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Las acciones fueron lo peor del año financiero

Los papeles empresarios retrocedieron 24,3 por ciento, mientras que los bonos subieron hasta 13,7. El plazo fijo fue una buena opción.

La Incertidumbre política y el nulo crecimiento afectaron al mercado.
También la caída del Nasdaq impactó negativamente en el recinto.

Por Claudio Zlotnik

Las acciones fueron la peor inversión del año. Durante el 2000, el índice de papeles líderes MerVal cayó un 24,3 por ciento, retrocediendo casi todo lo que había ganado en el ‘99. El estancamiento económico, la crisis política y la fuerte corrección del Nasdaq (panel tecnológico de Wall Street) fueron las causas que determinaron la pobre performance de los papeles empresarios. Los financistas creen que la recuperación será paulatina, siempre y cuando la economía vuelva a mostrar signos de vitalidad. Las mejores inversiones fueron los títulos públicos y los depósitos a plazo fijo. Ayer, en la última sesión del año, el MerVal perdió 0,8 por ciento.
El derrape de las acciones estuvo en línea con lo acontecido en los principales recintos de la región. En San Pablo, la caída resultó del 17,6 por ciento, y en México llegó al 21,6 por ciento. Todos ellos influidos por el notorio ajuste del Nasdaq estadounidense. Las “puntocom”, verdaderas estrellas del ‘99, bajaron 37,2 por ciento en promedio, aunque aún les queda la rueda de hoy para intentar recuperar algo de terreno. A su vez, el índice Dow Jones terminó el año con signo negativo –del 5,5 por ciento– por primera vez en la última década.
La crisis política y económica desalentó a los inversores, a pesar de que el Gobierno se esmeró por enviar señales concretas con medidas “pro mercado”, como la reforma laboral, la desregulación de las obras sociales, el ajuste en la administración pública y en las provincias y la reforma previsional. Pero en la city le dieron la espalda a tantas “buenas” intenciones, y el clima de los negocios se contagió de la fragilidad económica y los avatares de la política. “Este fue un año traumático. En medio de las turbulencias, los inversores prefirieron refugiarse en los activos más seguros, como los bonos del Tesoro estadounidense”, reflexionó en diálogo con Página/12 Rafael Behr, titular de la consultora Argentine Research.
El año 2000 también se caracterizó por la continua sangría de papeles. A YPF le siguieron Telefónica, Banco Río y Astra, que quedaron en poder de grupos españoles. El MerVal, que un mes atrás había quedado por debajo de los 400 puntos, igualando el nivel que mostró en el Tequila, se recuperó hasta los 416,77 de ayer, por efecto del blindaje. No obstante, el anuncio del socorro financiero no logró atraer a los corredores: el volumen de negocios se estancó en torno de los 15 millones de pesos diarios, la mitad de lo que se pactaba, en promedio, un año atrás. En el panel de líderes, sólo dos (Atanor y Telefónica) mostraron un recorrido positivo. Mientras que Comercial del Plata volvió a quedar en el último puesto de la tabla, perdió un 77,7 por ciento de su valor, que se suma al 59 por ciento que ya había retrocedido en el ‘99. ¿Cómo será el próximo año? “Las acciones están subvaluadas, pero recién mejorarán superado el primer trimestre, si todo va bien y finalmente se concreta una caída en las tasas de interés”, auguró Pablo Luna, analista del Banco Credicoop.
Al contrario de las acciones, los títulos públicos fueron la mejor inversión. Dependiendo de sus plazos, mostraron rendimientos anuales de entre 10 y 15 por ciento anual.

 


 

REPSOL CERRO EL CANJE DE ACTIVOS CON PETROBRAS
EG3 pasó a manos brasileñas

Por Raúl Dellatorre

Repsol-YPF y Petrobrás cerraron ayer el acuerdo de intercambio de activos, que permitiría que a partir de abril la empresa petrolera pase a explotar en la Argentina la red de estaciones de servicio EG3 (cerca de 700, en total) y una refinería de petróleo en Bahía Blanca con una capacidad de procesamiento de 30 mil barriles por día. Petrobrás se convertirá así en el cuarto jugador de peso en el mercado de combustibles, con una participación cercana al 10 por ciento en las ventas. Repsol-YPF, a su vez, recibirá en Brasil una red con ventas totales de 480 millones de litros al año y participaciones minoritarias en una refinería (30 por ciento) y en un campo petrolero (10 por ciento) operados por Petrobrás.
El desprendimiento de las 700 estaciones de servicio y de una refinería de parte de Repsol era un compromiso asumido ante el gobierno de Carlos Menem al adquirir el 100 por ciento de YPF –luego ratificado ante el gobierno de la Alianza–, como forma de reducir su posición dominante en el mercado local. Para hacer operativo el intercambio de activos –cuyo valor fue estimado en alrededor de 600 millones de dólares de cada parte– deberá contar con la aprobación de la Secretaría de Defensa de la Competencia.
Al adquirir la totalidad de la empresa EG3, Petrobrás podría optar por seguir operando las estaciones de servicio con la misma marca, o buscar imponer la propia. Repsol-YPF, a su vez, fue autorizada por el convenio firmado a operar durante dos años con la marca Petrobrás en el mercado de combustibles brasileños. “Antes de cualquier cambio, primero se hará un estudio para determinar la marca de mejor impacto”, explicó ayer a la prensa Ramón Blanco, vicepresidente ejecutivo de la empresa española.
En cuanto al mercado local de combustibles, Blanco trazó como horizonte un crecimiento de la red de estaciones de gestión propia de Repsol-YPF hasta alcanzar el 25 por ciento del mercado. Previó además que la participación de la marca YPF podría sufrir un recorte con respecto al actual 45 por ciento. Según estas previsiones, la petrolera pasaría a operar hasta un 60 por ciento de su red con estaciones propias, lo cual choca con las limitaciones establecidas por Defensa de la Competencia, que fija un tope del 40 por ciento. Al ser consultado sobre la cuestión, Blanco adujo que no era ésa la interpretación que hacía Repsol de la reglamentación de la Secretaría.
El directivo de Repsol se mostró escéptico respecto de la posibilidad del ingreso de nuevos operadores de peso en el negocio de los combustibles. “No hay tanto campo en el downstream (comercialización) en la Argentina”, explicó, aclarando incluso que la expansión de la participación de Repsol-YPF con su red propia se haría a expensas de las competidoras o de sus concesionarias y sólo en menor proporción con la instalación de nuevas estaciones. La petrolera apuesta, en cambio, a una fuerte expansión de sus negocios en Brasil. La incorporación de 280 estaciones cedidas por Petrobrás le permitirá alcanzar una participación en ese mercado del 2,5 por ciento, que apuntan a ampliar al 7 u 8 por ciento. A diferencia de la Argentina, Brasil es un mercado en crecimiento para el consumo energético.

 

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