Por Facundo Martínez
Boca terminó un año
de éxitos indiscutidos. Dos títulos internacionales y uno
local. Un año de hazañas que le devolvieron al club el lugar
de jerarquía que no pisaba desde hacía dos décadas.
Muchas y complicadas fueron las situaciones que debió atravesar
el conjunto xeneize antes de lograr sus objetivos: las ventas de Walter
Samuel y Rodolfo Arruabarrena, algunas lesiones severas como las de Martín
Palermo, Mauricio Serna y Sebastián Battaglia, diferencias contractuales
entre futbolistas y dirigentes, y el desgaste en el rendimiento de casi
todas sus figuras. Pero, sin embargo, una constante mantuvo al equipo
siempre como un conjunto, y ése es el sello con el que el técnico
Carlos Bianchi marcó a sus jugadores. Perfil bajo, ordenamiento,
solidaridad y disciplina fueron las claves de este Boca ganador, que más
temprano que tarde pasará a desguace, cuando empiecen a emigrar
sus ídolos al fútbol europeo. Por ahora no hay ofertas concretas,
sólo intenciones, aunque la hora del éxodo no se hará
esperar.
Boca tendrá que rearmarse, como en los primeros días de
Bianchi en el club. Vendrá el turno de algunos juveniles, el pibe
Matías Arce y el ya no tan pibe César La Paglia (uno de
los preferidos del técnico), o el de los nuevos como Fernando Pandolfi.
Bianchi ya anunció que el 2001 será un año
de transición y seguramente lo será, aunque eso no
impedirá la persecución de dos sueños nuevos: conquistar
la Copa Interamericana Boca la jugó en la era del Toto Lorenzo
contra el América de México y la perdió y,
por qué no, la Mercosur. Seguramente se irán muchos
jugadores. Espero que si no se dan los resultados, el hincha no se olvide
de este año magnífico, advirtió Bianchi, aunque
íntimamente, esté convencido de que Boca puede seguir sumando
más estrellas a su escudo.
Silencioso como pocos, el entrenador
de Boca es dueño de un estilo de conducción particular.
Bianchi se interesa por conocer las expectativas y las dificultades de
sus jugadores, algo que le permite siempre aprovechar al máximo
sus potencialidades. Porque al entrenador no le gusta dejar nada librado
al azar. En mi casa se cena a las 20 horas, ni más temprano
ni más tarde. Para manejar a un grupo hay que ser responsable,
por eso, todos saben muy bien que jugador que se equivoca se va un tiempo
a la banquina, le explicó el técnico a este cronista.
La disciplina es, sin dudas, el aspecto más importante del manejo
de Bianchi. Y fue, precisamente, el ordenamiento aunque también
les impuso a sus jugadores valores como son la honestidad y la solidaridad
lo que le permitió al equipo salir adelante en los malos momentos.
Esas cualidades sirvieron al grupo para superar la idas de Samuel y Arruabarrena,
o las ausencias de Palermo y Serna, sin perder el rumbo victorioso. El
acierto alcanzó al técnico aún en el regreso a las
canchas de los lesionados. Frente a River, por la Libertadores, hizo entrar
a Palermo aunque no estaba al ciento por ciento. Y el goleador metió
el 3-0, tras ocho meses de inactividad. Aun con Traverso y Battaglia jugando
en gran nivel, Bianchi le devolvió a Serna, apenas pudo, la titularidad.
Y colombiano pagó esa oportunidad con creces y hasta fue elegido
el mejor volante central del Apertura.
También se cuenta que
fue Bianchi quien persuadió a Jorge Bermúdez de abandonar
la postura de no viajar en julio a Neuquén, cuando el plantel,
en conflicto con la dirigencia por desacuerdos respecto a los premios,
amenazó con no disputar el Torneo de Invierno. Y quien habló
con Riquelme para convencerlo de que vuelva a jugar en Boca le dijo
que, si no lo hacía, le estaba faltando el respeto a sus compañeros
cuando el volante se negaba a hacerlo como consecuencia de las diferencias
económicas que surgieron con Macri, a raíz del pedido del
jugador de un aumento considerable de su prima. Riquelme volvió
frente a Gimnasia (empate 3-3), y lo hizo con un nivel sorprendente.
