Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira
ESPACIO PUBLICITARIO


COMO HIZO CARLOS BIANCHI PARA GANAR TRES TITULOS EN EL 2000
Manual de uso de la Máquina Boca

Obtener, sucesivamente, la Copa Libertadores, la Intercontinental y el Torneo Apertura, no pareció obra de la casualidad. El entrenador aplicó una estrategia basada en la responsabilidad, la solidaridad y la disciplina, que aquí se desmenuza, junto con el panorama futuro.
Además, le pidieron que cabeceara... Bianchi se acordó de su época de nueve goleador en Vélez y Francia. Atrás, Mauricio Serna, uno de los jugadores clave de este equipo. Bianchi le devolvió la titularidad sin hesitar.

Por Facundo Martínez

Boca terminó un año de éxitos indiscutidos. Dos títulos internacionales y uno local. Un año de hazañas que le devolvieron al club el lugar de jerarquía que no pisaba desde hacía dos décadas. Muchas y complicadas fueron las situaciones que debió atravesar el conjunto xeneize antes de lograr sus objetivos: las ventas de Walter Samuel y Rodolfo Arruabarrena, algunas lesiones severas como las de Martín Palermo, Mauricio Serna y Sebastián Battaglia, diferencias contractuales entre futbolistas y dirigentes, y el desgaste en el rendimiento de casi todas sus figuras. Pero, sin embargo, una constante mantuvo al equipo siempre como un conjunto, y ése es el sello con el que el técnico Carlos Bianchi marcó a sus jugadores. Perfil bajo, ordenamiento, solidaridad y disciplina fueron las claves de este Boca ganador, que más temprano que tarde pasará a desguace, cuando empiecen a emigrar sus ídolos al fútbol europeo. Por ahora no hay ofertas concretas, sólo intenciones, aunque la hora del éxodo no se hará esperar.
Boca tendrá que rearmarse, como en los primeros días de Bianchi en el club. Vendrá el turno de algunos juveniles, el pibe Matías Arce y el ya no tan pibe César La Paglia (uno de los preferidos del técnico), o el de los nuevos como Fernando Pandolfi. Bianchi ya anunció que “el 2001 será un año de transición” y seguramente lo será, aunque eso no impedirá la persecución de dos sueños nuevos: conquistar la Copa Interamericana –Boca la jugó en la era del Toto Lorenzo contra el América de México y la perdió– y, por qué no, la Mercosur. “Seguramente se irán muchos jugadores. Espero que si no se dan los resultados, el hincha no se olvide de este año magnífico”, advirtió Bianchi, aunque íntimamente, esté convencido de que Boca puede seguir sumando más estrellas a su escudo.
Silencioso como pocos, el entrenador de Boca es dueño de un estilo de conducción particular. Bianchi se interesa por conocer las expectativas y las dificultades de sus jugadores, algo que le permite siempre aprovechar al máximo sus potencialidades. Porque al entrenador no le gusta dejar nada librado al azar. “En mi casa se cena a las 20 horas, ni más temprano ni más tarde. Para manejar a un grupo hay que ser responsable, por eso, todos saben muy bien que jugador que se equivoca se va un tiempo a la banquina”, le explicó el técnico a este cronista.
La disciplina es, sin dudas, el aspecto más importante del manejo de Bianchi. Y fue, precisamente, el ordenamiento –aunque también les impuso a sus jugadores valores como son la honestidad y la solidaridad– lo que le permitió al equipo salir adelante en los malos momentos. Esas cualidades sirvieron al grupo para superar la idas de Samuel y Arruabarrena, o las ausencias de Palermo y Serna, sin perder el rumbo victorioso. El acierto alcanzó al técnico aún en el regreso a las canchas de los lesionados. Frente a River, por la Libertadores, hizo entrar a Palermo aunque no estaba al ciento por ciento. Y el goleador metió el 3-0, tras ocho meses de inactividad. Aun con Traverso y Battaglia jugando en gran nivel, Bianchi le devolvió a Serna, apenas pudo, la titularidad. Y colombiano pagó esa oportunidad con creces y hasta fue elegido el mejor volante central del Apertura.
También se cuenta que fue Bianchi quien persuadió a Jorge Bermúdez de abandonar la postura de no viajar en julio a Neuquén, cuando el plantel, en conflicto con la dirigencia por desacuerdos respecto a los premios, amenazó con no disputar el Torneo de Invierno. Y quien habló con Riquelme para convencerlo de que vuelva a jugar en Boca –le dijo que, si no lo hacía, le estaba faltando el respeto a sus compañeros– cuando el volante se negaba a hacerlo como consecuencia de las diferencias económicas que surgieron con Macri, a raíz del pedido del jugador de un aumento considerable de su prima. Riquelme volvió frente a Gimnasia (empate 3-3), y lo hizo con un nivel sorprendente.
Los jugadores entendieron enseguida que para Bianchi, más allá de los nombres, lo que importa es siempre la actitud del equipo. “Yo les digo alos jugadores que siempre tienen que estar listos para responder cuando les toca jugar”, explicó el técnico más de una vez. En este sentido, el técnico trabaja al grupo de tal forma que hace desaparecer la línea que separa a titulares de suplentes. Y esto permitió, acaso, que el equipo haya conseguido levantar la calidad del recambio en relación con el conjunto que obtuvo el bicampeonato 98/99.
Así, la llegada de Delgado, la explosión de Barijho y Moreno, la consolidación de Battaglia y, en menor medida, de Marchant, terminaron siendo clave en la obtención de la Libertadores. Con Fagiani –aunque el defensor no rindió como se esperaba–, Pandolfi y hasta la reciente aparición de Arce, Boca consiguió un plus de cara al futuro.
