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EL TRISTE ADIÓS A UNA DÉCADA DE MALARIA
La creciente

El ministro de Economía reconoció que el Producto Interno Bruto no creció, como él había pronosticado, sino que volvió a disminuir. Tan impertérrito como el vidente que presenta sus vaticinios sin rendir cuentas por los del año pasado, el ministro arroja ahora nuevos sinarios para 2001. La diferencia es que el oráculo anuncia catástrofes y el ministro presiente paraísos. Pero ambos lo hacen con la misma solvencia. Machinea escribe 2,5 por ciento en los papeles del presupuesto, pero alardea de 4 o 5 por ciento ante los micrófonos. ¿Qué le hacen la mitad o el doble, el azul o el rojo, a quien este año erró su pronóstico en cerca del 500 por ciento?

Palabras: El crecimiento macroeconómico como panacea universal es una nueva lisa y llana mentira de campaña, del mismo tenor que la Revolución Productiva o la Carta a los Argentinos.

Por Horacio Verbitsky

Durante el último brindis público del año el ministro de Economía reconoció que el Producto Interno Bruto de 2000 no creció, como él había pronosticado, sino que volvió a disminuir, aunque no precisó cuántas décimas por debajo de cero. Esto significa que la depresión va por su tercer año. Tan impertérrito como el vidente que presenta sus vaticinios sin rendir cuentas por los del año pasado, el ministro arroja ahora nuevos sinarios para 2001. La diferencia es que el oráculo anuncia catástrofes y el ministro presiente paraísos. Pero ambos lo hacen con la misma solvencia. José Luis Machinea escribe 2,5 por ciento en los papeles del presupuesto, pero alardea de 4 o 5 por ciento ante los micrófonos. ¿Qué le hacen la mitad o el doble, el azul o el rojo, a quien este año erró su pronóstico en cerca del 500 por ciento?
Negado para los números y los colores pero con el respaldo del presidente Fernando De la Rúa y el de los organismos financieros internacionales, Machinea resiste los pujos de su antiguo sostén, el licenciado Carlos Alvarez, de cuya pluma manan proyectos para retomar el crecimiento y cuya propuesta política consiste en sumar al gobierno a Domingo Cavallo, quien corrige los originales de una edición actualizada de su cacofónico libro “Volver a Crecer”.
“Conseguido el blindaje, yo voy a conducir el crecimiento”, les responde el ministro. Si hay un punto en el que todos los políticos aborígenes y sus técnicos coinciden, desde el presidente hasta los aspirantes a sucederlo, de cualquier partido, es la panacea universal del crecimiento, palabra que desde hace tres meses repiten ad nauseam. Esta es una nueva lisa y llana mentira de campaña, como la Revolución Productiva o la Carta a los Argentinos. Durante la década que termina, el crecimiento de la macroeconomía tuvo efectos contradictorios con indicadores que afectan la vida cotidiana de las personas realmente existentes y de la sociedad que integran, como la pobreza, la desocupación, la distribución del ingreso y su concentración. “El crecimiento desigual”, lo designa el sociólogo Artemio López, con un concepto clásico de la economía política, que la Argentina posterior a la caída del muro y la muerte de las ideologías, verificó con una exactitud que más quisieran para sus predicciones el ministro de Economía y los pundits que lo critican.
El cuadro Nº 1, referido al Area Metropolitana y partidos del Gran Buenos Aires, pero que puede generalizarse a todo el país, mide:
qué porcentaje de sus habitantes perciben menos de 120 pesos mensuales, que según el Instituto Nacional de Estadística y Censos trazan la línea de pobreza;
la tasa de desocupación abierta;
la brecha de ingresos entre el 10 por ciento por ciento más rico y el 10 por ciento más pobre; y u la distribución del ingreso según el denominado coeficiente Gini: si el coeficiente es uno, implica que una sola persona concentra todo el ingreso; si es cero, que se reparte aritméticamente entre todos. Cuanto más alto el coeficiente, mayor la concentración.

