Por Fernando Almirón
El senador Antonio Cafiero
fue, junto a Carlos Alvarez, uno de los impulsores de la investigación
por presuntos sobornos que el Gobierno le habría pagado a un grupo
de senadores a cambio de la aprobación de la ley de Reforma Laboral.
Fue el único testimoniante que dio datos certeros ante el juez
Carlos Liporaci, con nombres, cifras y fechas, para avanzar en la causa
de las coimas. La noche anterior a su declaración, en la
que tuve que mencionar a viejos compañeros y a amigos, se
recluyó en su casa de San Isidro junto a un pequeño grupo
de colaboradores. Este viernes, apenas se conoció el fallo, Cafiero
volvió a recluirse esta vez en soledad en su residencia donde esperó
en silencio a que llegaran los diarios del sábado para confirmar
los trascendidos. Indignado y dolido, el veterano político
habló con Página/12 en un fin de año triste
tanto para mí como para el país. Ratificó su
denuncia y aseguró que no renunciará a su banca pese al
desprecio que ahora sienten por él muchos de sus pares.
La resolución de Liporaci fue una regalo de fin de año
para usted, entre otros...
De fin de año triste, tristísimo, éste fue
el peor año de mi carrera política, el más tremendo,
se lo aseguro.
¿Piensa renunciar a su banca en el Senado?
No se renuncia a los cargos electivos y democráticos con
los que me han honrado. La pelea en estos casos hay que darla de adentro
aunque esto genere alguna incomodidad. No se deserta del combate porque
hayamos perdido una batalla.
¿Qué opinión le merece la resolución
del juez Liporaci?
Mi impresión es que Liporaci se ha equivocado. Posiblemente
se ha adelantado en la producción de un fallo que si bien de momento
no significa un sobreseimiento, de todas maneras todos sospechamos que
va a terminar sin culpa y cargo para los sospechados.
Usted dice que Liporaci se adelantó, ¿por qué?
Porque todavía sigue la investigación por el cohecho,
para lo que el magistrado citó a declarar al ex jefe de la SIDE
Fernando de Santibañes y al ex ministro de Trabajo Alberto Flamarique.
Esto quiere decir que el juez todavía no sabe a ciencia cierta
si hubo o no sobornos; lo que él dice es que no lo puede probar.
Pero con este fallo la gente interpreta que nunca se sabrá qué
pasó exactamente con el tema de los sobornos.
Pero usted sí sabe qué fue lo que pasó.
Yo declaré ante el juez, a él le dije que me constaba
la existencia de sobornos, e incluso le di los nombres de los involucrados
en ese hecho. Un testimonio que hoy ratifico con absoluta seguridad. ¿Usted
cree que eso fue fácil para mí? ¿Usted piensa que
yo fui tranquilamente al juzgado a denunciar a mis pares como si tal cosa,
algunos de ellos viejos compañeros míos? Me costó
un gran esfuerzo hacer lo que hice, pero lo volvería a hacer si
fuera necesario. Yo tengo la certeza de que los sobornos existieron.
El senador Cafiero declaró ante el juez Liporaci que tres de sus
pares sabían de los sobornos. Los identificó
con las letras A, B y C, las que correspondían a los senadores
Ramón Ortega (Tucumán), Angel Pardo (Corrientes) y Eduardo
Bauzá (Mendoza). Según el veterano dirigente justicialista,
otros dos legisladores estaban al tanto de las coimas. El juez señaló
que su investigación solo se cuenta, en concreto, con las
manifestaciones de Cafiero, y que en las mismas sólo se había
mencionado a cinco personas que sospechaban que hubo sobornos.
Carlos Chacho Alvarez dijo el viernes que de la resolución
se desprendía que hubo un intercambio de favores entre el juez,
investigado por enriquecimiento ilícito, y los senadores acusados.
Otro mutuo regalito de fin de año.