Los jugadores entendieron enseguida
que para Bianchi, más allá de los nombres, lo que importa
es siempre la actitud del equipo. Yo les digo alos jugadores que
siempre tienen que estar listos para responder cuando les toca jugar,
explicó el técnico más de una vez. En este sentido,
el técnico trabaja al grupo de tal forma que hace desaparecer la
línea que separa a titulares de suplentes. Y esto permitió,
acaso, que el equipo haya conseguido levantar la calidad del recambio
en relación con el conjunto que obtuvo el bicampeonato 98/99.
Así, la llegada de Delgado, la explosión de Barijho y Moreno,
la consolidación de Battaglia y, en menor medida, de Marchant,
terminaron siendo clave en la obtención de la Libertadores. Con
Fagiani aunque el defensor no rindió como se esperaba,
Pandolfi y hasta la reciente aparición de Arce, Boca consiguió
un plus de cara al futuro.
Bianchi es el técnico
argentino más ganador de los últimos tiempos. Al frente
del plantel de Vélez, ganó seis títulos, tres locales
Clausura 93, Apertura 95 y Clausura 96 y
tres internacionales Libertadores 94, Intercontinental 94
y la Copa Interamericana 95. Y en Boca ya suma cinco títulos,
el bicampeonato 98-99, Libertadores e Intercontinental 2000, y el
último Apertura. Estas once consagraciones, en menos de diez años,
son la carta del técnico para su futura postulación como
entrenador de la Selección Nacional. Este es uno de sus sueños,
más allá de cualquier revancha que se pueda imaginar en
el fútbol europeo. Quizás por eso, en estos últimos
años, ha omitido siempre hablar de la Selección. Una vez
estuvo cerca, pero dicen que fue el ex presidente de Vélez Raúl
Gámez, el que le bajó el pulgar en AFA, molesto porque el
técnico se fue a la Roma cuatro partidos antes de que terminara
el torneo local. Su estrategia para llegar es simple: quedarse en Boca,
seguir sumando galardones y ser el próximo candidato consensuado.
Otra característica
del Virrey es su apego y su agradecimiento para con los seguidores del
equipo. Desde el primer entrenamiento en Boca, Bianchi abrió las
puertas de su trabajo a la prensa y a los hinchas. No hubo secretos. El
técnico piensa que las prácticas públicas es lo más
cercano a un partido de fútbol de campeonato y que la exposición
es un estimulante para reforzar el compromiso de sus jugadores. Por su
parte, los hinchas fueron reticentes al principio, ya que Bianchi estaba
muy identificado con Vélez, pero finalmente se entregaron eufóricamente
a ese estilo de conducción y de juego. Y en los números,
Boca fue el equipo que más espectadores sumó a lo largo
del último Torneo Apertura. Más allá de los socios
y abonados, los boquenses expendieron 305.257 entradas populares, a un
promedio de 16.066 entradas por partido. River lo sigue en la tabla con
216.568 boletos, con una media de 11.398 populares.
Recién cuando el plantel
comience, en enero, la pretemporada en Tandil, el técnico sabrá
con qué jugadores contará para el próximo semestre.
Palermo y Guillermo Barros Schelotto son por ahora los únicos candidatos
firmes a emigrar. Y según anunció el dirigente Orlando Salvestrini,
hay que esperar que Oscar Córdoba venga de vacaciones para
ver que quiere hacer. El arquero les pidió a los directivos
que lo vendan si es que llega alguna oferta importante, pero lo cierto
es que en Boca no llegó ningún pedido.
