Por Susana Viau
www.ejercito.mil.ar.
En esa dirección, el cibernauta será recibido por un mensaje
de bienvenida firmado por el jefe del Ejército, general de División
Ricardo Brinzoni. El sitio de Internet promete más de lo que da,
pero aun así merece ser visitado, sobre todo en lo referente a
la historia de la fuerza que, sacrificando el rigor, ha preferido subrayar
sus entradas en combate y omitir cualquier mención a las intervenciones
que lo llevaron a detentar, de facto, el gobierno de la Nación.
Entre otras páginas ofrece Brinzoni usted podrá
recorrer nuestra historia institucional y nuestra situación actual,
incluyendo actividades para el mantenimiento de la paz en distintos lugares
del mundo. Cliqueando allí donde el jefe de Estado Mayor
señala se hallan brevemente presentados los hitos del Ejército
hasta su última participación en la recuperación
del regimiento de La Tablada, tras su copamiento por militantes del MTP
(Movimiento Todos por la Patria), a principios de 1989.
En el período identificado como Década del 70,
la página web del ejército comienza haciendo un peculiar
balance de la política internacional de la época: Durante
la década del 70, estando en plena vigencia la llamada `guerra
fría (confrontación este-oeste) dice el
bloque oriental, liderado por la ex Unión Soviética, fomentó
y financió acciones subversivas en el mundo occidental, particularmente
en los países del llamado Tercer Mundo (Africa, Asia y América
latina). Su objetivo consistía en instalar regímenes totalitarios,
mediante técnicas de la guerra de guerrillas y el terrorismo, en
el marco de lo que se dio en llamar `la estrategia sin tiempo. Las
acciones guerrilleras se iniciaron en varios países de América
latina a partir de la década del 60, alcanzando su auge durante
la siguiente.
El Ejército destaca de entre todas a dos de esas estructuras irregulares:
el Ejército Revolucionario del Pueblo y Montoneros que, sostiene,
absorbieron a los grupos menos relevantes. El dato no está lejos
de la verdad, pero a continuación, el documento introduce un error
que, sin embargo, contribuye a reforzar su irreductible creencia del imperio
de una conjura internacional. Ambas organizaciones guerrilleras afirma
respondían a la dirección supranacional de la Junta Coordinadora
Revolucionaria. Su accionar continúa el documento
aumentó progresivamente llegando a sobrepasar manifiestamente a
las Fuerzas de Seguridad y Policiales, llevando a que el gobierno del
general Perón, en 1974, modificara el Código Penal y la
Ley de Seguridad Nacional. No obstante esto y en vista de la escalada
terrorista, el gobierno constitucional decretó en 1975 la intervención
de las Fuerzas Armadas con el expreso objetivo de neutralizar y/o aniquilar
el accionar de los elementos subversivos.
Así fue que se dio comienzo a la `Operación Independencia
dirigido (sic) a inhibir la consolidación de zonas que la guerrilla
pretendía `liberar en la provincia de Tucumán. Esta
acción, enmarcada en operaciones rurales y urbanas, se extendió
al resto del país como respuesta a la agresión subversiva
que abarcaba casi toda su extensión.
Con el presumible propósito de justificar su entrada en acción
y, al mismo tiempo, reflejar la magnitud alcanzada por el enemigo
interno, el Ejército inserta en la web una relación
de las más resonantes acciones guerrilleras. La lista arranca en
julio de 1970 con la ocupación de la localidad cordobesa de La
Calera, por parte de Montoneros, y finaliza en diciembre de 1975 con el
intento de copamiento del cuartel de Monte Chingolo, ejecutado por el
ERP. El compilado que Brinzoni denomina generosamente Historia del
Ejército incluye breves referencias a la guerra de Malvinas
y a la toma del cuartel de La Tablada por parte del MTP.
Tapar el cielo
Lo cierto es que la dirección localizable bajo el código
www.ejercito.mil.ar. deja al navegante de la Internet, obsesivo consumidor
de informaciones, sumido en la frustración. En el intento de soslayar
las cuestiones quemantes, el sitio optó por suprimir nada menos
que 53 años de la vida política argentina y de la propia
institución. Así, resulta imposible hallar una sola palabra
que dé cuenta de los golpes militares de 1930 o de 1955 que llevaron
al poder a los generales José Evaristo Uriburu, Eduardo Lonardi
y Pedro Eugenio Aramburu. O una línea que recuerde el papel protagónico
de la fuerza en los derrocamientos de Arturo Frondizi y de Arturo Illia,
que despejó el camino hacia el poder de los generales Juan Carlos
Onganía, Roberto Marcelo Levingston y Alejandro Agustín
Lanusse. Ni la menor pista de la operación que en 1976 destituyó
a María Estela Martínez de Perón para permitir la
irrupción del Proceso de Reorganización Nacional. Siete
años en los que el Ejército evidenció su hegemonía
colocando en el sillón presidencial a cuatro de sus hombres: Jorge
Rafael Videla, Roberto Viola, Leopoldo Fortunato Galtieri y Reinaldo Bignone.
De más está decir que en la versión militar de la
Historia del Ejército tampoco es posible encontrar
rastros del proceso legal que enjuició y condenó a perpetuidad
a esos mismos personajes o de la acotada autocrítica que realizara
su jefatura en años posteriores.
La titánica tarea de escamoteo no ha dejado escapar sino dos menciones
concretas y estratégicas: la del gobierno peronista que legitimó
el accionar del ejército en la represión interna en 1975
y la de Raúl Alfonsín, que lo autorizó a emplear
sus efectivos para la recuperación del regimiento de La Tablada.
Para referirse a la guerra de Malvinas, la cuestión se pone más
complicada. Por eso es que quien quiera conocer aquellos sucesos a través
de esta singular visión histórica no sabrá jamás
quién era entonces el presidente de la Nación, por añadidura
comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas y, en consecuencia, el responsable
de la aventura. Un lapsus feliz desterró de la página web
Ejército Argentino el nombre del general Leopoldo Fortunato Galtieri.
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