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EL HOMBRE QUE QUERIA DEMOSTRAR CUANDO CAMBIA EL MILENIO
Ahora sí que se termina

Un ciudadano se presentó ante el defensor del Pueblo: pedía que �ante la confusión reinante� se aclarase cuándo cambian el siglo y el milenio. Se iniciaron actuaciones e intervino el Observatorio Naval. Ahora no quedan dudas. Si usted festejó el fin del milenio en 1999, sépalo: se equivocó.

Alberto de Renzis inició su cruzada en noviembre de 1999.
“Las autoridades no podían quedar indiferentes”, dice.

Por Andrea Ferrari

“Las autoridades de la nación no pueden permanecer ajenas ni indiferentes ante la confusión reinante en esta cuestión, manteniendo una conducta omisiva al respecto.” La cita textual pertenece a un documento que llegó al defensor del Pueblo de la Nación: un ciudadano preocupado reclamaba medidas. De inmediato se abrió una actuación que lleva el número 17471/99 y se dio intervención al organismo pertinente, el Observatorio Naval, que puso las cosas en su lugar. “Nosotros lo dijimos siempre –recuerda el jefe de ese organismo–, pero había gente que no quería entrar en razones.” Todo figura en las actuaciones y tiene sello. Varios sellos. Ahora hay que decirlo con todas las letras: los exagerados festejos y falsos postulados de fines del año pasado carecieron absolutamente de legitimidad. De una vez por todas, hay que enfrentar la verdad: el milenio se termina hoy.
Alberto de Renzis inició su cruzada en noviembre de 1999, con una carta dirigida al defensor del Pueblo. “El cambio de siglo y el cambio de milenio no podrán tener lugar sin que hayan transcurrido antes dos mil años completos de nuestro calendario –escribió–. Como en la numeración establecida no existe ni ha existido nunca el “año cero”, los cien años del siglo I se cuentan desde el año uno al cien inclusive, los del siglo II desde el 101 al 200 inclusive y así sucesivamente, hasta llegar al actual siglo XX que se entiende desde el primero de enero del 1901 hasta el 31 de diciembre del 2000”.
“Me parecía importante aclararlo –explica ahora De Renzis a Página/12–, pensé que las autoridades no podían quedar indiferentes. Porque hay factores que viciaban la discusión: factores de origen religioso, supersticiones.”
En la defensoría admiten que el reclamo fue “inusual”, pero eso no los amedrentó.
–¿Qué hicieron con la presentación? –preguntó este diario al defensor del Pueblo, Eduardo Mondino.
–Hicimos un pedido de informes al Observatorio Naval, el organismo que está a cargo de la hora oficial, para saber si se habían adoptado medidas tendientes a clarificar esta cuestión. Ellos ratificaron que existía la confusión sobre el momento en que empezaba el milenio. La denuncia tenía asidero.
Pero De Renzis no se quedó satisfecho. Porque no se tomaron las medidas que él reclamaba en su escrito. A saber: “la emisión de comunicados que a través de los medios de difusión pongan las cosas en claro ante la población de todo nuestro territorio”. “La parte resolutiva no se cumplió –se lamenta ahora–, porque el Observatorio Naval me dio la razón, pero no se emitieron comunicados.”
Claro que el Observatorio no diría exactamente que le dio “la razón” a De Renzis. Más bien aclararon que ellos lo habían dicho antes. “El Observatorio Naval cumple en informar que ha sostenido públicamente que el comienzo del siglo XXI se verificará a partir del primer instante del año 2001 y con ello el tercer milenio –respondieron en un escrito adjuntado al expediente–, sin desconocer que el comienzo del año 2000 ha sido un hito en la cronología de nuestro planeta Tierra y que por ello se ha celebrado en todo el mundo.”
La verdad es que César Mondinalli, jefe del Observatorio, no vio con buenos ojos los festejos del año pasado. Para nada.
–Desde principio se sabía que no pasaban de ser un chiste de mal gusto –afirma ahora.
–¿Por qué de mal gusto?
–Porque no se deben celebrar las cosas antes de que ocurran. A nadie se le ocurre festejar con anticipación su cumpleaños. Todo fue un gran show comercial muy bien montado, donde mucha gente hizo pingües ganancias. Nosotros lo dijimos siempre, que el milenio empezaba el 1º de enero de2001. Las razones son obvias, pero en ese momento había gente que no quería entrar en razones.
–¿Y ustedes qué hicieron?
–Nosotros hicimos lo que estaba a nuestro alcance, pero era imposible salir a desmentir lo que el tiempo iba a poner en evidencia.
De modo que ahora la verdad está sobre la mesa: lo del año pasado fue un bluff. El tercer milenio está a punto de empezar. Y sin embargo, este año nada: ni grandes festejos, ni despliegue de fuegos artificiales, ni megatransmisiones televisivas. Esta vez nadie parece celebrar como corresponde el fin del milenio. Ni siquiera De Renzis.
–Seguramente usted sí que va a festejar la llegada del nuevo milenio –supuso ingenuamente este diario.
–No –desmintió–, no lo festejo porque no le atribuyo importancia cabalística: es todo puramente convencional.

 

En Cuba, más prácticos

En su presentación ante el defensor del Pueblo, Alberto de Renzis incorporó una fotocopia del diario Granma de Cuba. En ese país las cosas se dejaron en claro ya el año pasado. Rosa Simeón, la ministra de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, escribió hace un año una larga apreciación sobre la medición del tiempo: allí explicó los diferentes criterios usados por historiadores y astrónomos para definirlo.
Después, fue taxativa: “En Cuba se considera terminado el siglo XX y terminado el segundo milenio en el último instante de tiempo del 31 de diciembre del año 2000”. Y punto.

 

La culpa es de Dionisio

Mal que les pese a todos aquellos ciudadanos del mundo que invirtieron un total de 100.000 millones de dólares en la superfiesta del milenio realizada el 31 de diciembre del año pasado, las matemáticas no mienten: el tercer milenio no empieza hasta que den las doce campanadas esta noche, y empiece el 2001. Ya lo advirtieron los expertos en cuestiones de números: pensar en el año 2000 como comienzo del siglo XXI o del tercer milenio implicaría pensar en un siglo de 99 años de duración, o en un milenio de 1999; algo a todas luces ilógico.
La culpa es de Dionisio el Exiguo, un monje que en el siglo VII se animó a ponerle fechas al calendario cristiano y al nacimiento de Jesús. En esa época no se conocía en Occidente el número cero, por eso Dionisio arrancó la cuenta con el 1º de enero del año 1. Ergo, el primer milenio se cumplió el último día del año 1000 y el segundo milenio empezó el 1º de enero del 1001. Cuando en el 1500 el papa Gregorio XIII descubrió los errores, mandó a sus astrónomos a corregir el almanaque restándole 10 días a cada año, lo que dio como resultado un calendario más aproximado al año solar. Pero nunca se agregó a la cuenta el año cero, con lo cual la suma sigue como en tiempos de Dionisio. Por lo tanto, el siglo que se empezó a contar en 1901 termina hoy y el nuevo milenio comienza mañana, 1º de enero del 2001.

 

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