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UNA CUMBRE DECISIVA FUE ANUNCIADA Y ANULADA EN MENOS DE 24 HORAS
El día que todo fue de mal en peor

Ayer iba a definirse la respuesta de Yasser Arafat al plan de paz norteamericano. En medio de declaraciones palestinas cada vez más pesimistas, todo quedó pospuesto para una cumbre hoy en Egipto. Pero a la noche, sorpresivamente, anunciaron que ésta había sido anulada.

Yasser Arafat consuela a la madre de uno de los niños muertos durante la Intifada.

“No es exactamente lo que queríamos oír.” La escueta declaración del premier israelí Ehud Barak ilustraba la confusión general acerca de cuál era la posición de Yasser Arafat hacia la propuesta que Estados Unidos presentó la semana pasada para un acuerdo de paz definitivo. Ayer, el líder palestino no daba muchas pistas, limitándose a afirmar que “estudiamos la propuesta desde todos los ángulos”. A medida que avanzaba el día, sus distintos asesores se repartían los papeles de policía bueno y policía malo: algunos eran más o menos optimistas (“necesitamos aclaraciones”) y otros, pesimistas (“no podemos aceptar algo que amenaza nuestro destino nacional”). Había esperanzas de que la incertidumbre se aclararía al pronunciarse el Comité Ejecutivo de la Autoridad Palestina, pero éste no fue del todo concluyente: “Reiteramos la posición que defendimos en la cumbre de Camp David (cuando rechazaron el plan israelonorteamericano)”. Todo dependía de una cumbre que se celebraría entre Barak y Arafat en la localidad egipcia de Sharm-el Sheikh, pero a última hora fuentes de la presidencia egipcia anunciaron que todo fue cancelado.
Así, de mal en peor, pasaba el día fijado como fecha tope por el presidente norteamericano Bill Clinton para que ambas partes respondan a su propuesta de paz. La insatisfacción palestina con su plan halló expresión ayer en un largo artículo del diario Al Ayam, que publicaba una versión detallada del esquema de paz, aparentemente filtrada por la Autoridad Palestina. Según ésta, el plan preveía la evacuación del 70 por ciento de los asentamientos judíos en territorio palestino. Sin embargo, Israel “arrendaría” por veinte años un 3 por ciento de Cisjordania al nuevo Estado palestino. Y en ese territorio se encuentran los controvertidos asentamientos judíos en Hebrón y Kiryat Arba. Además, se crearía un corredor israelí de una decena de kilómetros para abarcar el asentamiento de Maalé Adumin, el mayor de Cisjordania, lo que formaría, según el diario, un “bolsón” israelí en el corazón del nuevo Estado palestino. En cuanto a Jerusalén, Al Ayam confirmó que la propuesta norteamericana establecía una soberanía compartida sobre el Monte del Templo: los palestinos sobre la superficie y los israelíes sobre las partes subterráneas. En aras de su seguridad, Israel mantendría una presencia militar en el valle del Jordán por un período de tres a seis años, incluyendo el control de sus pasos fronterizos, e instalaría tres puestos de escucha. El director de Al Ayam, Akram Haniyya, un cercano colaborador de Arafat, recalcó en un editorial que todo esto era “leal a las prioridades israelíes e indiferente a las palestinas: parece estar basada en el modelo de la comida rápida norteamericana, que pese a su embalaje atractivo es poco sana y difícil de digerir en nuestra región”.
La oficina del premier Barak no tardó en calificar de “inexacta” y “engañosa” la descripción del diario. Ciertamente se podía enmarcar en el amplio abanico de posiciones que manifestaban los distintos dirigentes palestinos. El asesor de Arafat, Nabil Abu Rudeina, no se mostró demasiado contrario al plan cuando afirmó que “existen ciertos puntos que quisiéramos que Estados Unidos nos aclare”. Unas horas más tarde, sin embargo, el negociador en jefe Saeb Erekat disparaba que “la propuesta no coincide con las aspiraciones palestinas”. La reacción del ministro Yasser Abed Rabbo fue aún peor: “Lo que se propone es una trampa cuyo precio pagarán muchas generaciones de palestinos. Arafat indicó que ese documento era peor que las propuestas que habían sido presentadas durante Camp David (en julio)”. Precisó que no había ninguna “referencia a las resoluciones de la ONU sobre los refugiados, y mecanismos y garantías para la aplicación del acuerdo”. Pero, a la noche, un diputado laborista israelí reveló que el director palestino del Servicio de Seguridad Preventiva, Yibril Rayub, le aseguró que intentaba convencer a la Autoridad Palestina para que “sigan las negociaciones y reine la paz”.
Se esperaba que hoy todos estos hilos contradictorios se unieran en algún tipo de resolución definitiva durante la cumbre en Sharm-el-Sheikh, a la que iban a asistir palestinos e israelíes. El premier Ehud Barak semostraba dudoso, sin embargo, al recalcar que “no sé si iré, depende de la respuesta de Arafat y el contexto general”. Finalmente, por la noche, fuentes diplomáticas egipcias revelaron que todas las reuniones fueron anuladas. Así, Bill Clinton parecía quedar muy a destiempo al haber declarado más temprano que ambas partes “nunca han estado tan cerca de la paz”.

