Por Alejandra Dandan
Buenos Aires recibió
ayer al barco más grande que haya tocado alguna vez su puerto.
Pero el Mercury, un crucero de 264 metros de largo con piscinas,
spa y una lujosísima sala de teatro, tuvo que entrar al área
de buques de carga. En pocas horas entre los containers del puerto pasaron
cientos de pasajeros de lujo y, en dirección contraria, funcionarios
del Gobierno que corrían hacia los camarotes de un barco que marca
una nueva tendencia en auge para el sector turístico. El jefe de
Gobierno porteño, Aníbal Ibarra, y Hernán Lombardi,
secretario de Turismo de la Nación, barajaron en la cubierta los
números de estos pasajeros que empiezan a llegar a Buenos Aires
estimulando un negocio que ha atraído este año a 72 mil
turistas. Sobre uno de los doce pisos de ese barco, con ascensores, salas
de cine y casino y hasta simulador de golf, Lombardi anunció también
la construcción de un nuevo puerto para esos cien mil pasajeros
de crucero que llegarán el año próximo a Buenos Aires.
La zona de carga de buques del puerto ayer fue parte de una película
cómica. Era la primera vez que un crucero de las dimensiones del
Mercury entraba al puerto porteño. Para estudiar en
detalle los 250 metros de largo y cada uno de los doce pisos del barco
no sólo se acercaron funcionarios y hombres de turismo. Durante
todo el día, los operarios del puerto pasearon sus cascos amarillo
flúo entre los cientos de pasajeros que aterrizados en Buenos Aires,
buscaban abrirse paso para conseguir no sólo un taxi sino atravesar
los trescientos metros de playa abarrotada de cajas color plomo.
Nos arreglamos como podemos, decía sobre un lado del
barco el atildadísimo vocero de la Royal Caribbean, la compañía
norteamericana dueña del Mercury, uno de los barcos
más lujosos en el mundo del turismo. Hasta allí llegó
Lombardi y el jefe de Gobierno porteño Aníbal Ibarra, con
el equipo de gente con el que momentos más tarde recorrerían
cada planta del crucero, incluido comedor y el último piso donde
un gordito saludaba divertidísimo desde una de las nueve piletas.
No diving, decía en una e Ibarra, obediente, no intentó
bucear sino que se agachó para sacar de la pileta un poquito de
agua a fin de refrescarse la cara. Hubo brindis y un cuadro donado por
los artistas de la Boca para Jordanis Adamidis, el capitán griego
de a bordo dueño de los misis y mister pronunciados en la ceremonia.
No sólo el capitán es griego; buena parte de los 990 hombres
de la tripulación son del sur y este europeo o sudamericanos que
se encargan de coordinar desde los city tours en los puertos de arribo
o representar a un James Bond más tarde en la sala del teatro de
a bordo. También atienden el casino donde Julia Tarabelli, una
pasajera, ha logrado hacer pasar a su hija por mayor de quince años.
El detalle: Julia es argentina.
Su presencia en el Mercury es extraña, el 80 por ciento
de los 1870 pasajeros que puede trasladar el barco son de Estados Unidos.
Entre el resto hay europeos y ahora también brasileños que
han abordado la nave el lunes cuando dejó Santos, el último
puerto en tierra firme antes de pisar Buenos Aires.
El holandés Edwin Turksman se despertó ayer poco después
de las ocho, cuando le anunciaron el arribo a Buenos Aires, uno de esos
nuevos destinos propuestos por Royal para el exótico continente
sudamericano. En este momento hay una sobreoferta de buques cruceros
y se están buscando nuevos mercados, fue la explicación
de Fernando Salgueiro, vocero de la empresa, sobre el auge de los barcos
en el país. Cuando en el Norte hace frío, los circuitos
del Sur prolongan beneficios. Pero que hay más barcos, no hay duda.
Por eso Salgueiro dice que entre los competidores existe una guerra: Ganan
los que ofrecen más servicio.
Y a bordo por sus servicios, el Mercury cobra cien pesos por
día, incluida la comida pero eso sí, no el vino. Y ni siquiera
esos tragoslarguísimos con los que el capitán agasajó
ayer a los funcionarios argentinos. A apenas diez minutos de las presentaciones,
todos comenzaban la recorrida entonados con champán y durazno dulcísimo.
Vamos a salir como focas de aquí.
No lo dijo ninguno de los funcionarios, sino Julia Tarabelli, la pasajera
residente en Barcelona que está preocupada ahora por sus repetidos
tours en los ocho restaurantes de a bordo. Lo que Julia aún no
ha hecho es tomar uno de los ascensores hacia el piso diez. Allí,
detrás del cartel de Aqua Spa, la sorprenderán los videogames
adecuados para los exclusivísimos ejercicios de reducción
de peso propuestos aquí arriba. Es que en el Royal las bicicletas
fijas incluyen un recorrido virtual un jueguito
para hacer menos aburrido el esfuerzo de bajar calorías.
El mundo del placer está a bordo, eso seguramente saben los que
ahora vuelven al barco corriendo entre los containers. El barco está
por zarpar. Sigue viaje a Puerto Madryn, las islas Malvinas y Ushuauaia
para terminar al fin en Chile.
EN
EL 2001 SE ESPERAN CIEN MIL TURISTAS DE CRUCERO
Puertos nuevos para recibir
Por A. D.