La utopía liberal

El cuadro desmiente cualquier vínculo automático entre crecimiento económico y mejoras en la vida cotidiana de los ciudadanos más postergados. Para facilitar su comprensión, López lo desagregó por ciclos económicos. El primer ciclo fue de crecimiento continuado del PIB, entre 1991 y 1994, cuando Cavallo salvaba por segunda vez a la Patria, desde el ministerio de Economía. El Producto Interno Bruto creció a un impactante promedio anual del 9 por ciento y la proporción de personas por debajo de la línea de pobreza se redujo un 43,6 por ciento, al ser controlada la hiperinflación mediante la convertibilidad. Sin embargo, la desocupación pegó un salto más largo que el PIB: la cantidad de personas sin trabajo se duplicó. También crecieron los indicadores de desigualdad, tanto la brecha entre los más y los menos afortunados como la concentración del ingreso. Así se observa en el Cuadro Nº 2.

El Tropezón del 95

La tendencia cambió en 1995, el año de la reelección de Carlos Menem. Como reflejo de la devaluación mexicana y la consecuente penuria de los bancos, que anticiparon cobranzas y cerraron sus ventanillas de préstamos, el Producto cayó un 4,6 por ciento. Si cuatro años de auge no habían permitido reducir la desocupación y la desigualdad, uno de retroceso agravó todos esos indicadores socioeconómicos. La pobreza y la desocupación se incrementaron en un tercio mientras también crecían la concentración y la desigualdad, como se muestra en el Cuadro Nº 3.

Canto del Cisne

En 1996, el último año de Cavallo en el gobierno, los numeros de la macroeconomía volvieron a ser positivos. El nuevo ciclo continuó por otros dos años, con el piloto automático de Roque Fernández. Entre 1996 y 1998, el PIB creció a un promedio anual del 5,5 por ciento, más de un tercio inferior al del primer ciclo pero aún así superior a cualquier expectativa actual. Lo que bajó en ese trienio fue la desocupación, que en 1995 había tocado su pico histórico, pero no obstante crecieron la pobreza y la desigualdad, lo cual se explica por la degradación de las condiciones de trabajo y de remuneración de quienes no perdieron su puesto. En 1994, con un 14 por ciento de desocupados, el porcentaje de personas por debajo de la línea de pobreza era del 19 por ciento. En 1999, la desocupación volvió a ser del 14 por ciento, pero los pobres ya eran el 27 por ciento.
Así se aprecia en el Cuadro Nº 4.

Chau Menem

Al mismo tiempo que Menem intentaba atropellar la Constitución para postularse por tercera vez como candidato a la presidencia, el ciclo económico volvió a invertirse. El Producto Interno Bruto disminuyó un 3 por ciento en 1999 y cayó una vez más este año, según la admisión a regañadientes de Machinea hace 72 horas, se estima que un 0,2 por ciento. Como una defensa bien sincronizada para la ley del offside, los cuatro indicadores socioeconómicos que repercuten en la vida de los seres humanos dieron un uniforme paso adelante: aumentaron la pobreza, la desocupación, la distancia entre Puerto Madero y Villa Tachito y la concentración de ingresos. A lo largo de la década menemista la cantidad de asalariados en negro aumentó en cada año, sin una sola excepción, ya fuera que el PIB aumentara o decreciera. Era del 25,3 por ciento en 1990 y llegó al 38,5 por ciento en 1999, en lo que López describe como “el ciclo de mayor precarización laboral de que se tenga memoria estadística”. El reflejo del último ciclo, en el Cuadro Nº 5.
El análisis de la década muestra que el crecimiento desigual típico de este modelo promueve mayores niveles de desempleo, pobreza e inequidad, que se agravan en forma notable con cada retroceso del Producto Interno Bruto pero que no mejoran de modo automático con el mero crecimiento del PIB.