Según su representante, el empresario Gustavo Mascardi, por Palermo
están interesados en el West Ham y el Manchester de Inglaterra,
pero la búsqueda está orientada más que nada al fútbol
italiano. Su pase está tasado en 18 millones, aunque Macri le prometió
al jugador venderlo por una cifra menor si ésta colma las expectativas
del club. En cambio, el Mellizo Guillermo (6 millones) podría tener
un futuro en el Inter, club que busca un delantero por afuera,
o en el Real Sociedad, aunque este último no representa para el
jugador una alternativa mejor que continuar en Boca. Este año
tuve muchas lesiones, me perdí partidos importantes y me hubiera
gustado tener más continuidad, pero ganamos cosas inolvidables
y estoy muy motivado para el año que viene. No nos vamos a relajar,
al contrario, aspiro a repetir todos los títulos, mencionó
Guillermo.
El desafío de los directivos
será el buscar los medios para mantener un equipo competitivo que
pueda de revalidar los títulos conseguidos y así poder complacer
a Bianchi. Quizás por eso, Macri adelantó que Riquelme
va a renovar el contrato con Boca y, en ese sentido, el vicepresidente
segundo Roberto Digón está trabajando para concretar un
encuentro con Marcos Franchi, el representante del jugador. Lo concreto
es que el único jugador que se despidió de Boca fue Basualdo,
quien a los 37 años pasará a préstamo al Extremadura,
de la segunda división española. La permanencia de Fagiani
está en duda; el defensor quiere quedarse en la Boca pero el Valencia
dueño de su pase quiere venderlo al Atlético
de Madrid. Boca tiene una opción de compra sobre el lateral de
3 millones, pero en el club no están muy convencidos como para
que se quede. Y respecto de los refuerzos, el único confirmado
es el volante de Unión Cristian Ríos -pagarían por
él cerca de un millón, pero el jugador llegaría
más por interés de los directivos que por el del propio
Bianchi.
Aunque el próximo año
sea de transición, Bianchi buscará sumar al menos dos títulos
más. Si se van Palermo y Guillermo, o Córdoba, Serna o Ibarra
son los que podrían emigrar, a pesar de los deseos del entrenador,
la Copa Interamericana y la Mercosur, podrían ser las prioridades.
Si se mantiene la jerarquía del plantel, lo que se perseguirá
es revalidar los títulos obtenidos. No faltan motivos para que
la gente de Boca, a pesar de los dichos de Bianchi, se ilusione. En los
últimos dos años y medio, Boca disputó 168 partidos,
de los cuales ganó 98, empató 44 y perdió 27 y, además
de los cinco torneos, logró un record histórico de imbatibilidad,
40 partidos sin derrotas entre 1998 y 1999. Con mis 51 años,
difícilmente vuelva a ganar tres cosas en un año (Apertura,
Libertadores e Intercontinental). Por eso hay que disfrutar todos estos
logros, advirtió Bianchi, al tiempo que comentó que
le gustaría que estos títulos les den a los argentinos
un fin de año diferente.
LLEGAN
ESTA SEMANA PARA CERRAR TRAS FIN DE AÑO
El Milan viene a llevarse a Riquelme
Parece que, ahora sí,
vienen por Juan Román Riquelme. El Milan de Italia iniciaría
en los próximos días los primeros contactos con Boca en
su intento por contratar al volante, cuyo pase está tasado en aproximadamente
25 millones de dólares.
La intención de los dirigentes del Milan sería iniciar los
contactos en esta semana para cerrar la operación en enero cuando
se abra el libro de pases, y le daría de todos modos a Boca posibilidad
de utilizar al jugador hasta junio de 2001, momento en que se iniciará
la próxima temporada del calcio italiano.
Además, los directivos milanistas también quieren hacer
una depuración del plantel, compuesto actualmente por 35 jugadores,
para favorecer la llegada de un nuevo elemento. Pese a semejante plantel,
el equipo perdió ayer 2-1 ante el modesto Perugia (ver página
29). El Milan hará una sola compra, pero de enorme importancia,
dijo el vicepresidente del club italiano, Adriano Galliani, en declaraciones
realizadas al diario deportivo Corriere dello Sport.
Las aspiraciones económicas de Riquelme para la renovación
de su contrato, la mala relación que mantiene con el presidente
de Boca Mauricio Macri quien dijo recientemente que el jugador tendría
que hablar más con él y menos con la prensa
y la decisión de los enviados del Milan de desembarcar en la Argentina,
harían posible la operación.
