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LLEGO A LA CORTE SUPREMA EL PEDIDO DE INDUCIR UN PARTO
Un calvario que no termina

El Tribunal Superior de Justicia porteño había autorizado un parto prematuro de un feto que no vivirá. Pero ayer hizo lugar a una apelación, con lo cual suspendió su propia sentencia.

La abogada presentó ayer un pedido para que se habilitara la feria y la Corte tramitara sin demora.

Por Mariana Carbajal

La mujer que está gestando un feto sin cerebro ni calota craneana, que indefectiblemente morirá al nacer, no podrá salir todavía de su calvario. El Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad de Buenos Aires, que había autorizado la inducción de un parto prematuro para poner fin al embarazo lo antes posible, ayer paralizó el cumplimiento de la decisión: hizo lugar a un recurso de apelación del asesor de incapaces y elevó el caso a la Corte Suprema de la Nación, con lo cual suspendió su propia sentencia. “Cuando se enteró, S.T. se puso muy mal y se angustió mucho. Cada día que pasa, se prolonga su tortura. Pero sabe que no está sola en esta lucha y seguirá la pelea”, contó a Página/12 la abogada de la mujer, Perla Prigoshin.
Al conocer la decisión del Tribunal Superior ayer a la mañana, Prigoshin presentó un escrito ante la Corte Suprema solicitando que se habilitara la feria judicial, para que la resolución del caso no se dilatara aún más. El martes, la abogada espera recibir una respuesta a su petición.
La causa se inició con el pedido de un matrimonio de bajos recursos que vive en Ingeniero Budge, partido bonaerense de Lomas de Zamora. La mujer, de 35 años, cursa el séptimo mes de embarazo. A los cinco meses de gestación, en la Maternidad Sardá le informaron que el feto sufría anencefalia, es decir, no presenta desarrollo de masa encefálica ni de calota craneana. Según el dictamen que dio a la Justicia el Comité de Bioética del hospital, el feto tiene “viabilidad nula en la vida extrauterina”. Con ese diagnóstico, S.T. pidió a los médicos que aceleraran el nacimiento para poner fin a la situación “altamente traumática” que le toca atravesar, con el consiguiente daño psíquico.
Pero para llevar adelante el procedimiento, la maternidad le exigió una autorización judicial, por lo que presentó un recurso de amparo. El pedido fue rechazado en primera y segunda instancia. La mujer apeló y el martes obtuvo una sentencia favorable del Tribunal Superior de la Ciudad, que ordenó que se le realizara un parto por inducción o eventualmente se le practicara una cesárea. Sin embargo, el fallo, que fue considerado como “trascendental” por destacados especialistas en bioética, ayer quedó en suspenso: por unanimidad, los cinco jueces de la corte porteña hicieron lugar a un recurso extraordinario de apelación del asesor de incapaces, Roberto Cabiche, y el caso pasó ahora a la Corte Suprema de la Nación.
“Al Tribunal Superior le faltó coraje para resolver”, cuestionó la abogada Prigoshin. Consultado por Página/12, el juez Julio Maier, miembro del tribunal, explicó que no tenían otra alternativa que acceder a la apelación. “No juzgamos si el asesor de incapaces tiene razón o no. El tribunal ya emitió su opinión sobre el caso. Pero el orden institucional argentino hace imperativo conceder una instancia más como forma de evitar sentencia erróneas”, señaló Maier. En relación con las consecuencias psicológicas que podrá ocasionarle a la mujer seguir adelante con el embarazo hasta que la Corte Suprema resuelva si autoriza o no la inducción del parto, Maier respondió: “Nosotros hicimos todo lo posible por demorar lo más mínimo, tanto es así que estuvimos pendientes del caso en Navidad: el expediente nos llegó el 24 y resolvimos el 26. Estamos convencidos de que es un caso urgente. Pero ahora la responsabilidad es de la Corte”.
En su apelación, Cabiche consideró que la sentencia “lesiona el derecho a la vida de la persona por nacer”, ya que “de adelantarse el parto se aceleraría la muerte de mi representado”.
Para Prigoshin, “lo que está en juego es el derecho a la salud de la madre”, en el sentido integral que establece la Organización Mundial de la Salud, que abarca la salud psíquica y social, además de su bienestar físico. Precisamente, ese concepto primó en la sentencia del Tribunal Superior, que ponderó el sufrimiento al que está sometida la mujer, por el hecho de continuar con un embarazo de un feto condenado indefectiblemente a morir apenas nazca. La mujer describió así, ante la Justicia, su drama:”Siento todo el tiempo al bebé y sé que va a morir. Veo una panza que crece haciendo crecer, a la vez, el anuncio mismo de la muerte”.

 


 

CAYO UNA BANDA QUE SECUESTRO A CUATRO EMPRESARIOS
La industria de las extorsiones

Luego de seis meses de investigación, la Delegación Departamental de Investigaciones (DDI) de San Isidro concretó ayer la detención de tres hombres que integraban una banda responsable de por lo menos cuatro secuestros extorsivos ocurridos en Escobar y Pilar. Mientras se sigue la pista de otros dos miembros de la banda, ya identificados, que están prófugos, fuentes policiales confirmaron a Página/12 que los delincuentes habrían cobrado en los últimos meses una suma cercana al millón de pesos, por liberar sanos y salvos a tres empresarios, entre ellos un publicista.
Las detenciones se produjeron cuando los integrantes de la organización, al advertir que eran vigilados por la policía, soltaron sin cobrar rescate al cuarto de los secuestrados, pero lo siguieron hostigando en forma telefónica para tratar de obtener algún dinero. Cuando estaban en ese plan, el supuesto cabecilla de la banda fue cercado y detenido en un aguantadero ubicado en una zona descampada de Pilar.
Todo parece indicar que el jefe de la organización es el primero de los detenidos, Osvaldo Siboldi, de 31, quien tendría antecedentes por delitos similares. El “aguantadero” de Pilar era uno de los sitios donde eran llevados los secuestrados hasta que se pagara el rescate, dijeron fuentes de la DDI de San Isidro. En los últimos cuatro meses, la banda cobró tres rescates, por otros tantos secuestros, por sumas estimadas en 100 mil pesos, 150 mil y 470 mil, incluyendo el caso de un publicista que vive en un country de la zona de Pilar. Cuando realizaron el cuarto secuestro, uno de los miembros de la organización ya tenía intervenido el teléfono por orden judicial y ése fue el paso inicial hacia las detenciones. Para evitar que los descubrieran, los delincuentes resolvieron liberar al empresario que tenían secuestrado, sin exigir el pago del rescate, que orillaba el medio millón de pesos. Sin embargo, y ése fue el error fatal que cometieron, comenzaron a llamarlo por teléfono para solicitarle dinero a cambio de la promesa de “dejarlo vivir en paz”. Eso sirvió para que los investigadores completaran la información que les permitió ubicar a cinco miembros de la banda, tres de los cuales fueron detenidos, mientras que los otros dos lograron escapar, aunque su detención sería inminente. La policía realizó escuchas telefónicas, filmaciones y seguimientos ordenados por la jueza federal de Zárate-Campana, Marisa de Virgilio.
Junto con Siboldi fueron detenidos Hugo López Camelo, de 37, y Salvador Diaspro, de 35. Los tres fueron llevados ayer por la mañana a los tribunales de Zárate-Campana, donde serán indagados por la jueza. En el expediente ya figuran los testimonios de los cuatro empresarios secuestrados, cuyos nombres se mantienen en reserva. La zona de Pilar, desde comienzos de año, está siendo convulsionada por una seguidilla de secuestros extorsivos y amenazas.

 

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