 

Claves de un fiasco

La paz en el Medio Oriente dependía de la respuesta del líder palestino Yasser Arafat al plan presentado la semana pasada por el presidente norteamericano. Ayer, la actitud palestina era cada vez más negativa.
Mientras que Arafat afirmó a la mañana que estudiaba el plan “desde todos los ángulos”, la mayoría de sus asesores eran francamente pesimistas. La resolución del Comité Ejecutivo de la Autoridad Palestina fue ambigua, pero parecía inclinarse a rechazar el plan de Washington.
El diario Al Ayam, cercano a la Autoridad Palestina, presentó una descripción detallada y negativa de la propuesta. Entre los puntos que todavía no se conocían están un corredor israelí que atravesaría el nuevo Estado palestino y el arrendamiento por veinte años del 3 por ciento de Cisjordania. El gobierno israelí tachó esta descripción de “engañosa”.
Las esperanzas se centraban en una cumbre que se celebraría en Sharmel-Sheikh con el presidente egipcio Hosni Mubarak como anfitrión. Sin embargo, a última hora de la noche la presidencia egipcia tuvo que admitir que todos los encuentros a celebrarse habían sido cancelados.

 

LANZAN UNA CAMPAÑA CONTRA EL PROCESO DE PAZ
La derecha empieza a resistir

Por F. S.
Desde Jerusalén

La extrema derecha judía ha iniciado una campaña de movilizaciones contra el proceso de paz. Los primeros en salir a la calle han sido los militantes de la organización Los Fieles del Templo, que lidera el rabino Guershon Salomon, que ayer durante varias horas impidieron el acceso de los palestinos a la Explanada de las Mezquitas, donde éstos trataban de orar con ocasión del fin del mes sagrado del Ramadán y la celebración de la fiesta del Aid el Ftir.
La movilización de ayer de Los Fieles del Templo, atajada con delicadeza y educación por la policía, es el prólogo de una campaña de disturbios que los grupos de extrema derecha y radicales judíos han empezado a diseñar, y en los que se incluye, entre otras medidas, el asedio a la oficina del primer ministro Ehud Barak, una huelga de hambre y una ola de desobediencia civil, bajo los lemas “Barak ha perdido su legitimidad como primer ministro” o “La ley israelí condena a los traidores a muerte”.
La protesta más preocupante, por su fiereza y firmeza, se avecina de la mano de los colonos, que han anunciado ya su intención de convertir los asentamientos en verdaderas fortalezas, inexpugnables y con trincheras, que posibiliten un largo asedio frente a las tropas israelíes por si llegado el momento tratan de desalojarlos. Este mismo movimiento colono, sin embargo, ha empezado a establecer las bases de una negociación económica, que les permita conseguir importantes y generosas contrapartidas económicas a cambio de sus domicilios. Los especialistas aseguran que si el plan de paz se aplicara tal y como está por ahora diseñado, ello significaría la evacuación de al menos 30.000 a 50.000 colonos sobre un total de 200.000.

 

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