El ciudadano brasileño Wilson Dos Santos, testigo estrella del
caso AMIA, llegó ayer a la Argentina extraditado desde Suiza por
pedido del juez federal Claudio Bonadío. Dos Santos será
indagado antes del viernes bajo la imputación de falso testimonio
agravado, por haber mentido respecto del conocimiento previo que
dijo tener sobre el atentado contra la mutual judía. El testigo
arribó a las 7.35 de la mañana al aeropuerto de Ezeiza,
a bordo de un avión de Aerolíneas Argentinas procedente
de Zurich vía Madrid. En la estación aérea se había
montado un importante operativo de seguridad que estuvo a cargo del Departamento
Unidad de Investigación Antiterrorista de la Policía Federal
(DUIA).
Como había adelantado Página/12, Dos Santos fue aguardado
en el aeropuerto por el juez Bonadío. La información oficial
precisó que Dos Santos fue trasladado a la alcaidía de la
Policía Federal, dependiente de la Superintendencia de Investigaciones.
Pero que nadie se asuste: no es la vieja e insegura dependencia ubicada
en el Departamento Central, sino la nueva cárcel ubicada en Madariaga
y General Paz, en Villa Lugano.
El comisario Juan Palacios, titular de la DUIA, estuvo a cargo del operativo
de traslado. Dos Santos deberá explicar cómo supo 15 días
antes del atentado ocurrido el 18 de julio 1994, que se iba a producir
un hecho de esas características en la ciudad de Buenos Aires.
A principios de julio de 1994, el brasileño se presentó
ante los consulados de Argentina, Brasil e Israel de la ciudad italiana
de Milán, para anticipar que ocurriría un hecho de esas
características.
La información fue ratificada por Dos Santos ante la Policía
Federal, pero después se desdijo ante el juez federal Juan José
Galeano, a cargo de la causa AMIA. Por eso fue denunciado por falso testimonio,
el cargo por el que debe responder ante el juez Bonadío. El magistrado
le preguntará sobre las razones de la mentira, pero también
sobre el posible conocimiento previo que tuvo sobre el atentado. Si aporta
algo a la causa central de la AMIA, Dos Santos podría quedar en
libertad. De lo contrario, podría quedar preso durante un año,
cuando menos.
Cuando Dos Santos vivió en Buenos Aires, durante 1992, tomó
relación con un grupo de iraníes, entre ellos la prostituta
Nasrim Mohtari, quien le habría confesado que había tenido
participación en el atentado contra la Embajada de Israel en Buenos
Aires, ocurrido ese año, y quien le anticipó el segundo
acto terrorista. Galeano cree que Dos Santos sabe más de lo que
dijo, pero no está en condiciones de interrogarlo.
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