca que le impidió regresar junto con la comitiva oficial. La familia de Nazareno proviene de Nebek, al norte de Yabrud y cerca de Alepo. A raíz del malestar sufrido, Nazareno fue internado en el Medical Care Center de Damasco donde permaneció varios días hasta que le dieron el alta. Aunque no ha tenido otro patatús, desde entonces debe cuidarse y ha cambiado la paleta de paddle por los palos de golf. Gómez Prieto es su ladero en los links. El golf es una práctica más relajada que el paddle, y también conviene al físico descomunal de Yayo. Ahora resulta que tengo que fijarme con quién juego al golf, minimiza el ex jefe de policía de La Rioja. La señal La crisis fue el desenlace de dos causas paralelas, ambas originadas
en litigios entre accionistas de importantes empresas: Aluar y Biogénesis.
La accionista minoritaria de Aluar, Mónica Madanes, denunció
a los tres camaristas de la sala A al comprobar que el fallo contrario
a sus pretensiones había sido informado por la empresa familiar
a la Bolsa de Comercio mientras a ella el tribunal le informaba que el
expediente seguía a estudio. Según la descripción
de sus abogados, Luis Moreno Ocampo y Hugo Wortman Jofré, el voto
de Jarazo Veiras habría sido comprado por el holding madre de Aluar,
Pecerre SCA, mediante la contratación para una auditoría
ajena a la causa de un abogado de nombre intimidatorio e íntima
relación con el camarista: José de San Martín. Ni San Martín se salva Por sugerencia del estudio Moreno Ocampo, Merchan levantó un acta
notarial y filmó las posteriores entrevistas sin que Cantore lo
supiera. Los tramos más significativos se reproducen por separado.
Cantore se ofrece para hablar con alguien a quien identifica como funcionario
de la Corte Suprema que juega al tenis con Nazareno todos los días
y puede garantizar la apertura del recurso de queja. Más avanzada
la conversación lo identifica como Yayo y aclara que
no es un funcionario judicial sino un amigo personal del presidente de
la Corte. Cobran un porcentaje de lo que se salva, nada más,
ni lo coimean ni nada. ¿Usted tiene que pagar un millón
de dólares? Bueno, perfecto, si se salva de pagar eso le dirán
lo que le van a cobrar, dice. Como un personaje de Nueve reinas,
Cantore se despide asegurando esto es delicado y que nunca
me metí en ninguna cosa que no fuera correcta. El Trabucco de Peirano Según la jueza, el directivo y abogado de Aluar Juan Manuel Lynch le había confesado que el grupo contrató a San Martín, mientras el litigio de esa sociedad con su accionista minoritaria estaba en manos de Jarazo Veiras. También le dijo que una relación similar existía con el abogado Guillermo Tabanera, que asesoraba a Aluar en aspectos de derecho comercial. Tabanera era un asiduo visitante de Peirano. La jueza contó que había grabado esa conversación. Narró también que había preguntado al abogado principal de Aluar, Jaime Luis Anaya, si lo que estaba vendido en el expediente era el primer voto o la mayoría. Peirano fue secretario en el juzgado del que Isabel Míguez fue titular y luego acompañó como secretario letrado en la Corte Suprema de Justicia a su primo, Rodolfo Barra. Míguez dijo que cuando era su secretario, Peirano se había interesado por la designación como síndico en un concurso económicamente importante del abogado Pedro González Trabucco y que cuando pasó a la Corte Suprema la visitó para abogar en favor de una causa en la que González Trabucco era el letrado. La caja de la felicidad Durante una reunión familiar hace cinco años, Peirano le
dijo que González Trabucco había ganado una fortuna con
esa causa y que con ella le había pagado su casa. Describió
incluso el mecanismo: ambos compartían una caja de seguridad en
un banco. González Trabucco guardaba allí sus ganancias,
y Peirano retiraba lo que necesitaba. Míguez de Cantore añadió
que aunque González Trabucco no intervenía en la causa de
Martinenghi y Cejas contra Merchan Gómez, la presionaba para que
votara como Peirano. Cuando Peirano le comentó en qué
lío se metieron Jarazo y San Martín, Míguez
de Cantore le contestó: Y vos cuidate con Tabanera.
