Por Fernando Cibeira
En una reunión en Olivos,
el presidente Fernando de la Rúa les anunció a los gobernadores
que hoy firmará el decreto de necesidad y urgencia que pondrá
en marcha el Plan de Infraestructura. La iniciativa que contempla
proyectos de obra pública por 20 mil millones de pesos estaba
parada en el Senado, algo que terminó de impacientar al Gobierno,
que considera que el plan será el puntal que ayudará a reactivar
la economía y bajar el desempleo en el próximo año.
Algún gobernador justicialista se quejó porque no se insistiera
con la ley pero, en general, aceptaron la decisión de De la Rúa
en una reunión en la que prevaleció el tono amable. La nota
la dio el gobernador bonaerense, Carlos Ruckauf, quien, como ya se le
hizo costumbre, diez minutos antes de que terminara la reunión
amagó ir al baño y enfiló derecho hacia las cámaras
para informar sobre sus propuestas.
Ruckauf aprovechó también para dar la primicia de la firma
del decreto, lo más trascendente que aportó el encuentro
de ayer. Le pedimos que el Ejecutivo garantice transparencia y simultaneidad
en la adjudicación de las obras previstas en el plan, explicó
el gobernador bonaerense. El fue quien opinó que sería mejor
que el Gobierno hubiera insistido con la ley.
El martes, De la Rúa había anticipado la posibilidad de
firmar tres decretos: éste de infraestructura que confirmó
ayer, más otro por la reforma previsional y un restante para conmutar
las penas de los presos de La Tablada. De esta forma, y en particular
luego del blindaje a partir del que prometió el nacimiento de una
nueva etapa de gestión, el Presidente quiere mostrar
un liderazgo político más firme y un estilo administrativo
más expeditivo que el utilizado en su primer año de gestión.
En un principio, la reunión con los gobernadores estaba enmarcada
en la estrategia de difusión del blindaje financiero que anunció
el Gobierno la semana pasada. Luego, como ya se discutían otras
cosas de importancia y el blindaje ya estaba perdiendo vigencia, decidieron
que también era el ámbito apropiado para discutir el Plan
de Infraestructura que los senadores justicialistas habían mandado
al freezer como represalia a los vetos que el Ejecutivo hará al
Presupuesto 2001. Pero cuando se resolvió sacar el plan por decreto,
tampoco tenía mucho sentido discutir el tema con los gobernadores,
así que decidieron agregarle a la agenda la negociación
por la armonización de impuestos nacionales y provinciales que
el Gobierno quiere poner en práctica.
Finalmente, en el encuentro se hizo un mix. De la Rúa hizo una
breve apertura en la que anticipó la firma del decreto, luego el
jefe de Gabinete, Chrystian Colombo, se refirió a la necesidad
de coordinar el reparto de la ayuda social; el ministro de Economía,
José Luis Machinea, habló sobre las bondades del blindaje
y las buenas perspectivas internacionales que se le abren a la economía,
y el ministro del Interior, Federico Storani, se ocupó de la transparencia
de gastos y la equiparación salarial de los funcionarios de todo
el país. También participó el secretario general
de la Presidencia, Horacio Jaunarena. Los gobernadores estuvieron todos,
a excepción del cordobés José Manuel De la Sota se
fracturó un pie y el chubutense José Luis Lizurume,
aunque mandaron representantes.
El primer gobernador en hablar fue el sanjuanino Alfredo Avelín,
el segundo fue Ruckauf. El gobernador justicialista buscó mostrarse
como el más comprometido con la austeridad. Si la Alianza
lo firma, yo cierro el Senado, se entusiasmó Ruckauf. Según
aseguraba un vocero de la Rosada, le salió al cruce un compañero,
el salteño Juan Carlos Romero. Hay que tener cuidado con
los discursos demagógicos, dijo.
Uno de los síntomas que informaban en Gobierno para dar cuenta
de que todo había marchado sobre ruedas era que el gobernador de
Santa Cruz, Néstor Kirchner, habitualmente crítico con la
gestión aliancista, esta vez permaneció callado.
