Vojislav Kostunica ya había ganado en las urnas: había sido
en septiembre, cuando el entonces presidente yugoslavo Slobodan Milosevic
se negaba a reconocer la derrota y movía la maquinaria del fraude.
Entonces llegó una revuelta popular que en pocos días lo
obligó a Milosevic (tristemente célebre por Kosovo, esa
provincia de mayoría albanesa que terminó con los bombardeos
de la OTAN) a irse y a poner en su lugar al que había ganado. Lo
que quedaba del viejo régimen de Milosevic, el Parlamento de mayoría
socialista y nacionalista, se cayó ayer: según una encuesta
del instituto Strategic Market de Belgrado, la coalición de la
Oposición Democrática de Serbia (DOS) habría obtenido
el 64 por ciento de los votos en las legislativas, consagrando a Zoran
Djindjic, jefe del Partido Democrático, como nuevo primer ministro
de Yugoslavia.
El ciclo de la Primavera democrática yugoslava parece
que comenzó a cerrarse exitosamente desde ayer. Según las
estimaciones del Centro para la Democracia y Elecciones Libres (CESID),
la participación en estas elecciones legislativas fue del 58,7
por ciento, seis por ciento más de lo que esperaba el propio DOS.
El contexto es un fiel reflejo de lo que quedó de Yugoslavia luego
de Milosevic y de la OTAN. Muchas mesas trabajaron a oscuras, porque
no hay luz y ni siquiera velas, aseguró Marko Blagojevic,
portavoz del CESID. Pero Djindjic estaba contento. Celebramos toda
expresión de la voluntad de la gente, particularmente ahora, cuando
nuestra contundente victoria brinda legitimidad a nuestra decisión
de comenzar reformas fundamentales.
El Partido Socialista Serbio (SPS) del ex hombre fuerte del país
logró el 14 por ciento de los votos. No han conseguido destruirnos,
seguiremos siendo el partido más fuerte de Serbia en solitario,
clamó Zoran Andjelkovic, secretario del secretario general del
SPS, en referencia a que el DOS es una coalición de 18 partidos.
El Partido Radical del ultranacionalista Vojislav Seselj, que integraba
el gobierno de Milosevic, está logrando el 8,3 por ciento de los
votos. Y el Partido de la Unidad Serbia, del líder paramilitar
asesinado este año Zeljko Raznatovic (Arkan), supera
por el momento el cinco por ciento necesario para acceder a la representación
parlamentaria. Quien no llega a ese umbral mínimo es el Movimiento
de Renovación Serbio (SPO), del monárquico, populista y
fallido líder opositor a Milosevic, Vuk Draskovic.
Para justificar esta pequeña mancha dentro del proceso general
de caída de Milosevic y de todo lo que representa, el mismo Djindjic
explicó que la crisis (causada por las guerrillas albanesas
que luchan por la secesión del valle de Presevo) hizo regresar
al nacionalismo a la agenda, y deberemos lidiar durante un tiempo con
este fenómeno. También dijo que aún existen
extremistas entre los ex socialistas y los radicales, y a esto debemos
agregar que continúan las tensiones étnicas en el sur de
Serbia (la provincia más importante de Yugoslavia, integrada además
por Vojvodina, Montenegro y Kosovo).
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