A pesar de que en las últimas semanas se habló de una sangría
en el plantel que ganara las Copas Libertadores e Intercontinental, y
el torneo Apertura, por el momento sólo se mencionó el interés
de algunos clubes europeos por contratar a Martín Palermo, Guillermo
Barros Schelotto y Daniel Fagiani, pero el único alejamiento concreto
fue el de José Horacio Basualdo, quien emigró hacia el Extremadura
de la segunda división del fútbol de España.
Hasta el momento, el club no ha recibido ofertas, pero eso no significa
que antes de fin de año no se pueda realizar la transferencia de
algún jugador, dijo hace algunos días el vicepresidente
de Boca, Roberto Digón.
�Bianchi
es un gran oportunista�
Juan Carlos Lorenzo era el único técnico que había ganado
la Intercontinental con Boca antes de este ciclo exitoso del
2000.
Juan
Carlos Lorenzo ganó la Intercontinental en 1978.
De
este Boca me gusta todo, es un equipo muy sólido
opinó.
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Por F.M.
Desde hace más de dos
décadas Boca no vivía un éxito tan importante como
fueron los triunfos en la era de Juan Carlos Lorenzo. El ex técnico
de Boca, habló con Página/12 acerca de este presente. Dijo
que no le importa que Bianchi lo haya alcanzado y que, para seguir festejando
es necesario que River logre salir de su crisis, porque ambos equipos
se necesitan.
¿Siente nostalgia por haber dejado de ser el único
técnico de Boca que ganó títulos importantes para
el club?
No, por el contrario. Es un mérito enorme de Carlos Bianchi
que con seriedad, con trabajo e inteligencia, siempre supo mantener el
orden en el equipo que es algo muy importante. Y nunca puso a sus jugadores
en crisis, ni siquiera en los momentos difíciles.
¿Qué diferencias ve entre este Boca y aquel equipo
que dirigió usted?
Los jugadores que yo tenía eran más expertos. Había
jugadores como Toti Veglio, como Chapa Suñé, como Pancho
Sá, y después tenía un genio en el arco como Gatti,
que me permitió jugar con once jugadores, cuando los demás
equipos jugaban con 10. Me acuerdo que en Alemania, cuando ganamos 3-0
la Intercontinental, le tiraron un tiro y la paró con el pecho;
el centrodelantero se había dado vuelta y se iba caminando, Gatti
se la tiró y le pegó en la cabeza, y después le pidió
disculpas. O escondía a veces la pelota detrás de la cola,
qué sé yo... No eran monerías, eran la alegría
que le daba al equipo. También teníamos una defensa infernal,
no gustaba pero era sólida.
¿Y el Boca del 2000?
De este Boca me gusta todo, sobre todo el trabajo de Bianchi. Es
un equipo muy sólido y eso se nota en la cancha. Digo el trabajo
de Bianchi, y el de todos los jugadores, porque para ganar todo hay que
trabajar y prepararse mucho.
¿No siente nostalgia con estas alegrías?
Yo siento que alguna vez di el primer paso. Y en Boca es una obligación
seguir en ese camino. El que vio jugar a ese equipo mío lo va a
recordar siempre. Nosotros dimos alegría en aquella época
y ahora lo estamos viviendo otra vez y también la gente va a recordar
a este equipo.
Desde su experiencia, ¿podría definir a Bianchi?
A Carlos lo quiero mucho, porque lo tuve como jugador en Vélez.
Ya en esa época era un jugador muy oportunista. Cuando venía
un centro era gol. Y como técnico creo que sigue siendo un gran
oportunista.
¿Siente que los dos equipos se parecen en eso de ganar, pero
no gustar mucho en cuanto al juego?
Por ejemplo, con los Cuatro Magníficos River salió
al ataque ¿y qué pasó? Salió al ataque, dio
espacios y lo agarraron de contragolpe. Hoy no se pueden dar ventajas
y yo no daba ninguna ventaja.
¿Se imagina lo que vendrá?
Ahora hay que disfrutar y esperar que River se recomponga. Porque
los necesitamos...
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