A la salida, los gobernadores informaron que organizarán reuniones
bilaterales con el Gobierno para avanzar en los puntos de coincidencia:
reforma tributaria, equiparación salarial, simplificación
de planes sociales. Hemos ratificado la necesidad de avanzar en
conversaciones bilaterales, ya que cada provincia tiene sus particularidades,
expresó el gobernador de Jujuy, Eduardo Fellner.
Es evidente que a Ruckauf no le gusta pasar desapercibido en este tipo
de reuniones que cuentan con importante cobertura periodística.
Para la rueda de prensa posterior había quedado establecido que
hablarían Storani, un gobernador justicialista Fellner,
uno de la Alianza el mendocino Roberto Iglesias, y otro de un partido
provincial el neuquino Jorge Sobisch. Pero Ruckauf se las
ingenió para salir primero y dar su punto de vista sobre lo conversado
en el quincho de la residencia presidencial.
Dijo que, a tono con la propuesta elevada hace unos días por el
ex vicepresidente Carlos Chacho Alvarez, Colombo deslizó
que el Gobierno estudia la posibilidad de unificar la distribución
de los planes sociales en una agencia. El gobernador bonaerense redobló
la apuesta y dijo que no sólo estaba de acuerdo, sino que también
eso permitiría eliminar los ministerios de Desarrollo Social, Trabajo
y Educación.
Algunas medidas que son impactantes no siempre tienen la consecuencia
esperada. Fue una exposición personal planteada por Ruckauf que
no ha tenido eco. El sabrá las motivaciones que tiene para hacerlo,
dijo el mendocino Iglesias. El neuquino Sobisch opinó que las iniciativas
de Ruckauf sólo podían ser interesantes para una crónica
periodística, pero lo que tenemos que discutir es otra cosa.
Storani, uno de los más enojados con Ruckauf, sostuvo que esas
propuestas no tienen sentido porque el Gobierno ya hizo los
esfuerzos necesarios para tener un presupuesto más austero. Mientras
los demás hablaban (mal) de él, Ruckauf no escuchaba porque
ya se había ido. Total, ya se había encargado de difundir
la principal noticia de la reunión.
tango 01
Fue el símbolo de una época. Deslumbrado por el
avión que utilizaba Carlos Salinas de Gortari, mucho antes
de que se convirtiese en el hombre más odiado de México,
Carlos Menem se compró el suyo sin ahorrar ningún
detalle de lujo. Al mismo tiempo, intentaba bajar el presupuesto
universitario o respondía pobres habrá siempre
cuando alguien preguntaba por la cada vez más desigual distribución
del ingreso. ¿Usted quiere seguir con esto?,
interpelaba la propaganda de la Alianza. Y así, naturalmente,
el símbolo de la época se convirtió en el símbolo
de su campaña. Había que terminar con diez años
de fiesta. Había que vender el avión presidencial.
La tapa de este diario revela que esa promesa por fin se hizo realidad.
Es cierto que durante el largo año que demoró en concretarse
parecieron quedar abandonadas otras promesas tanto o más
importantes. Pero el cumplimiento de una hace posible soñar
con el cumplimiento de todas. La tapa de este diario también
dice que hoy es 28 de diciembre, Día de los Inocentes. Que
la inocencia les valga.
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LOS
PERONISTAS QUIEREN EL PLAN DE INFRAESTRUCTURA
Bandera verde para el decreto
Por Fernando Almirón
Mientras para la foto movieron
el rostro con gesto adusto de derecha a izquierda diciéndole no
a la decisión presidencial de sacar por decreto el Plan de Infraestructura,
los gobernadores justicialistas se fueron ayer de Olivos con una sonrisa
en el bolsillo. Horas antes de la reunión con Fernando de la Rúa
los mandatarios peronistas se encontraron en el Consejo Federal de Inversiones
(CFI) para ponerse de acuerdo en las demandas y en las propuestas que
llevarían a la cumbre. El gobernador bonaerense Carlos Ruckauf
fue quien le puso título al documento que reclama un blindaje
social. Sin embargo, su tratamiento quedó para la agenda
del año próximo ya que la reunión se redujo a una
serie de breves intervenciones que le dieron marco al objetivo de la convocatoria:
bandera verde para sacar por decreto el Plan de Infraestructura que los
senadores del PJ se niegan a aprobar.
