Por
Claudio Scaletta Enrique Olivera, actual titular del Banco Nación, es amigo personal
del presidente Fernando de la Rúa, a quien sucedió en la Jefatura de la
Ciudad hasta la asunción de Aníbal Ibarra. Viejo militante radical, habla pausado y
se toma su tiempo para elegir cada respuesta, en especial cuando las
preguntas parecen no gustarle. Poco afecto a las definiciones
contundentes, reconoció que el equipo que conduce José Luis Machinea
mantiene fluidos contactos con Domingo Cavallo. A pesar de marcar las
distancias, en el diálogo con Página/12 no se apartó de la línea
mantenida por los hombres de Economía, salvo por el hecho de considerar
un error la suba de impuestos y el recorte salarial. --La plataforma de la Alianza proponía que el Banco Nación se
especializara en la atención a las pymes. ¿Aún se mantiene esa idea?
--La carta orgánica del banco, que fue reformada recién hace apenas dos
meses, establece que el objetivo principal del Nación es el desarrollo de
las pymes a través del apoyo financiero. El banco esta reorientando su
estrategia hacia ese objetivo que, por supuesto, no es excluyente de
otros, como el desarrollo de una banca minorista y el apoyo financiero a
provincias y municipios con garantías autoliquidables. La carta orgánica
tampoco excluye sino que pone determinadas condiciones a la atención a
grandes empresas.
--Es decir que las pymes no serán su objeto exclusivo.
--No, pero estamos en una transición en la que se convertirán en el
principal. Hemos creado el Instituto Pymes. Estamos abriendo agencias
pymes en el interior del país en forma ininterrumpida y estamos
desarrollando instrumentos, como los fideicomisos, para la atención de
pymes y microemprendimientos que, de otra manera, no podrían ser sujetos
de crédito. En estos días, por ejemplo, hemos entregado las primeras líneas
para la reconversión de la industria vitivinícola de San Rafael, en el
sur de Mendoza. Fueron créditos por 16 millones de pesos sobre la base de
un fideicomiso con el período de gracia suficiente para que se empiece a
pagar cuando las nuevas variedades de viñas estén en producción. --¿Siente presiones de los organismos internacionales o de
grupos locales que insisten en la privatización del Banco Nación?
--Está claro, como sostuvo el Presidente de la Nación, que el Banco Nación
continuará siendo estatal. No hemos recibido nunca la presión de ningún
organismo internacional. Sólo hemos leído en los diarios declaraciones
de gente que propicia esa alternativa.
--¿El Nación no es la última joya de la corona?
--Tal vez eso sea lo que excita la imaginación de algunos. Pero la
afirmación del Presidente es terminante. Es cada día más claro que el
rol que cumple el Banco Nación no lo cumple el sector privado. Por
ejemplo, liderar la baja de tasas y cubrir todo el país para equilibrar
el desarrollo regional.
--El Banco tiene una cartera de créditos agropecuarios muy grande que, en
buena medida, hoy está en mora. ¿Cuál es la probabilidad de que el
banco se convierta en el principal propietario territorial del agro
argentino?
--La probabilidad es muy baja. Hemos refinanciado a 20 años, a una tasa
del 7 por ciento anual, a todos los productores agropecuarios que lo
desearon. Quienes tengan esta refinanciación no corren ningún riesgo de
remate de sus tierras.
--Parte del directorio del banco representa a sectores que, como el
agro y la industria, no ahorran críticas al modelo. También sugieren que
debería ponerse al menos el mismo énfasis en la definición del perfil productivo que en la cuestión financiera. ¿Cómo convive con
ellos?
--No acepto las reglas de juego que usted me propone, es decir, que existe
un modelo intangible y rígido. Creo que existen ciertas líneas de política
económica que deben poseer la suficiente flexibilidad como para adecuarse
a las cambiantes circunstancias de los escenarios en los que nos
desenvolvemos. Le doy ejemplos concretos. No es lo mismo la Argentina de
fines del '99 o mediados del 2000, con tasa de interés internacional
creciente, precios de nuestros productos de exportación a la baja y
revaluación de la moneda a través de la atadura con el dólar, que el
escenario que se vislumbra para el 2001, en el que todo indica que esas
tres tendencias revertirán favorablemente.
--Reformulo la pregunta. ¿Se puede seguir haciendo pasar la cuestión
del modelo de desarrollo solamente por la baja de la tasa de interés?
--Nuevamente no acepto las reglas de juego. No se trata de cuestiones
antitéticas. La reducción de la tasa de interés es imprescindible
cualquiera sea el perfil productivo. Además este perfil no resulta
exclusivamente de las decisiones de la autoridad política, sino que es
producto de acciones conjuntas del sector privado y del Gobierno, pero
también hay factores que deben tenerse en cuenta que están fuera del
control de ambos. En consecuencia no hay que exagerar la capacidad para
definir con precisión un perfil productivo. De cualquier manera, siempre
es bueno, para cada circunstancia, tener presente cuál es ese
perfil. Se trata de una especulación que ayuda a tomar mejores
decisiones.
--¿Qué viene después del blindaje?
--El blindaje es en sí mismo una medida reactivadora. Inicialmente baja
la tasa de interés del 14 por ciento, que es lo que se estaba pagando, al
8, que es lo que cuestan estos créditos. En el mercado interno ya no
existirá el Estado como demandante de fondos. Pero también es importante
el momento en el que se produce, que es dentro de un nuevo escenario
internacional favorable para nuestra economía. Junto a esto ya están
operando algunas disminuciones de impuestos que propuso el Gobierno y que
también van a incentivar la actividad.
--¿Cuál es su relación con el equipo económico?
--El Banco Nación es una entidad autárquica, que coordina sus políticas
a través del Ministerio de Economía.
--¿Cuál es su relación personal?
--Tengo diálogo permanente sobre los temas que hacen al Banco y su
coordinación oficial.
--¿A qué cree que se deben los persistentes rumores sobre la
continuidad de José Luis Machinea?
--No quiero entrar en especulaciones y mucho menos en hipótesis
confabulatorias, lo que sí puedo decir es que los resultados económicos
del 2001 van a disparar las versiones sobre la continuidad del ministro.
--¿Qué opina de los fluidos contactos que Cavallo mantiene con el
equipo económico?
--Me parece bien que en los momentos complicados por los que atraviesa el
país, por las tres situaciones que le describí hace un momento, se
consulten opiniones que, más allá de la pertenencia a un partido político,
puedan ayudar a resolver la emergencia.
--Sin embargo no sólo se lo consulta sino que también se habla de su
ingreso al Gobierno.
--La pregunta entonces hay que hacérsela a quienes hablan del ingreso,
que no es mi caso. Lo que sí creo es que es bueno cambiar ideas, también
con Cavallo.
--¿Se equivocó el Gobierno al subir impuestos y bajar sueldos cuando
se insinuaba una salida de la recesión?
--Es una pregunta que tiene que contestar el ministro de Economía.
--¿A su juicio?
--Hay que estar en la situación en que se encontraba el ministro y
el Presidente como para poder contestar con propiedad. Los italianos
hablan de la "ciencia del después"; después tomos somos
cracks. Mi opinión, sin embargo, es que deben eliminarse los impuestos
distorsivos y orientarse hacia los de más fácil administración y difícil
evasión. Creo que tendría que haberse hecho otra cosa.
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