A veces se dan esos regalos en la política. Pero yo no tengo
elementos de juicio como para asegurar que en este caso ha sucedido algo
por el estilo. Lo he escuchado, sí, pero no recuerdo dónde.
¿Por qué cree que el juez desechó su testimonio?
Lo desconozco. Este es un tipo delito muy difícil de comprobar
(el cohecho) si no media una autoincriminación de los sospechados.
Pero yo no podía acercarme a mis pares con un grabador escondido
en el bolsillo para registrar lo que me contaron, no me correspondía
ponerme en el lugar del espía, del investigador. Pero si nada de
lo que yo testimonié tiene fundamento, ¿cómo se explica
entonces el caos que se produjo en el Gobierno con el tema, la renuncia
de un ministro, la de un secretario de Estado? ¡La de un vicepresidente
de la Nación! ¿Cómo se explican las renuncias a sus
cargos de los presidentes del bloque justicialista y del bloque radical?
¿Cómo se explica la renuncia del vicepresidente de la Cámara?
¿Acaso fue por nada?
La resolución del juez no solo beneficia a los senadores;
el Gobierno también deberá estar contento, ya que en principio
uno o más de uno de sus ex funcionarios habrían estado involucrados
en el pago de los sobornos.
Yo no sé si todos en el Gobierno estarán contentos,
posiblemente algunos de ellos lo estén.
¿Qué hará ahora, Cafiero?
Yo quiero leer el expediente, ver qué hay adentro del expediente
y en qué se basa el juez para resolver la falta de mérito.
También lamento que la desidia y la inacción culpables de
las autoridades nacionales hayan impedido que esta cuestión contribuyera
a robustecer la confianza popular en la capacidad de autocorrección
del sistema democrático. Y que en cambio haya sido utilizada arteramente
para desprestigiar a la política y a sus instituciones.
Imagino que para usted será difícil volver al Senado,
ni hablar del bloque.
No se equivoca. No creo que sea posible mi regreso al bloque justicialista:
a muchos de mis compañeros no les hace gracia esa posibilidad.
Pero fueron ellos los que se equivocaron y no yo. El entonces presidente
de la bancada, Augusto Alasino, hizo oídos sordos cuando yo formulé
una cuestión de privilegio para hacernos cargo de la investigación
a raíz de las denuncias publicadas por el periodista Joaquín
Morales Solá. El mío fue un reclamo sincero y se lo interpretó
de cualquier manera. Las cosas hubieran sido diferentes de haberme hecho
caso, todo esto hubiera dejado menos heridas.
Cafiero mantiene desde hace tiempo un enfrentamiento con los senadores
justicialistas que integraban la mesa de conducción del bloque
hasta que estalló el escándalo de los sobornos. Entre ellos
Augusto Alasino, Ricardo Branda y Remo Costanzo. Las diferencias se acentuaron
cuando el bonaerense pidió un cuestión de privilegio ante
dos notas publicadas por el periodista Joaquín Morales Solá
en las que se mencionaban los sobornos como favores personales
que habrían recibido los legisladores. La mesa de conducción
consideró que Cafiero estaba levantando el tema en
vez de dejar que las sugerencias de Morales Solá se diluyeran hasta
quedar en el olvido. Y le cerraron la puerta que ahora difícilmente
vuelvan a abrirle.
Cuando se inicie el próximo período seguramente habrá
un acto de desagravio para los senadores sospechados.
Falta saber qué decidirá finalmente el juez, pero
tenga usted en cuenta que no se trata de una pandilla de Horneros (por
los acusados del crimen del reportero gráfico José Luis
Cabezas). Son hombres de prestigio, con carreras ilustres, gente proba
que no merece seguir bajo sospecha, no son Horneros, ¿no le parece?
Finalmente usted será el que quede más golpeado en
el bloque del PJ.
Tengo una larga trayectoria política, una trayectoria ética,
limpia. Y a veces eso cuesta.
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