Bianchi es el técnico argentino más ganador de los últimos tiempos. Al frente del plantel de Vélez, ganó seis títulos, tres locales –Clausura ‘93, Apertura ‘95 y Clausura ‘96– y tres internacionales –Libertadores ‘94, Intercontinental ‘94 y la Copa Interamericana ‘95–. Y en Boca ya suma cinco títulos, el bicampeonato ‘98-99, Libertadores e Intercontinental 2000, y el último Apertura. Estas once consagraciones, en menos de diez años, son la carta del técnico para su futura postulación como entrenador de la Selección Nacional. Este es uno de sus sueños, más allá de cualquier revancha que se pueda imaginar en el fútbol europeo. Quizás por eso, en estos últimos años, ha omitido siempre hablar de la Selección. Una vez estuvo cerca, pero dicen que fue el ex presidente de Vélez Raúl Gámez, el que le bajó el pulgar en AFA, molesto porque el técnico se fue a la Roma cuatro partidos antes de que terminara el torneo local. Su estrategia para llegar es simple: quedarse en Boca, seguir sumando galardones y ser el próximo candidato consensuado.
Otra característica del Virrey es su apego y su agradecimiento para con los seguidores del equipo. Desde el primer entrenamiento en Boca, Bianchi abrió las puertas de su trabajo a la prensa y a los hinchas. No hubo secretos. El técnico piensa que las prácticas públicas es lo más cercano a un partido de fútbol de campeonato y que la exposición es un estimulante para reforzar el compromiso de sus jugadores. Por su parte, los hinchas fueron reticentes al principio, ya que Bianchi estaba muy identificado con Vélez, pero finalmente se entregaron eufóricamente a ese estilo de conducción y de juego. Y en los números, Boca fue el equipo que más espectadores sumó a lo largo del último Torneo Apertura. Más allá de los socios y abonados, los boquenses expendieron 305.257 entradas populares, a un promedio de 16.066 entradas por partido. River lo sigue en la tabla con 216.568 boletos, con una media de 11.398 populares.
Recién cuando el plantel comience, en enero, la pretemporada en Tandil, el técnico sabrá con qué jugadores contará para el próximo semestre. Palermo y Guillermo Barros Schelotto son por ahora los únicos candidatos firmes a emigrar. Y según anunció el dirigente Orlando Salvestrini, “hay que esperar que Oscar Córdoba venga de vacaciones para ver que quiere hacer”. El arquero les pidió a los directivos que lo vendan si es que llega alguna oferta importante, pero lo cierto es que en Boca no llegó ningún pedido.
Según su representante, el empresario Gustavo Mascardi, por Palermo están interesados en el West Ham y el Manchester de Inglaterra, pero la búsqueda está orientada más que nada al fútbol italiano. Su pase está tasado en 18 millones, aunque Macri le prometió al jugador venderlo por una cifra menor si ésta colma las expectativas del club. En cambio, el Mellizo Guillermo (6 millones) podría tener un futuro en el Inter, club que busca un delantero “por afuera”, o en el Real Sociedad, aunque este último no representa para el jugador una alternativa mejor que continuar en Boca. “Este año tuve muchas lesiones, me perdí partidos importantes y me hubiera gustado tener más continuidad, pero ganamos cosas inolvidables y estoy muy motivado para el año que viene. No nos vamos a relajar, al contrario, aspiro a repetir todos los títulos”, mencionó Guillermo.
El desafío de los directivos será el buscar los medios para mantener un equipo competitivo que pueda de revalidar los títulos conseguidos y así poder complacer a Bianchi. Quizás por eso, Macri adelantó que “Riquelme va a renovar el contrato con Boca” y, en ese sentido, el vicepresidente segundo Roberto Digón está trabajando para concretar un encuentro con Marcos Franchi, el representante del jugador. Lo concreto es que el único jugador que se despidió de Boca fue Basualdo, quien a los 37 años pasará a préstamo al Extremadura, de la segunda división española. La permanencia de Fagiani está en duda; el defensor quiere quedarse en la Boca pero el Valencia –dueño de su pase– quiere venderlo al Atlético de Madrid. Boca tiene una opción de compra sobre el lateral de 3 millones, pero en el club no están muy convencidos como para que se quede. Y respecto de los refuerzos, el único confirmado es el volante de Unión Cristian Ríos -pagarían por él cerca de un millón–, pero el jugador llegaría más por interés de los directivos que por el del propio Bianchi.
Aunque el próximo año sea de transición, Bianchi buscará sumar al menos dos títulos más. Si se van Palermo y Guillermo, o Córdoba, Serna o Ibarra –son los que podrían emigrar, a pesar de los deseos del entrenador–, la Copa Interamericana y la Mercosur, podrían ser las prioridades. Si se mantiene la jerarquía del plantel, lo que se perseguirá es revalidar los títulos obtenidos. No faltan motivos para que la gente de Boca, a pesar de los dichos de Bianchi, se ilusione. En los últimos dos años y medio, Boca disputó 168 partidos, de los cuales ganó 98, empató 44 y perdió 27 y, además de los cinco torneos, logró un record histórico de imbatibilidad, 40 partidos sin derrotas entre 1998 y 1999. “Con mis 51 años, difícilmente vuelva a ganar tres cosas en un año (Apertura, Libertadores e Intercontinental). Por eso hay que disfrutar todos estos logros”, advirtió Bianchi, al tiempo que comentó que le gustaría que estos títulos “les den a los argentinos un fin de año diferente”.