Los gobernadores justicialistas se encontraban frente a una encrucijada
desde que el bloque de senadores de su partido se negó a convertir
en ley el Plan de Infraestructura. El proyecto elaborado por el ex ministro
Nicolás Gallo contó desde un principio con el apoyo de los
mandatarios provinciales que esperan con ansiedad su puesta en marcha
para reactivar las alicaídas economías regionales.
Pero no podían desairar a sus representantes en la Cámara
alta respaldando abiertamente la salida por decreto del Plan, alternativa
que impulsa el gobierno nacional. Entre la necesidad y la consecuencia
política, un grupo de gobernadores imaginó una salida salomónica
para conformar a unos y a otros. Consistía en que el Ejecutivo
promulgara la ley por decreto, pero cuando el Senado ingresara en su período
de receso. De este modo, con el Parlamento de vacaciones, se podía
justificar la necesidad y urgencia de la medida presidencial.
Los senadores les hicieron llegar a los mandatarios el profundo desagrado
que la idea había generado en el cuerpo. Y les reclamaron apoyar
su postura argumentando que ésta tenía por objeto presionar
al Gobierno para que no sean vetadas las modificaciones incorporadas en
la Ley de Presupuesto 2001 en beneficio de los estados provinciales.
La reunión fue tan pobre que hasta De la Rúa se aburrió,
le comentó a Página/12 uno de los mandatarios que ayer llegaron
hasta Olivos. Otros de los testigos del encuentro agregó: Fuimos
para ser informados que el Plan de Infraestructura saldrá por decreto,
y nada más. El resto fue todo el pesimismo que tenemos para ser
optimistas.
Los gobernadores del PJ manifestaron su desacuerdo con la decisión
del Ejecutivo y argumentaron sus dudas sobre la seguridad jurídica
de la medida. Tanto ellos como nosotros ya nos sabíamos los
discursos de antemano, apuntó un ministro de Economía
provincial.
En el tintero quedaron las propuestas elaboradas por los gobernadores
del PJ: una reducción de los impuestos distorsivos, la instrumentación
de un seguro de desempleo, topes a los salarios de los funcionarios públicos
y la eliminación de los Senados provinciales, entre otros temas.
Ruckauf aprovechó la oportunidad para lanzar su más reciente
propuesta, sin consenso entre sus pares, que apunta a eliminar los ministerios
de Desarrollo Social, Trabajo y Educación para convertirlos en
meras agencias gubernamentales. En realidad es una idea que compartimos
con Carlos Chacho Alvarez, ironizó el bonaerense.
Cómo
es el decreto que hoy firmará De la Rúa
El Presidente pondrá en marcha por esa vía el Plan de Infraestructura,
bloqueado en el Senado de la Nación. La norma pone en marcha un
novedoso mecanismo de financiación para realizar obras públicas
y prevé inversiones de 2200 millones de pesos para el año que
viene.
Nicolás
Gallo fue el inventor del Plan de Infraestructura.
Verá su obra desde fuera del Gobierno.
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Por Claudio Zlotnik
Finalmente, Fernando de la
Rúa firmará hoy el decreto de necesidad y urgencia del Plan
de Infraestructura. La decisión, comunicada a la prensa por Carlos
Ruckauf, fue tomada luego de que el jefe de Estado recibiera el apoyo
explícito de los gobernadores que ayer lo visitaron en la quinta
de Olivos. La norma pone en marcha un novedoso mecanismo de financiación
para realizar obras públicas, y prevé inversiones de 2200
millones de pesos para el año que viene, sobre un total de 20.500
millones que el Gobierno estima se realizarán en los próximos
cinco años. Con la firma del decreto, De la Rúa pone fin
al entredicho con el Senado, en donde la ley estaba trabada, y empieza
a jugarse una carta fuerte para lograr la demorada reactivación
económica. El crecimiento llegará con la construcción.
Este sector va a empujar fuerte la economía, se entusiasmó
José Luis Machinea.
