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De la Rúa rechazó la renuncia de Nilda Garré

La novedad fue anunciada mediante un inusual y durísimo comunicado de Presidencia que relata cómo la frepasista y viceministra de Interior fue reprendida por De la Rúa a raíz de la carta que envió por los ascensos militares.

Garré había mandado una nota al Senado la semana pasada.

A través de un durísimo comunicado de Presidencia, Fernando de la Rúa informó que ayer rechazó la renuncia que le había presentado la viceministra del Interior, la frepasista Nilda Garré, aunque le advirtió que “como integrante del Poder Ejecutivo debía observar la unidad de criterio del Gobierno como conjunto y no interferir en las acciones de otras áreas”. La polémica surgió el jueves pasado, cuando Garré envió al Senado una nota –con membrete del ministerio– en la que solicitaba el rechazo de los pliegos de ascenso de militares cuestionados por violaciones a los derechos humanos y por haber apoyado el alzamiento de Semana Santa. Pliegos que había enviado el propio Gobierno.
Según el comunicado, el Presidente y Garré se reunieron ayer en la Casa Rosada para comentar un escrito que la funcionaria le había enviado esta semana, en que explicaba su decisión de objetar los ascensos militares. En la nota que le entregó a De la Rúa, la frepasista indicó que entendía que su obligación como ciudadana, miembro de la Alianza e integrante del Poder Ejecutivo, es “contribuir a fortalecer su investidura”. La ex diputada dijo que, a su entender, la decisión de advertir al Senado contribuía a la “consolidación de la democracia y al prestigio de las Fuerzas Armadas”, aunque reconoció que “por la función que ocupo no fue la vía más adecuada”. Finalmente, Garré sostuvo que no fue intención “afectar” la autoridad presidencial, por lo cual “pone su cargo a disposición del Presidente”.
El comunicado oficial sostiene que durante el encuentro De la Rúa señaló el “efecto negativo” que provocó la carta que envió al Senado y la instó a no distorsionar las decisiones del Ejecutivo. “Sin embargo y atento a sus explicaciones, el Presidente rechazó su renuncia y le pidió que continuara en funciones respetando los antedichos criterios”.
Fue la culminación de una historia que empezó la semana pasada. El jueves, el Senado se preparaba para tratar los pliegos de ascensos de 181 militares cuando llegó una carta firmada por Garré. “Deseo expresarle mi posición para exhortarlo a denegar las promociones propuestas para quienes han resultado cuestionados por violar los derechos humanos o atentar contra nuestras instituciones democráticas”, señalaba.
La carta provocó el enojo de los senadores radicales y peronistas, que días antes habían escuchado al ministro de Justicia, Jorge de la Rúa, defendiendo los pliegos. Aunque, desconcertados, los senadores pospusieron la sesión, al día siguiente aprobaron los ascensos de 176 militares, incluidos cuatro acusados de participar de la rebelión carapintada de Semana Santa de 1987. En todo caso, la carta de Garré sirvió para que los senadores pospusieran hasta marzo la evaluación de otros cuatro militares acusados de violaciones a los derechos humanos durante la última dictadura.
La reunión de ayer –y la decisión de difundirla a través de un comunicado oficial– demuestran el enojo que le provocó a De la Rúa la decisión de la frepasista. Ex diputada nacional, Garré ingresó al Gobierno junto a otros funcionarios de su partido luego de la renuncia de Carlos “Chacho” Alvarez, como parte del proceso de recomposición de la Alianza. Es, después de Graciela Fernández Meijide, la segunda funcionaria frepasista más importante del Gobierno.

 


 

REPUDIO DE LA IZQUIERDA AL MINISTRO STORANI
Fredi, “el discípulo de Corach”

“No hay peor fascista que un burgués asustado”, dijo de él Raúl Castells, el dirigente de los jubilados recientemente liberado. Pero ése fue sólo uno de los calificativos que recibió el ministro del Interior, Federico Storani, de parte de los dirigentes de las fuerzas de izquierda. Ayer, en forma unánime, los líderes del Partido Obrero, Izquierda Unida, Patria Libre y la Corriente Clasista y Combativa lo criticaron con dureza, uno hasta llegó a llamarlo “el discípulo de Corach”. La razón: el miércoles, Storani aseguró que muchos piqueteros son “activistas políticos” que “viajan en avión” y los había involucrado en un plan para “desestabilizar al Gobierno”. Esas afirmaciones provocaron una enorme irritación en todo el arco político de izquierda, que ayer se unió para reclamar el “cese de actitudes intimidatorias, la plena vigencia del derecho de reunión y la sanción a los responsables de esta campaña represiva”.
Desde la Legislatura, el diputado porteño Jorge Altamira (PO) encabezó el repudio: impulsó una declaración contra el ministro, que fue firmada por 11 legisladores. Además, manifestó su alarma porque se “está intimidando la organización de reuniones. Si vos hacés una reunión, ya sos un subversivo”. Luego se quejó porque desde Interior acusaron a su fuerza de participar en el supuesto plan para “limar la gobernabilidad”. “Están prefabricando pruebas para hacer frente a un período de gran movilización social”, imputó.
“Es el discípulo de Corach”, afirmó a este diario Humberto Tumini, de Patria Libre, en referencia a Storani. “Es todo carne podrida, se han copiado de los mismos métodos discursivos de la dictadura”, despotricó, después de negar que su partido haya asistido a un “cabildo abierto de piqueteros”. Por su parte, Patricio Echegaray y Vilma Ripoll, de Izquierda Unida, coincidieron en que el Gobierno está “tanteando el terreno” para la represión. En esa misma línea argumentaron Raúl Castells y Carlos “Perro” Santillán, de la Corriente Clasista y Combativa. El último, además, criticó a Storani porque “cree que un iluminado puede decir en la villa ‘vámonos a la ruta’. Eso no es así, ¿en dónde está viviendo?”.

Informe: Martín Piqué

 

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