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DESDE EL MARTES, UNA NUEVA TEMPORADA DE VERANO/12
El 2001, Odisea del espacio

El suplemento estival de este diario publicará una selección de grandes textos de ciencia ficción, firmados por grandes como Isaac Asimov, Alfred Bester, Ray Bradbury, Philip K. Dick, Arthur C. Clarke, Kurt Vonnegut, Gene Wolfe, entre otros.

Idea: �Todo se está convirtiendo en ciencia-ficción�, se entusiasmó J. G. Ballard. �La ciencia-ficción es la literatura más importante que ha producido el siglo XX �.

Por Rodrigo Fresán

Algunos recientes titulares de algunos recientes diarios: “El mundo ha sufrido un record de desastres naturales en el 2000”, “Rusia pierde seis satélites y el cohete que los debía poner en órbita”, “Hackers roban datos de 3,7 millones de compradores por Internet”, “Un gusano da pistas sobre el genoma humano en la era de la proteómica”, “Se implantarán chips en los jamones para controlar su curación”. Sí, desde lo trascendente a lo banal –desde los misterios de la vida y la muerte a la estupidez de Gran Hermano y Sobreviviente–, el futuro ya no es lo que era porque, casi sin que nos diéramos cuenta, se convirtió en parte del presente. O tal vez haya sido el ahora lo que se ha convertido en núcleo indivisible del después quién sabe y el qué será, será. Una cosa es segura: alcanzamos el 2001 –la efeméride más importante que le quedaba a la ciencia-ficción una vez superado el 1984– y corresponde festejarlo como corresponde. Poco se ha cumplido de lo que vaticinaban el director de cine Stanley Kubrick y el escritor Arthur C. Clarke en 2001: Odisea del espacio: no hemos colonizado la luna, no se avista ningún monolito en el horizonte, las computadoras no se volvieron locas el pasado 31 de diciembre y, todo parece indicarlo, seguimos siendo monos más allá de shocks del futuro y terceras olas y new ages.
Lo que no impide que –desde las páginas del suplemento Verano/12, a lo largo de enero y febrero– celebremos, por lo menos, el haber llegado de una buena vez por todas al fin de un milenio y el principio del otro. La forma de festejarlo –de lunes a viernes– será explorando esos paisajes extraños y perturbadores de futuros posibles en cuentos antológicos y fragmentos de novelas maestras de Isaac Asimov, Alfred Bester, Ray Bradbury, Philip K. Dick, Theodore Sturgeon, Kurt Vonnegut, Gene Wolfe y siguen las firmas y los astronautas. Ciencia-ficción de altura despegando del prestigioso catálogo de Minotauro, editorial decana en la materia, las páginas centrales. La página introductoria comentará certezas y desconciertos, vida y antimateria de los autores en cuestión, ciencia y ficciones de este complejo futuro que –ya se dijo minutos atrás, en el más profundo e instantáneo de los pasados– ya está aquí y al que, por comodidad, pensamos como un simple presente. Todo bien ilustrado con fotografías selectas del mejor y peor cine de anticipación donde los platos voladores cuelgan de un hilo. Así, descubriremos que leer cienciaficción –ciencia-ficción de la buena– ya no es lo que era y que, después de todo, hay algo de lo que alegrarse: toda esa gran literatura sólo considerada atendible por su carácter profético se ha convertido de improviso en gran literatura a secas que merece revisitarse o descubrirse.
“Todo se está convirtiendo en ciencia-ficción”, se entusiasmó no hace mucho J. G. Ballard, autor de la ultra-violenta Crash. “La ciencia-ficción es la literatura más importante que ha producido el siglo XX y será el único género narrativo que podrá cruzar el abismo que nos separará de formatos futuros de escritura porque, de algún modo, los ha anunciado antes que nadie”, agregó. Philip K. Dick, imaginador de los replicantes que inspiraron al film Blade Runner, suspiró: “La mala ciencia-ficción predice, la buena ciencia-ficción parece que predice. Yo escribo sobre lo que va a ocurrir durante los próximos cinco minutos o, mejor dicho, sobre lo que casi nadie se dio cuenta de que ocurrió hace cinco minutos”. Las páginas de Verano/12 reunirán a los eufóricos de lo que vendrá y a los pesimistas de lo que se viene, a los que se la pasan perdiéndose en el espacio exterior y a los que prefieren encontrarse en el interior de sus cuerpos eléctricos. Sin pelearse y obedeciendo juntos al inapelable conteo de esa cuenta regresiva para poder lanzarse hacia adelante y descubrir que, sí, los mundos son y serán una porquería en el 2001 también, pero queaquéllos los que los escriben y los describieron los cuentan y los cantan cada día mejor.

 

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