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VOLVIO EL USO DISCRECIONAL DE FONDOS PARA LOS DIPUTADOS BONAERENSES
Nadie puso la caja negra en caja

El Congreso bonaerense restituyó a los diputados facultades para el uso discrecional de fondos. Otra ley similar había sido derogada y ésta, por su ambigüedad, deja demasiados puntos oscuros.

El presidente de la Cámara, el frepasista Aldo San Pedro, que podrá gastar el dinero asignado.

Por Laura Vales

Los diputados de la provincia de Buenos Aires resucitaron su caja negra de financiamiento. La misma con la que acostumbraban gastar, en secreto, más de 36 millones de dólares al año y que le permitía disponer a cada uno de unos 40 mil pesos por mes. La habían tenido que derogar en setiembre pasado, luego de que este diario revelara su existencia. Pero lo hicieron, según parece, de muy mala gana. Porque en absoluto silencio se pusieron a trabajar para recrearla a través de una nueva norma. El 20 de diciembre pasado, sin que nadie se enterase, la Cámara baja le dio media sanción. Y a última hora de anoche el Senado la convirtió en ley.
Muy pocos se opusieron. Uno de ellos fue el frepasista Alejandro Filomeno. “Borramos con el codo lo que escribimos con la mano”, resumió el legislador a Página/12. “Tal como está planteada, la ley se presta para recrear el sistema anterior.”
La nueva ley rige solamente para los Diputados y llegó al Senado con dos artículos:
El primero dice que los diputados podrán quedarse con el dinero que les sobre del Presupuesto del año anterior, en lugar de devolverlo a la Gobernación.
Ese efectivo va a depositarse –igual que pasaba con la caja de financiamiento paralelo– en una cuenta del Banco Provincia. El presidente de la Cámara –en este caso el frepasista Aldo San Pedro– podrá gastarlo para lo que sea y al margen del Presupuesto que ya tiene.
El segundo artículo agrega que en esa cuenta bancaria también podrán recibir ingresos por la venta de bienes o propiedades de la Legislatura y “todo otro Fondo (sic) que corresponda a esta Honorable Cámara de Diputados”.
La fórmula, como se ve, tiene una deliberada ambigüedad bajo la que puede colarse cualquier remesa de dinero. Como se recordará, la clave de la caja negra derogada era que reunía justamente estas características: consistía en una cuenta bancaria en la que los diputados recibían dinero fresco (en su mayoría enviado por Gobernador). El efectivo de aquella cuenta, al igual que la que acaba de crear esta nueva ley, se podía usar para cualquier cosa: “para satisfacer erogaciones, cualquiera sea su naturaleza y ejercicio”, dice el texto.
También, de manera idéntica a la flamante normativa, los fondos se gastarán al margen del presupuesto, por lo que en la práctica quedarán en secreto, lejos de la mirada pública.
El texto del proyecto fue prácticamente calcado del anterior y llevó la firma del radical Marcelo Elías.
–No es mi proyecto, sino que fue acordado por todos en la Comisión de Labor Parlamentaria. Si lo firmé yo fue por el apuro –se atajó ayer el diputado en diálogo con este diario, pocas horas antes de que el Senado aprobara su iniciativa.
–¿Por qué quieren reponer una ley que derogaron hace tres meses?
–No tiene nada que ver. A ésta la hicimos solamente para retener el dinero que sobre del presupuesto 2000. Y sólo se va a usar este año.
–¿Por qué, si sólo querían retener el dinero que “sobre”, agregaron un segundo artículo que habla de “todo otro fondo”?
–Es una forma legislativa. Por una cuestión de copia: se usó el modelo de la ley antigua, pero esta es distinta. “Otro fondo” no quiere decir dinero que envíe el gobernador, como se hacía antes. Eso ya no se puede hacer y no es nuestra voluntad.
–¿Qué quieren decir entonces con “todo otro fondo”?
–No queremos decir nada. No hay intencionalidad de recrear la antigua ley.
–¿Y no pudieron ser mínimamente rigurosos en su escritura?
–No sé. Si quiere, pudo haber habido un descuido parlamentario. Pero la ley se va a usar sólo para no tener que devolver a la gobernación el dinero que no usamos en el 2000. En la sesión del miércoles 20, el proyecto consiguió media sanción por unanimidad. Uno solo de los diputados presentes, el frepasista Horacio Piemonte, se opuso y se retiró del recinto para no votarlo.
Ayer, al explicar a este diario sus motivos, dio un argumento no menor: oficialmente se presenta a la iniciativa como “el único camino para no tener que devolverle a Ruckauf” el dinero que los diputados no gastaron del Presupuesto 2000. Pero el detalle es que el miércoles 20 el Presupuesto 2000 no había sido sancionado. “Era una situación absurda –apuntó Piemonte–, porque había que decidir quedarse con un sobrante de dinero que nadie sabía de cuánto era”. Así y todo, el proyecto avanzó y anoche se convirtió en ley. Sin contar con el dinero que puedan recibir en concepto de “otros fondos”, ya es seguro que la flamante ley dará a los diputados una generosa partida extra en breve. Si, como todo lo indica, no sancionan el Presupuesto 2000, quedará como cifra válida la del `99. Que es muchísimo más alta que los diputados se comprometieron a usar en julio pasado, cuando votaron una fuerte reducción de gastos. Y a presupuesto más generoso, habrá un mayor “sobrantes” para repartir.

 

Claves

Los diputados bonaerenses resucitaron su caja paralela de financiamiento.
Lo hicieron en secreto, con una ley para abrir una cuenta bancaria con fondos para gastar en lo que sea.
Allí irá a parar el dinero que dicen que “sobró” del Presupuesto 2000.
La ley los habilita también a recibir “otros fondos”. Pero nadie supo explicar qué quiere decir ese término.
Por la antigua caja pasaban más de 36 millones de pesos cada año. Todavía no se sabe en qué se gastaban. Ahora, los legisladores dicen que “todo será distinto”.

 

Treinta y seis millones

Hasta el día de hoy, nadie sabe para qué usaron los diputados bonaerenses los millonarios fondos de su antigua caja de financiamiento paralelo. Esos fondos especiales –que fueron eliminados en septiembre pasado– habían sido creados por una ley: la 10.370.
En concreto, esa norma dispuso la apertura de dos cuentas especiales -una para Diputados y otra para el Senado– en el Banco Provincia. Desde 1985, allí se depositó dinero de orígenes diversos: de la venta de inmuebles, de los sobrantes del presupuesto y de los aportes que enviaba la Gobernación.
Los presidentes de ambas Cámaras podían acceder así a dinero fresco de esas cuentas en cualquier momento. El único límite en el gasto estaba fijado por los acuerdos secretos entre el oficialismo y la oposición. En 1998, por ejemplo –con Duhalde como gobernador y el radical Francisco Ferro como presidente de la Cámara baja– los diputados gastaron 36.272.443 pesos. Ahora dicen que todo será distinto, porque ya no recibirán dinero de la Gobernación. Lo cierto es que ayer nadie supo explicar a qué se refiere la norma cuando menciona “otros fondos correspondientes a la Cámara”.

 

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