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SERGIO BUNIN, PARA ACABAR CON EL INDER
Liquidador honorífico

El nuevo liquidador del Instituto Nacional de Reaseguros no cobra, pero nombró asesores de altos sueldos y quiere pagarles cientos de millones a las compañías sin auditoría de la Sigen.

Daniel Marx, secretario de Finanzas.
Es responsable del tema, pero sigue sin hallarle la vuelta.

Por Julio Nudler

Decidida ocho años atrás y todavía pendiente, la liquidación del Instituto Nacional de Reaseguros sigue deparando sorpresas. La última es la designación de Sergio Bunin como liquidador ad honorem del organismo. De este modo, Bunin está prestando gratuitamente sus servicios de liderazgo a un ente que debe resolver reclamos de las compañías de seguros por varios cientos de millones de pesos. Algunas fuentes del sector calculan que se le adeudan $ 1200 millones, aunque otras presumen que se llegará a un acuerdo en alrededor de 700 millones. El gran dilema que enfrenta Bunin es el mismo que no pudieron resolver sus antecesores: cómo ofrecer a las compañías una suma “aceptable”, pero que además corresponda a obligaciones auditadas y aprobadas por la Sindicatura General de la Nación, teniendo en cuenta que es obligatoria la intervención previa de este organismo. Así lo establece la ley complementaria permanente de Presupuesto (texto ordenado por el decreto 689/99). El nuevo liquidador, sucesor de Adrián Capone y casi desprovisto de antecedentes en el país, llegó al cargo por sugerencia de Francisco Astelarra, superintendente de AFJP, amigo personal de José Luis Machinea, ex director ejecutivo de Avira (Asociación de Aseguradoras de Vida y Retiro) y ex vicepresidente de Jacarandá. Otro valedor de Bunin fue el angelocista Roberto Mori, asesor del secretario de Finanzas, Daniel Marx, de cuya órbita depende el tema seguros.
Aunque Bunin no cobre, designó para acompañarlo un gabinete de siete asesores, cada uno de éstos con un sueldo de 6800 pesos. Son ellos Jorge Furlan, Emilio Toscano, Alejandro Ruiz Schulze, Roberto Lucchi, Carlos de Igarzábal, Carlos Suárez y Bob Taylor. Este último era en realidad el candidato a liquidador, pero no pudo asumir por problemas de salud y fue sustituido por Bunin. Por otro lado, uno de los previstos asesores, Amadeo Traverso, dio lugar a un escándalo que terminó en la Oficina Anticorrupción, por denuncia de la Asesoría Legal del INdeR.
Cuando a los abogados del organismo les tocó revisar el correspondiente proyecto de contrato como asesor, encontraron muy familiar el nombre del postulante, ya que el sello “Dr. Amadeo E. Traverso” solía venir estampado en cédulas que, como demandante, remitía con frecuencia al Instituto, patrocinando a compañías como Visión en pleitos contra el ente estatal al que pretendía asesorar, pese a ser abogado de la Asociación de Compañías de Seguro. Pero también la dirección de su bufete, Sarmiento 930, era elocuente. Según fuentes del INdeR, dos meses atrás les llegó la orden de remitir información interna confidencial precisamente a ese domicilio. Finalmente, Traverso no pudo asumir en el organismo, pero participa de los esfuerzos de las aseguradoras por elevar todo lo que puedan la cifra final que les va a ofrecer Economía.
Esta porción de la deuda pública fue explícitamente excluida de la Ley de Emergencia Económica, sancionada a comienzos de la gestión De la Rúa, lo cual significa que no se saldará con bonos a 16 años ni con la baja tasa de interés que éstos reconocen. Hace dos meses, en el Día del Seguro, Machinea prometió emitir un título especial y pagarles un anticipo a las aseguradoras antes de fin de año, sin conciencia de que estaba a punto de verse arrastrado por la vorágine fiscal y financiera que acaba de concluir en el blindaje. La única plata cierta disponible son los 150 millones de dólares que el INdeR tiene depositados en la sucursal del Banco Nación en Gran Caimán.
Lo que en todo este tiempo no logró la Alianza es dar algún paso concreto respecto de la trampa creada por el decreto 1061, firmado por Carlos Menem en setiembre de 1999 para que el INdeR les hiciese una oferta de corte (cut off) a las compañías. La Sigen (Sindicatura General de la Nación) debía, según ese decreto, controlar los procedimientos pero no los importes. En 1997 les habían ofrecido $ 850 millones a las aseguradoras, pero bajo la condición de que la Sigen auditara las presuntas deudasreclamadas por la plaza. Aquello derivó en un duro enfrentamiento entre el Instituto, dirigido a la sazón por Daniel Carlos Di Nucci, hombre llegado desde el Grupo Juncal, y la Sindicatura, que encontró serios vicios en la documentación y decidió no auditar más las Planillas de Pago Contado (PPC), referidas a siniestros que las compañías decían haber liquidado a sus clientes. Durante el resto de la presidencia de Menem nadie se atrevió a avanzar en el espinoso asunto.
Ahora Bunin y su equipo redactaron un proyecto de reforma al decreto 1061 para darle continuidad a éste y permitir el inmediato desembolso de un anticipo del 20 por ciento a las aseguradoras, en base a “determinaciones provisionales”. Lo que los nuevos liquidadores tampoco han conseguido es despejar el peligro de que la Sigen, marginada del procedimiento, eventualmente dictamine que todo se hizo mal y el Estado deba exigir la devolución de los fondos entregados. El proyecto todavía no atravesó el filtro de la Secretaría Legal y Técnica de Presidencia.
A diferencia del 1061, el nuevo decreto admitiría la verificación de importes por parte de la Sigen, pero restringida a las arriba mencionadas PPC (siniestros sedicentemente pagados), que es donde hoy existe menos conflicto porque el INdeR incorporó en parte las observaciones realizadas en su momento por la Sindicatura. Esta no auditaría, en cambio, según el proyecto ninguno de los otros conceptos, el más importante de los cuales es la llamada reserva de siniestros pendientes, o run off. Corresponde a juicios iniciados por particulares contra las compañías, y que por tanto constituyen para éstas un pasivo eventual, que queda firme y determinado cuando se dicta sentencia. Esos pasivos, según la estimación de las aseguradoras, figuran en el reclamo de éstas al Instituto por haber éste reasegurado las pólizas correspondientes. Esas sumas no serían verificadas por la Sigen si De la Rúa firma el nuevo decreto elaborado por el equipo liquidador del INdeR.

 

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