 


 

LLEGAN ESTA SEMANA PARA CERRAR TRAS FIN DE AÑO
El Milan viene a llevarse a Riquelme

Parece que, ahora sí, vienen por Juan Román Riquelme. El Milan de Italia iniciaría en los próximos días los primeros contactos con Boca en su intento por contratar al volante, cuyo pase está tasado en aproximadamente 25 millones de dólares.
La intención de los dirigentes del Milan sería iniciar los contactos en esta semana para cerrar la operación en enero cuando se abra el libro de pases, y le daría de todos modos a Boca posibilidad de utilizar al jugador hasta junio de 2001, momento en que se iniciará la próxima temporada del calcio italiano.
Además, los directivos milanistas también quieren hacer una depuración del plantel, compuesto actualmente por 35 jugadores, para favorecer la llegada de un nuevo elemento. Pese a semejante plantel, el equipo perdió ayer 2-1 ante el modesto Perugia (ver página 29). “El Milan hará una sola compra, pero de enorme importancia”, dijo el vicepresidente del club italiano, Adriano Galliani, en declaraciones realizadas al diario deportivo Corriere dello Sport.
Las aspiraciones económicas de Riquelme para la renovación de su contrato, la mala relación que mantiene con el presidente de Boca Mauricio Macri –quien dijo recientemente que el jugador tendría que hablar más con él y “menos con la prensa”– y la decisión de los enviados del Milan de desembarcar en la Argentina, harían posible la operación.
A pesar de que en las últimas semanas se habló de una sangría en el plantel que ganara las Copas Libertadores e Intercontinental, y el torneo Apertura, por el momento sólo se mencionó el interés de algunos clubes europeos por contratar a Martín Palermo, Guillermo Barros Schelotto y Daniel Fagiani, pero el único alejamiento concreto fue el de José Horacio Basualdo, quien emigró hacia el Extremadura de la segunda división del fútbol de España.
“Hasta el momento, el club no ha recibido ofertas, pero eso no significa que antes de fin de año no se pueda realizar la transferencia de algún jugador”, dijo hace algunos días el vicepresidente de Boca, Roberto Digón.