La llegada del crucero Mercury
a Buenos Aires tuvo un buen golpe de efecto. Sus salones fueron usados
para anunciar la inversión de cien millones de dólares que
el gobierno nacional está dispuesto a hacer para construir tres
nuevos puertos en el país, entre ellos el de Dársena Norte,
diseñado especialmente para cruceros. Esta propuesta responde al
crecimiento estrepitoso de este negocio con el que la ciudad capturó
este año setenta mil turistas que gastan en la urbe entre 100 y
150 dólares por día. Esos números, que estimulan
ahora el plan de inversión, vienen creciendo en forma sostenida
en los últimos tres años y, según las expectativas,
harían crecer en la Capital el mercado de las pymes vinculadas
a la gastronomía y el turismo.
¿Que qué es lo que prefieren hacer? pregunta
en forma retórica el secretario de Turismo: quieren comer
carne, bailar tango y pasear por los shoppings. Esa pequeña
estadística, manejada por Hernán Lombardi, forma parte de
un muestreo que indica además que los pasajeros de cruceros comenzaron
a duplicar su paso por Buenos Aires hace tres años. En el 99
fueron 43 mil, este año el total fue de 72 mil y para el próximo
año se esperan cien mil ya confirmados. En función de ese
mercado que suele quedarse, en promedio, entre uno y tres días
en Buenos Aires, es que se intenta ahora acelerar el proyecto del puerto
nuevo.
Buenos Aires se construyó de espaldas al río, es hora
de revertir esa tendencia y para eso a mitad del próximo año
se hará la licitación del puerto en Dársena Norte,
dijo Lombardi antes de explicar que la inversión prevista está
en el orden de los cien millones de dólares. Pero Buenos Aires
no va sola en el proyecto, porque los cruceros en sus circuitos suelen
hacer énfasis en sus promociones en destinos como la Patagonia.
Para desarrollar también aquel polo, Lombardi anticipó la
construcción de un puerto en Ushuauaia y otro en Puerto Madryn.
Este paquete aparece así como alternativa no sólo para el
desarrollo del turismo en el sur sino para estimular en Buenos Aires el
paso de visitantes sobre todo en el verano, considerado temporada baja.
En ese marco, Lombardi se acordó ayer de la perspectiva del verano
y del millón y medio de argentinos que el año pasado decidió
pasar sus vacaciones en Brasil. Si al menos logramos atraer a uno
de cada tres de ellos, se generarían en el país cien mil
puestos de trabajo más, dijo.
Para conseguirlo, sólo la Capital se encarga ahora de reactivar
su programa en Turismo para el que ha conseguido un aumento en el presupuesto
del año próximo de un millón de pesos. Jorge Purciariello,
subsecretario de Turismo porteño, ha indicado que a partir del
1º de enero, y por un acuerdo con los hoteles, habrá descuentos
de alojamiento que rondarán entre el 30 y 50 por ciento.
EL
AUMENTO DEL VIAJE EN CRUCERO
Quiénes lo eligen
Hasta hace unos pocos años
los argentinos sabían de cruceros más por haberlos visto
por la tele en la serie El crucero del amor que por haber
estado en la cubierta de alguna de estas imponentes naves. Los precios
de unas vacaciones a bordo de un barco cinco estrellas bajaron en los
últimos años, lo que ha permitido que más gente los
elija. Según los operadores turísticos consultados por Página/12,
año tras año crece el número de viajeros que optan
por pasar unos días a bordo de un crucero. Los destinos más
elegidos son, una vez más, el Caribe y Brasil, y este tipo de viajes
ya no es sólo elegido sólo por la gente mayor: a bordo hay
familias, matrimonios jóvenes y pasajeros que viajan solos.
Si bien los precios pueden superar los 3 mil pesos, se puede pensar en
un costo promedio de 120 dólares por cada día a bordo, incluyendo
comidas, excursiones y actividades recreativas. Para entender el crecimiento
de la demanda, Jorge Solero, de Costa Cruceros, explicó que se
debe básicamente a que cambió el tipo de paquetes,
ya que hay cruceros de una semana de duración, que baja los costos
y los hace accesibles a un público de un nivel socioeconómico
no tan alto, como hace cinco años, cuando los viajes no bajaban
de 20 días. En cuanto a los destinos con mayor demanda, Solero
aseguró que Brasil es por el que opta la mayoría de la gente.
Leonardo Salgueiro, vicepresidente de Organfur, operador en la Argentina
de Royal Caribbean y Celebrity Cruises, coincide con su colega: El
mercado ha crecido mucho y la venta viene muy bien. Para él
el Caribe sigue siendo el lugar más elegido por los argentinos,
aunque no descartó Río de janeiro como otro de los puntos
más solicitados.
Ambos operadores apuntan también el crecimiento de la venta de
pasajes en barcos que navegan por el sur del país, pero son más
extranjeros que argentinos los que lo eligen: Europeos y norteamericanos,
detalló Salgueiro.
Este tipo de turismo tiene un éxito particular entre los que viajan
solos. Vivian Bensusan, de Next Travel, explica que se debe a que hay
una mayor actividad social organizada que invita a la integración.
Haciéndose eco de esta tendencia, Royal Caribbean tiene previsto
para el 10 de febrero la partida de un barco a Brasil para solteros, que
no es privativo aclaran, pero el 25 por ciento del barco son
solos y solas.
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