El decreto no va en contra de la seguridad jurídica porque
no se tocan cuestiones impositivas, señaló Federico
Storani, ministro de Interior, al término del encuentro con los
mandatarios. De todos modos, y para evitar el rechazo del justicialismo,
el Ejecutivo consensuó el contenido del decreto tanto con los gobernadores
como con las autoridades máximas del PJ en la Cámara alta.
El Plan de Infraestructura ya contaba con la sanción de Diputados
y la aprobación en comisión en el Senado. Pero su aprobación
definitiva se empantanó en la última semana debido a que
los senadores de la oposición, mayoría en el recinto, reclamaron
conocer cuáles serían los vetos que el Ejecutivo aplicará
en la Ley de Presupuesto con la intención de rechazarlos en caso
de que hubiera desacuerdo. Como De la Rúa desestimó esa
posibilidad, la ley de obras públicas quedó trabada. Una
situación insostenible para el Gobierno, en medio del estancamiento
de la economía. Precisamente, en la Casa Rosada se entusiasman
con que el blindaje financiero, junto con el plan de infraestructura,
terminen convirtiéndose en los impulsores de la economía.
El plan quinquenal de obras públicas esbozado por el Gobierno a
mediados de año contempla inversiones por un total de 20.500 millones
de pesos. Ese programa se divide en tres partes. Un tercio de ese monto
será aportado por inversiones directas que haga el Estado, y cuya
pauta se establecerá, como siempre, en el Presupuesto anual. Otro
tercio provendrá de las empresas concesionarias (por ejemplo, Aguas
Argentinas estima inyecciones por 1200 millones y se encuentra renegociando
su contrato con Economía), y el tercio restante saldrá de
un fondo fiduciario. El decreto presidencial tiene la finalidad de crear
este fondo que funcionará como una garantía de que las compañías
privadas cobrarán por el trabajo realizado.
Para el 2001, el fondo garantizará proyectos viales e hídricos
por unos 2200 millones de pesos, según estimó en diálogo
con Página/12 Máximo Fioravanti, secretario de Obras Públicas.
En total, el año que viene se efectuarán 70 obras. Según
detalló el funcionario, algunas de las construcciones se concentrarán
en la ruta 81 (Formosa y Salta), la 23 (Río Negro), la 101 (Misiones),
la 29 (La Rioja) y la 92 (Santiago del Estero). El cronograma final fue
consensuado por Chrystian Colombo, jefe de Gabinete, con los distintos
gobernadores. Los efectos reactivantes del plan empezarán
a notarse muy pronto, hacia el segundo trimestre del próximo año,
estimó, ante una consulta de este diario, el diputado oficialista
José Recio, titular de la Comisión de Obras Públicas.
¿Cómo funcionará el fondo fiduciario?
El Gobierno estima que durante enero saldrán a licitación
las primeras obras del plan, aquellas que los gobernadores y el Ejecutivo
consideren como prioritarias. Pero las empresas participantes recién
cobrarán su trabajo cuando el proyecto haya terminado y las obras
estén en uso. La garantía que los privados tendrán
para cobrar proviene del fondo fiduciario, que estará formado por
activos estatales (participación accionaria en el Banco Hipotecario
y bienes residuales de los ferrocarriles privatizados). Además,
contará con el respaldo de los fondos provenientes del Impuesto
a la Transferencia de los Combustibles (ITC), que operarían en
el caso de que el organismo que contrata la obra no pague en la forma
prevista. Sólo por este último punto, el Estado podrá
garantizar iniciativas por 600 millones de pesos anuales.
La marcha del programa será
auditada por tres representantes del gobierno nacional y otros tres de
los distritos del interior, y el dinero será administrado por el
Banco Nación.
Las empresas que ganen las
licitaciones públicas serán aquellas que cobren el canon
más bajo, una vez que las obras estén terminadas. Una vez
vencida la concesión, las obras pasarán a manos del Estado.
El fondo de garantía
será determinante para que las empresas puedan financiarse a bajas
tasas de interés.
Las firmas extranjeras sólo
podrán participar de aquellos proyectos que superen los 45 millones
de pesos, siempre y cuando se asocien a constructoras locales.
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