Un grupo de padres de alumnos del colegio privado San Agustín interpusieron
un recurso de amparo en los tribunales porteños para reclamar la
rematriculación de sus hijos, que el instituto religioso les negó
después de que según relataron los propios padres
a Página/12 forzaran la expulsión de un maestro de
música acusado de abuso deshonesto. En total son 21 familias las
que recurrieron a la Justicia. La causa esgrimida por el colegio sobre
la negativa a inscribirlos fue que se rompió la confianza
recíproca y los padres no comparten el ideario de la institución,
por lo que se decidió no renovar el contrato educativo. Desde
la Secretaría de Educación porteña, Marcelo Pivato,
el director de Gestión Privada, consideró que las
autoridades del establecimiento están haciendo uso de su derecho
de admisión.
Más allá de lo que dicte el juez interviniente, los demandantes
ya decidieron inscribir a sus hijos en otros colegios y explicaron que
su intención es clarificar que la verdad es nuestra,
como manifestó María Inés Gay, madre de dos chicos
a los que se les impidió la inscripción, porque soy
yo la que decide si mis hijos se quedan o se van. El lema
del San Agustín es `Buscar la verdad con claridad` detalló
Gustavo Richardson, con cuatro chicos en el colegio y cuando nosotros
la buscamos nos echaron, se indignó.
El colegio San Agustín fue uno de los establecimientos donde trabajó
el profesor de música Daniel de la Fuente, de 31 años, que
en junio de este año fue denunciado por varios padres de alumnos
del jardín de infantes Nueve Lunas y está procesado por
presuntas exhibiciones obscenas y abuso deshonesto de dos chicos de 3
años. Aunque las acusaciones contra el docente partieron del jardín
de infantes y no del San Agustín, al tomar conocimiento de lo sucedido
los padres de los alumnos de esa institución forzaron la renuncia
del maestro. En un principio las autoridades del colegio lo mantuvieron
en su cargo, pero se generó una discusión con un grupo de
padres que obligó a su remoción. Los padres le achacan al
director, el sacerdote Angel Rodríguez, haberse lavado las
manos y tratarnos de mentirosos. Están convencidos de que
la razón por la que se les impidió la inscripción
fue haberse opuesto a las autoridades y entienden que lo de no compartir
el ideario es una excusa. Cómo puede ser que se den cuenta recién
ahora, después de que yo estudié en este colegio y también
lo hacen mis dos hijos, se preguntó Fernando Cambaceres.
La acción de amparo interpuesta se suma a la solicitud de imposición
de costas al colegio demandado y a la reparación del daño
moral provocado a nuestros hijos por haber sido sacados del colegio,
apuntó Richardson, papá y abogado. Todos los padres coinciden
en que hubo discriminación, y se quejan porque el colegio castiga
a nuestros hijos por algo sobre los que ellos no pueden ejercer control:
la conducta de sus padres.
Sin embargo, para el director de Gestión de Educación Privada
de la Ciudad, más allá de lo doloroso que es para
un chico desvincularlo afectivamente de su grupo escolar, debería
haber una reflexión por parte de los padres sobre si es la escuela
que quieren para sus hijos. Lo cierto continuó
Pivato es que la elección de un colegio es recíproca
entre la familia y la institución, y si esa elección se
rompe la situación se torna insalvable.
Enmarcado en la normativa, Pivato entiende que no hay nada irregular.
El derecho de admisión existe y el colegio explicitó su
postura en tiempo y forma, los padres fueron notificados fehacientemente
y no se les cobró la inscripción para el próximo
año. Por otro lado, Claudia Mabel López, patrocinante
de 7 de las 21 familias afectadas, consideró que el colegio
hizo un ejercicio abusivo de su derecho a decidir la admisión,
por lo que incurrió claramente en discriminación.
Producción: Hernán Fluk.
Contra el barco radiactivo
Los residuos radiactivos a bordo del barco inglés Pacific
Swan pasarán más cerca de la costa argentina de lo
que se suponía: ayer, la empresa responsable del buque admitió
que el basurero nuclear flotante puede pasar entre las islas Malvinas
y el territorio continental en la próxima semana, días
antes de llegar al Cabo de Hornos. Desde hace más de una
semana, el barco navega hacia el Mar Argentino, en su derrotero
de Francia a Japón, con 80 toneladas de residuos nucleares
en 192 contenedores vitrificados, con el objetivo de pasar al Pacífico.
Ayer, miembros de Greenpeace reclamaron frente a la Embajada de
Gran Bretaña en Buenos Aires que el barco inglés no
ingrese en aguas argentinas. Ante la presencia de cuatro patrulleros
y una fuerte custodia, los manifestantes desplegaron un cartel con
el mensaje Barco nuclear: fuera del Mar Argentino. La
industria del plutonio pone en alto riesgo el Atlántico Sur,
aseguró la entidad, que exige una vez más la suspensión
de los transportes de basura nuclear y de plutonio que Japón,
Reino Unido y Francia tienen previstos para los próximos
meses.
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