Sólo 38 por ciento

“Blindaje 2000. Protección para crecer”, dicen los carteles de propaganda con los que el gobierno nacional dilapidó parte de los primeros fondos desembolsados por el FMI. Una vez asegurada la asistencia financiera, el ex vicepresidente Alvarez recuperó el habla. “El blindaje lo conseguimos nosotros, que no se lo apropie”, replican los malhumorados restos de la Juventud Antoniana. El supuesto implícito en este debate es que los 39.700 millones de dólares obtenidos cubren las necesidades de financiamiento de un año o más y permitirán realizar los deseos que el Patriarca de Chascomús comunicó a la Diva Eterna. Se trata de otra falsificación interesada. El propio anuncio oficial consigna que para el año que comienza mañana, los fondos disponibles no pasan de 25.400 millones de dólares, es decir 150 millones menos que los vencimientos de la deuda pública, que ascienden a 25.540 millones. En el cuadro seis se ve el detalle.
De los 8.748 millones del FMI, 2.059 fueron adelantados (y consumidos) en los últimos días de diciembre, mientras los restantes 6.689 millones se entregarán en cuatro tramos a lo largo de 2001. A ellos hay que sumar los 1.220 millones que en 2001 desembolsará el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y los 800 millones que pondrá a disposición el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (BIRF), más conocido por su anacrónico sobrenombre de Banco Mundial. Es decir, 10.769 millones de dólares. Otros mil millones con monto, plazo y tasa efectiva comprometió el gobierno de España. Es decir que sólo tienen compromiso efectivo 11.700 millones, o el 46 por ciento de lo declarado, constata el director del Instituto de Estudios y Formación de la CTA, Claudio Lozano. Para llegar a esta conclusión, pasó por alto que los aportes que se computan como asistencia financiera del BIRF y el BID son fondos con destino específico, préstamos sectoriales y de inversión cuyo desembolso requiere de fondos fiscales como contrapartida local, según se detalla en los cuadros siguientes, y que deben aplicarse a los fines previstos, como los planes de Vivienda o mejora de la competitividad, según se detalla en los cuadros siete y ocho.
Si se restan los desembolsos correspondientes a ambos bancos (dos mil millones) sólo quedan disponibles para enfrentar compromisos de los próximos 365 días 9.768 millones. El resto consiste en fondos conjeturales cuya “tasa, condiciones e incluso posibilidad, dependerán de la situación del mercado”. Esto es así con los fondos que deberían provenir de los bancos Creadores de Mercado, las Administradoras de Fondos de Jubilaciones y Pensiones y los eventuales Canjes de Deuda. Es decir que el famoso blindaje cubre sólo el 38 por ciento de los vencimientos de deuda correspondientes al año 2001, o cuatro meses y medio. A partir del 15 de abril “habrá que haber generado dólares propios o seguir recibiendo sugerencias respecto al rumbo que debe seguir la economía”. Esto ayuda a entender que los decretazos del viernes no se vinculan tanto con las exigencias del FMI como con el intento de obtener los 13.000 millones que se supone deben poner los bancos privados y las AFJP.

La armadura oxidada

Ninguna de estas informaciones y análisis implica ignorar la conveniencia del crecimiento ni minimiza la importancia del rescate financiero obtenido. Pero el crecimiento se viene demostrando especialmente elusivo, si la comisión de notables tributaristas que se formará para acoger al Neófito de San Francisco perdona la palabra. Es condición necesaria, aunque no suficiente, para revertir el declive de todas las variables que interesan a los seres aún vivos o al menos para moderar su deterioro adicional. El blindaje llegó en vísperas de la catástrofe y ha pospuesto el game over del equipo económico. Pero es una armadura oxidada que sólo lo protegerá por unos meses. En Brasil, con una alta proporción de la deuda pública denominada en la moneda nacional, la devaluación mejoró la competitividad de las exportaciones sin deteriorar la capacidad de pago. En la Argentina, comprometida en dólares incluso con los tomadores internos de bonos, el camino brasileño hubiera conducido a un colapso fiscal y una cesación de pagos. Luego del blindaje, la capacidad de pago por primera vez aparece ligada no sólo a la solvencia fiscal, sino también al crecimiento, lo cual explica la locuacidad del licenciado Alvarez sobre el tema. Por primera vez, también, los acreedores pueden interesarse en un cambio de precios relativos en favor de los bienes transables en relación con los servicios públicos de consumo sólo interno. Ese cuatrimestre largo podría presenciar una nueva discusión sobre algún modo de salida de la convertibilidad que concilie los intereses hoy enfrentados de distintos sectores del bloque dominante. Con la garantía de los fondos conseguidos y la pespectiva de un ahorro fiscal en el componente salarial de los Estados nacional y provinciales, y dado el fracaso del gobierno en obtener por la razón o por la fuerza alguna contención en los precios de los servicios, comienza a ser concebible una estrategia de corrección cambiaria seguida por el rayo verde de ladolarización, que esta semana acabó también con la soberanía monetaria de El Salvador. En ese contexto, lo creciente es la protesta social. Un relevamiento difundido por el Centro de Estudios Nueva Mayoría, revela que el mes pasado tuvieron lugar 238 cortes de rutas y vías públicas como forma de expresión y de reclamo, seis veces más que en octubre y la mitad que en todo el año. Frente a ello el Poder Ejecutivo anunció que persistirá en el mismo recurso que el anterior gobierno, la criminalización de la protesta.