Peirano reconoció entonces que en su despacho lo aguardaba Cejas,
quien le pedía consejo sobre asuntos pendientes de Biogénesis.
Cuando la sala estaba considerando una demanda contra el Banco Mercantil
de una clienta a la que le habían vaciado su caja de seguridad,
Peirano le transmitió un pedido de Barra para que se disminuyera
el monto de la indemnización fijada en primera instancia. Así
fue: la indemnización se redujo de medio millón de dólares
a la mitad. La caja de la felicidad El 6 de noviembre Isabel Míguez de Cantore se presentó ante el Consejo de la Magistratura y repitió sus alegaciones, con una sola diferencia: negó haberse autoincriminado y explicó que su voto favorable al Banco Mercantil no obedecía al pedido de Barra transmitido por Peirano sino a las constancias de la causa. Mientras el Consejo recibía declaración de todas las partes interesadas, el juez de instrucción Sergio Torres acumuló en un solo expediente las dos denuncias contra los jueces de la Sala A, allanó sus oficinas y secuestró los discos rígidos de su computadora. Lo mismo hizo en el estudio del abogado Cejas (el ex socio de Merchan Gómez), para comparar su contenido. Un peritaje encargado por Ledesma señala significativas coincidencias de estilo y la repetición de muchos giros y modismos entre las presentaciones de Cejas y la resolución de la Cámara. El cotejo de los discos rígidos debería determinar dónde fue redactada la sentencia. A partir de la recomendación de Cantore, Merchan Gómez mantuvo varias reuniones con Yayo Gómez Prieto, de cuyo contenido sólo trascendió que habría confirmado su influencia en la Corte Suprema. Ledesma solicitó a Liporaci que cite a su cliente como testigo, le pida sus números telefónicos y los de Gómez Prieto y, con ellos, solicite a la empresa telefónica un listado de las comunicaciones entre ambos y con Cantore. Pero también requirió que se analicen los llamados que Nazareno intercambió, desde su despacho y su casa, con Cantore y Gómez Prieto, y los que se cruzaron entre ambos gestores. El juez Torres respondió sin dilación al requerimiento del Consejo de la Magistratura, que le solicitó copias del video aportado por Merchan Gómez. Sin embargo, los consejeros aún no vieron las imágenes. Aunque parezca mentira, para obtener una videocasetera y un televisor deben pedirlos a la Corte Suprema. Por alguna razón el supremo tribunal no tiene más prisa que el juez Liporaci.
Coima no, porcentaje Por H. V. Estos son algunos de los tramos
del diálogo que involucra al presidente de la Corte Suprema de
Justicia. Los interlocutores son el abogado Edgardo Cantore, esposo de
la camarista Isabel Míguez, y el empresario Omar Merchan Gómez. EC: Lo puedo llamar hoy mismo a Yayo y decirle mirá, si
vos me das un cien por cien de garantía de que se abre un recurso
en la Corte, que es legítimo, pero yo quiero pilotearlo yo, a mí
no me vengas con terceras personas. Porque él dice que se
va a ver al funcionario. EC: ¿Yo qué le dije de entrada? Esto es para tirar abajo, pero hay que tener la manija en la Corte, el gran problema... Yayo tiene la manija en la Corte. Usted trate de acercarse porque él tiene, conoce la gente que resuelve esto, y lo tiene al as al lado. EC: Yayo en la casa, entre jueces, camaristas, ministros de la Corte, hacía reuniones de 200 personas. Es un gordo enorme, un tipo que vive encerrado en la casa. Es muy vivo. El, si le tocan algo le va a decir mirá, yo por hacer esto quiero tanto. Te digo porque conmigo, me derivó la otra vez una quiebra, y me dijo manejate la quiebra que la cobrás vos, pero el juicio, me lo quedo yo. El tipo, el gordo, es rápido para la guita. |
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