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De tal palo tal astilla, de Bush padre a su hijo

Todos los analistas coinciden en que el gobierno que se viene en la Casa Blanca puede parecerse demasiado a un bis del final recesivo del mandato del ex director de la CIA, George Bush Sr.

Bush padre acompañado de
su hijo, ayer en Austin, Texas.
Entre sus dos presidencias está el boom de ocho años de Clinton.

Por Mark Milner*
Desde Londres

George W. Bush no está todavía en la Casa Blanca. Pero los hechos ya están amenazando con darle al gobernador de Texas un lugar poco envidiable en la Historia. Las malas lenguas están sugiriendo que, así como la presidencia de su padre terminó con la economía por el piso, la del junior podría terminar con el temido “aterrizaje duro”. En otras palabras, los Bush, padre e hijo, pueden estar destinados a ser las fronteras exteriores del boom norteamericano de la década de 1990.
Una ironía no debe habérsele escapado a la familia Bush. George padre culpó por su derrota en 1992 ante Bill Clinton al presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan. Desde entonces, sin embargo, el mismo Greenspan ayudó a que Estados Unidos tuviera el espléndido crecimiento económico que cualquier presidente aceptaría encantado, permitiéndole al demócrata Bill Clinton una segunda temporada en la oficina Oval. Ahora, Greenspan, un septuagenario, a quien se le permitió ocupar el sillón de la Federal por más tiempo que a cualquier presidente, se encuentra ante el hecho de que su opinión sobre la economía norteamericana es cuestionada. La Reserva Federal mostró preocupación por el porvenir de la economía, pero tuvo que soportar el fuego cruzado de algunos grupos por no rebajar inmediatamente las tasas de interés. Sería poco sorprendente si el nuevo equipo económico de Bush, aun si está presidido por el ex colega de Greenspan, Paul O’Neill (fueron directores juntos en Alcoa allá en la década de 1980), es de la opinión de que “cualquier demora en el actuar es peligrosa”.
Esta semana ya se vio una disputa entre las administraciones entrantes y salientes, con los hombres de Clinton acusando a sus reemplazantes de ser pesimistas con la economía de Estados Unidos. Afortunadamente, los de Bush parecen haberse dado cuenta de los peligros de hablar demasiado y ya están volviendo sobre sus pasos. Los comentarios de Bush sobre el dólar fueron lo suficientemente anodinos como para satisfacer al más conservador banquero central. Es improbable que Greenspan se asuste por los hechos en los mercados, donde la reciente volatilidad indica algo más que una señal de pánico, o por la amenaza de una desafortunada reincidencia de la economía de Bush Sr.
Pero su cautela tradicional puede resultar dura para que la acepte un nuevo presidente. Por cierto, la tentación de llevar a cabo el tipo de recortes de impuestos que mantendrá a Estados Unidos en un estado mental gastador, probablemente aumente cuanto más tiempo permanezca Greenspan en su estado de cautela. Por otro lado, que la Casa Blanca le dé a la economía una gran patada fiscal, sólo reforzará la cautela de Greenspan.
Cualquiera tentado a pensar que Jurgen Schrempp estaba cargando las tintas con sus advertencias sobre las perspectivas de Chrysler el año que viene, debería pensar dos veces. El puesto del jefe ejecutivo de Daimler Chrysler está amenazado y la tentación de pronosticar una caída para 2001 y luego aparecer con un resultado mejor que el pronosticado debe haber sido tentador. Pero ahora Ford confirmó el peligroso estado del mercado automotor de Estados Unidos, donde se encuentran los problemas de Chrysler. Ford acaba de emitir su segunda advertencia sobre las ganancias de este trimestre, en las que se espera que las ganancias por acción estén 10 centavos por debajo de los pronósticos de los analistas de unos 74 centavos. Además, Ford redujo en un 9 por ciento su producción para Norteamérica para el primer trimestre del año que viene. El grupo dijo que espera fabricar unos 1.050.000 vehículos durante ese trimestre, unos 107.000 menos que los que se pensaban originalmente. Esto significará cerrar la mayor parte de las plantas de ensamblaje de Norteamérica del grupo, por lo menos durante una semana.
La gerencia de Ford dijo que era claro que la economía de Estados Unidos estaba enlenteciéndose y que los consumidores planeaban gastar menos. Los recortes en la producción fueron necesarios para nivelar stock y demanda. Todos los fabricantes de automóviles de Estados Unidos se enfrentan almismo problema, una capacidad excesiva y una demanda decreciente. Las rebajas en los precios para deshacerse de los enormes stocks de vehículos han sido feroces, y es una de las principales causas de las crecientes pérdidas de Chrysler.
No hay señales de que el enfriamiento de la economía en Estados Unidos sea un fenómeno de corta vida. El debate más bien es sobre si la economía nacional norteamericana está lista para un aterrizaje suave o deberá soportar, como hacia el fin de la presidencia de Bush padre, de un aterrizaje duro. En cualquiera de los dos casos, el futuro de los fabricantes de automóviles en Estados Unidos parece sombrío. Y a medida que aumenten las pérdidas en el mercado interno, los fabricantes de automóviles norteamericanos buscarán terminar con sus pérdidas o sacar más ganancias de sus operaciones europeas. La decisión de Ford de finalizar la fabricación de automóviles en Dagenham y la decisión de General Motos de cerrar su planta Vauxhall en Luton son señales de los tiempos por venir.

* De The Guardian de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.

 


 

SIN GABINETE, PERO DE VACACIONES
Buscando el sol de Florida

Mientras persisten los problemas para completar su futuro gabinete de 17 miembros, el presidente electo George W. Bush partió hoy de Austin, capital de Texas, a Boca Grande en Florida para unas cortas vacaciones con su familia. El principal obstáculo para Bush es el “empate técnico” entre demócratas y republicanos en el Senado. Con 50 demócratas y un número igual de republicanos, Bush está trabado para convocar a sus correligionarios de la Cámara alta para trabajar en su gabinete.
A tres semanas de la posesión de Bush en la Casa Blanca, el presidente electo tiene nombrados sólo a cinco de sus 17 secretarios (Estado, Justicia, Vivienda, Agricultura y Tesoro). Quedan todavía, entre los 12 puestos vacantes en el gabinete, dos de primera línea: Defensa y Energía.
Para la cartera de Defensa se especula que podría ser convocado el senador republicano Richard Lugar, uno de los actuales veteranos del Comité de Relaciones Exteriores. También se menciona al ex senador por Indiana Dan Coats. La cartera de Defensa tiene tradicionalmente un peso enorme dentro del equipo de trabajo del presidente y en la próxima administración podría crecer su importancia a raíz de los planes de Bush de ampliar y reforzar el equipo militar. El diario The Wall Street destacaba ayer que el nombramiento del futuro secretario de Energía tendrá especial significación porque será el encargado de enfrentar la avalancha de problemas derivados de las dificultades de abastecimiento y el crecimiento de la demanda. Para ese puesto se especula que el futuro presidente tendría en mente dos nombres: el del ex senador de Louisiana, Bennett Jhonson y el del congresista demócrata de Texas, Ralp Hall.

 

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