 

 


 

Lobos y corderos

Por HV

El abierto oportunismo del gobernador de Buenos Aires Carlos Rückauf, quien postuló a las Abuelas de Plaza de Mayo para el Premio Nobel de la Paz, marca un punto culminante en la degradación de la palabra pública y la conversión de la política en un escenario incoherente vaciado de principios, en el que cualquiera puede decir cualquier cosa de modo que nadie crea en nada. Rückauf firmó en 1975 el decreto de aniquilamiento que puso a la sociedad a merced del golpismo castrense, fue protegido durante la dictadura militar por el ex almirante Emilio Massera, (quien cumple arresto por la apropiación de bebés), como gobernador impulsó la denuncia de la Convención Americana de Derechos Humanos y postula remediar la inseguridad matando o desconociendo los derechos de los presuntos delincuentes. Los familiares de las víctimas del atentado contra la mutual judía de Buenos Aires lo denunciaron ante la justicia por encubrimiento. Es improbable que el blanco pañuelo de las Abuelas baste para cubrir semejante trayectoria.
La iniciativa en favor de las Abuelas surgió en agosto de los organismos de derechos humanos, que solicitaron colaboración al Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Su titular, Aníbal Ibarra, quien integró durante las décadas del 80 y el 90 la comisión formada por la Procuración General para atender todos los casos de niños desaparecidos e intervino en restituciones, designó a la secretaria de derechos humanos, Gabriela Alegre y al militante Julio Morresi, padre de un detenidoódesaparecido por la dictadura militar. Desde su oficina se organizó la firma del petitorio, que entre setiembre y octubre incluyó a un centenar de diputados nacionales de todos los partidos. Entre ellos los radicales Elisa Carrió, Jesús Rodríguez, Rafael Pascual, Horacio Pernasetti y Marcelo Stubrin; los justicialistas Humberto Roggero, Cristina Fernández de Kirchner, Oscar Lamberto, Hilda Duhalde, Mario Cafiero y Saúl Ubaldini, .los socialistas Héctor Polino, Jorge Rivas y Alfredo Bravo y los frepasistas Darío Alessandro, Adriana Puiggros, Nilda Garré, Rodolfo Rodil, Juan Pablo Cafiero e Irma Parentella, quien recolectó las adhesiones de todos los diputados. También firmaron el interventor del INADI, Raúl Zaffaroni, a quien RYckauf ha satanizado como “defensor de los derechos humanos de los delincuentes”, los diputados italianos Massimo D’Alema y Walter Veltroni (ambos ex comunistas) y asociaciones de parlamentarios de Estados Unidos y Bélgica.
La propuesta de Rückauf de crear una Comisión que trabaje por el otorgamiento del premio a las Abuelas, procura colocarlo en un pie de igualdad con personalidades internacionales como el secretario general de la OEA, César Gaviria, el lider de la resistencia africana al appartheid, Nelson Mandela, el premier checo Vaclav Havel, los premios Nobel Adolfo Pérez Esquivel y Rigoberta Menchú, la senadora electa por Nueva York,Hillary Clinton, y el ex secretario de Estado norteamericano Henry Kissinger, quien fue el garante internacional de la dictadura militar. Este cambalache irrespetuoso de víctimas y victimarios es, además, tardío. El Comité Nobel requiere que las postulaciones sean presentadas por legisladores, profesores universitarios, ganadores anteriores del premio, gobernantes, miembros del Tribunal de Justicia de La Haya, del Tribunal Permanente de Arbitraje o de la Oficina Permanente de la Paz, y fija un plazo que vence el 1º de febrero.

 

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