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Por Pablo Rodríguez
 Augusto Pinochet ha pasado Navidades muy difíciles en los últimos años. En 1998 y 1999 estuvo en Londres detenido por orden del juez español Baltasar Garzón. En marzo de este año, el ex dictador respiró aliviado cuando volvía a su Chile actual. No imaginaba que también le podían amargar esta Navidad: mañana deberá declarar ante el juez Juan Guzmán y muy probablemente sea rápidamente procesado, con levantamiento de prontuario y todo. Los únicos que puede impedir la presencia de Pinochet en un tribunal es que la Corte de Apelaciones de Santiago acoja el recurso de reposición para que la declaración indagatoria sólo llegue después de los exámenes médicos. O sea: propondrán que estos exámenes se realicen hoy. Entretanto, según medios chilenos, las Fuerzas Armadas se aprestan a entregar menos información sobre el paradero de los desaparecidos de lo acordado en la Mesa de Diálogo.
En julio, la Mesa de Diálogo, integrada por el gobierno, las fuerzas armadas y abogados de derechos humanos, estableció que al 6 de enero de 2001 los militares debían entregar toda la información que pudieran sobre el destino de los desaparecidos, en un marco que apelaba claramente a �la reconciliación nacional�. Lo que se calculaba es que, de los 1200 casos de desaparecidos registrados en el Informe Rettig (el Nunca Más chileno), las Fuerzas Armadas y Carabineros entregaran información sobre 300 de ellos. Pero, según el diario La Tercera, �se estima que sólo se podrán ubicar los restos de 50 desaparecidos. Los demás serían irrecuperables, aunque se sabrá su último destino�.
Las razones son varias. La primera y obvia es que muchos de los cuerpos de desaparecidos durante la dictadura (1973-1990) fueron arrojados al mar, a cráteres de volcanes o eliminados con cal. La segunda es que, de acuerdo con el diario chileno, ninguna de las fuerzas armadas ni Carabineros quieren asumir los casos pertenecientes a la DINA, la primera policía secreta del régimen militar, por lo cual no darán esos datos. Y la tercera razón para la escasa información aportada tiene que ver con el caso Pinochet. El jefe de la armada, almirante Jorge Arancibia, resumió bien el asunto a La Tercera: �Hubiéramos querido resultados más potentes�, pero la situación de Pinochet �cambia el escenario que estaba previsto al momento de la suscripción de este compromiso frente a la sociedad�.
Si es así, es probable que esta �venganza� deba prolongarse por un tiempo, porque la situación legal de Pinochet es muy complicada. Los abogados de Pinochet lograron que la Corte Suprema anulara la semana pasada el auto de procesamiento contra su cliente por parte del juez Guzmán, pero en esa misma resolución, el máximo tribunal chileno establecía que la declaración indagatoria para volver a procesarlo debía realizarse en veinte días. Y, además, la Corte Suprema dejaba en claro que este carril y el de los exámenes médicos no van unidos.
Así las cosas, hay poco resquicio legal para que la Corte de Apelaciones resuelva, hoy, en contra de lo que resolvió la Corte Suprema la semana pasada. Los allegados a Pinochet saben que los exámenes médicos son la única salida posible para el ex dictador, pero si Guzmán lo procesa y después ordena su eximición del proceso por �demencia� (único caso admitido en la ley chilena), Pinochet quedará en la historia con un prontuario, con su foto y sus huellas dactilares. Y eso daña mucho la imagen que tendrán las generaciones futuras de tan noble y preclaro señor.
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