 


 

�Bianchi es un gran oportunista�

Juan Carlos Lorenzo era el único técnico que había ganado la Intercontinental con Boca antes de este ciclo exitoso del 2000.

Juan Carlos Lorenzo ganó la Intercontinental en 1978.
“De este Boca me gusta todo, es un equipo muy sólido” opinó.

Por F.M.

Desde hace más de dos décadas Boca no vivía un éxito tan importante como fueron los triunfos en la era de Juan Carlos Lorenzo. El ex técnico de Boca, habló con Página/12 acerca de este presente. Dijo que no le importa que Bianchi lo haya alcanzado y que, para seguir festejando es necesario que River logre salir de su crisis, porque ambos equipos se necesitan.
–¿Siente nostalgia por haber dejado de ser el único técnico de Boca que ganó títulos importantes para el club?
–No, por el contrario. Es un mérito enorme de Carlos Bianchi que con seriedad, con trabajo e inteligencia, siempre supo mantener el orden en el equipo que es algo muy importante. Y nunca puso a sus jugadores en crisis, ni siquiera en los momentos difíciles.
–¿Qué diferencias ve entre este Boca y aquel equipo que dirigió usted?
–Los jugadores que yo tenía eran más expertos. Había jugadores como Toti Veglio, como Chapa Suñé, como Pancho Sá, y después tenía un genio en el arco como Gatti, que me permitió jugar con once jugadores, cuando los demás equipos jugaban con 10. Me acuerdo que en Alemania, cuando ganamos 3-0 la Intercontinental, le tiraron un tiro y la paró con el pecho; el centrodelantero se había dado vuelta y se iba caminando, Gatti se la tiró y le pegó en la cabeza, y después le pidió disculpas. O escondía a veces la pelota detrás de la cola, qué sé yo... No eran monerías, eran la alegría que le daba al equipo. También teníamos una defensa infernal, no gustaba pero era sólida.
–¿Y el Boca del 2000?
–De este Boca me gusta todo, sobre todo el trabajo de Bianchi. Es un equipo muy sólido y eso se nota en la cancha. Digo el trabajo de Bianchi, y el de todos los jugadores, porque para ganar todo hay que trabajar y prepararse mucho.
–¿No siente nostalgia con estas alegrías?
–Yo siento que alguna vez di el primer paso. Y en Boca es una obligación seguir en ese camino. El que vio jugar a ese equipo mío lo va a recordar siempre. Nosotros dimos alegría en aquella época y ahora lo estamos viviendo otra vez y también la gente va a recordar a este equipo.
–Desde su experiencia, ¿podría definir a Bianchi?
–A Carlos lo quiero mucho, porque lo tuve como jugador en Vélez. Ya en esa época era un jugador muy oportunista. Cuando venía un centro era gol. Y como técnico creo que sigue siendo un gran oportunista.
–¿Siente que los dos equipos se parecen en eso de ganar, pero no gustar mucho en cuanto al juego?
–Por ejemplo, con los Cuatro Magníficos River salió al ataque ¿y qué pasó? Salió al ataque, dio espacios y lo agarraron de contragolpe. Hoy no se pueden dar ventajas y yo no daba ninguna ventaja.
–¿Se imagina lo que vendrá?
–Ahora hay que disfrutar y esperar que River se recomponga. Porque los necesitamos...

 

PRINCIPAL