Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira
ESPACIO PUBLICITARIO


Una lluvia de balas para los compañeros de trabajo

Ocurrió en Massachusetts, Estados Unidos. Un hombre llegó a su empresa y acribilló a siete personas. Ahora está detenido.

Massachusetts quedó conmocionada por la nueva masacre.

Michael McDermott entró ayer al edificio de la Edgewater Technology como lo hacía todos los días desde marzo, cuando entró a trabajar en esa empresa de Massachusetts líder en materia de software y asesoramiento para Internet. Entró como lo hacía habitualmente, salvo por un detalle: en lugar de papeles y documentos cargaba un rifle de asalto AK-47, una escopeta y una pistola semiautomática. Sus compañeros no tuvieron tiempo para consultarlo acerca del cambio en sus hábitos. Sin saludo ni aviso previo, Michael McDermott les descerrajó cuanta bala llevaba encima. Siete de sus compañeros murieron acribillados en el acto y los restantes –los que pudieron escapar o esconderse– quedaron envueltos en un inentendible pánico y con la incógnita de por qué Michael se volvió loco de golpe.
Los que lograron fugarse de la balacera avisaron a la policía. En cuestión de minutos, el escuadrón de asalto del grupo Swat y cientos de uniformes se desplegaron en torno del edificio de Wakefield, un condado a 24 kilómetros de Boston. Michael McDermott, de 42 años, fue detenido en seguida, aún en plena psicosis sangrienta, en el vestíbulo del edificio.
El hombre había llegado antes del mediodía (cerca de las 15, hora argentina) a la nueva sede central de la compañía, y una vez en el área de entrada sacó las armas y comenzó a disparar sobre los empleados. Tras la masacre, decenas de agentes fuertemente armados y con chalecos antibalas evacuaron todo el complejo de oficinas Harvard Mills, que alberga varias firmas de alta tecnología, y rastrillaron habitación por habitación de los edificios en busca de otros posibles atacantes, aunque no encontraron a nadie: Michael había planeado todo en silencio y sin cómplices. Tampoco fueron hallados otros heridos.
La empresa Edgewater Technology se encuentra trasladando actualmente su sede central desde el estado de Arkansas a Wakefield, en Massachusetts. Según trascendidos, la firma despidió recientemente a varias decenas de trabajadores, aunque al parecer Michael no se contaba entre ellos. Sin embargo, la hipótesis de una presunta venganza era la que cobraba más fuerza. El fiscal local John McAvoy, del condado de Wakefield, aseguró que el drama parecía “vinculado con el trabajo”.
Venganza o no, Michael no fue, pese a todo, un innovador. La masacre que protagonizó ayer en Massachusetts es la última de una saga particular dentro de los habituales brotes de violencia y locura estadounidenses. Es la seguidilla de balaceras indiscriminadas en lugares de trabajo y con un empleado del lugar como protagonista de la demencia. Desde junio de 1999 se registraron seis casos de ese tipo en distintos puntos de ese país. En total, murieron 26 personas a manos de sus antiguos compañeros. En las estadísticas, el único que superó a Michael fue un corredor de Bolsa que el 29 de julio del ‘99 liquidó a nueve compañeros de trabajo en Atlanta y luego se suicidó. Algo que Michael prefirió no imitar.

 


 

MAS DE 300 MUERTOS EN CHINA
Infierno en una disco

El fuego llegó desde el sótano pero fue la discoteca, en el cuarto piso, la que se convirtió en un infierno: 309 personas murieron quemadas o asfixiadas la ciudad de Luoyang, en China, al arder el lugar en el que festejaban la Navidad en la noche del lunes. Al parecer originado en un cortocircuito de las obras que se realizaban en el subsuelo, el fuego tomó rápidamente la discoteca y la gente descubrió demasiado tarde que las salidas estaban bloqueadas por cajas almacenadas al otro lado.
Las víctimas fatales son 135 hombres y 174 mujeres, que se habían reunido en la cuarta planta del edificio para celebrar. Otras 60 personas resultaron heridas. En el edificio había un centro comercial con varias tiendas de ropa y electrónicos, rápidamente devoradas por las llamas. El origen estuvo al parecer en el sótano: allí un grupo de obreros trabajaba a toda marcha para terminar una nueva área comercial antes de la llegada del año nuevo lunar, que comienza el próximo 24 de enero.
En la discoteca Dong Du, la gente, que bailaba con poca luz y con una potente música, tardó en reaccionar. Testimonios de sobrevivientes señalan que al ver las llamas se produjo una auténtica estampida para encontrar una salida. Pero cientos de personas se agolparon en las puertas y descubrieron que estaban bloqueadas con paquetes y cajas almacenadas en el exterior.

 

PRINCIPAL