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Cómo
conseguir dinero
Olivio
Dutra, una figura fuerte del PT, es gobernador de Rio Grande do Sul.
Una de sus primeras medidas, cuando asumió, fue suspender las
enormes ventajas económicas que beneficiaban a las grandes automotrices.
Dutra tiene y aplica ideas prácticas sobre cómo hace un
Estado para obtener los fondos que necesita y aplicar bien los que ya
tiene.
Por
Martin Granovsky
En
Porto Alegre, la capital del Estado, ya conocían a este gaucho
que usa bigotazos de charro mexicano. Olivio Dutra, que acaba de visitar
la Argentina invitado por el Instituto de Estudios Brasileños de
la Universidad de San Martín, fue elegido por primera vez intendente
de la ciudad hace 12 años, en 1988, y desde su puesto impulsó
la discusión popular del presupuesto. En 1998, como candidato del
Partido dos Trabalhadores de Luiz Inacio Lula da Silva, Dutra saltó
a la gobernación de Rio Grande do Sul, un gigante con nueve millones
de habitantes, o sea la suma de la Capital Federal, Córdoba y Santa
Fe. Y otra vez quiso ser diferente. Suspendió gigantescas ventajas
que el gobierno anterior había concedido a Ford y General Motors
en permisos impositivos, créditos fiscales baratos e infraestructura
especial. Ellos tienen mucho dinero, y nosotros lo necesitamos para
educación, salud y promoción del empleo, dijo entonces
Dutra, un tipo práctico con una idea concreta: a veces el problema
no es de dónde obtiene recursos el Estado sino cómo evita
malgastarlos antes para aprovecharlos mejor.
Cuando usted asumió, ¿cuál fue el primer
signo de que sería distinto?
Lo primero fue interrumpir el proceso de privatizaciones. Cuando
llegué, estaban por pasar a manos privadas el gas, el Banco del
Estado, el procesamiento de datos y la electricidad.
¿Y dejó a las empresas como estatales, simplemente?
No, les impuse un gerenciamiento moderno. Gobernamos teniendo
en cuenta el desarrollo participativo y descentralizado. Público,
también. Antes, el Estado era propiedad privada de los empresarios
más poderosos. Con nosotros dejó de serlo, porque impulsamos
la apropiación pública del Estado.
Déme un ejemplo de participación.
El presupuesto del 99 lo discutieron 190 mil personas
en asambleas populares realizadas en 22 regiones. Este año participará
el triple de esa cifra.
¿No teme que lo critiquen por la vuelta al Estado empresario?
Le temo al Estado hipertrofiado. Creo en un Estado fuerte,
pero menor que la sociedad y alejado del despilfarro. Le temo, sobre todo,
al Estado socialmente irresponsable.
Pero podría haber privatizado y, luego, haber impuesto
controles a las empresas.
¿Quiere que le diga la verdad? La experiencia indica
que las disputas no se resuelven casi nunca en favor de la sociedad. Las
empresas resultan siempre beneficiadas. Yo prefiero que el Estado articule
el desarrollo.
¿Con subsidios?
Es una forma, sí. Que el dinero público sirva
a quien genera más empleo.
Y en la experiencia de Rio Grande do Sul, ¿qué
tipo de empresas produce más ocupación?
Los microemprendimientos. Las empresas familiares. Los negocios
de barrio. La agricultura. Los grandes no precisan tanto del subsidio.
Su Estado es famoso porque rechazó financiar a la Ford.
Y no me arrepiento. Así reducimos costos.
¿Quiere combatir a las multinacionales?
No, mi posición es más práctica. Necesitaba
ese dinero para salud, educación y estímulo al empleo. Fíjese
que Ford se fue a Salvador, pero General Motors se quedó aquí.
Y nosotros ahorramos 88 millones de dólares.
Pero se perdió los empleos que generaba Ford.
Creamos otros. Y más. Por ejemplo, financiando el trigo
de invierno la producción creció un 30 por ciento. Eso sólo
representó dos mil empleos directos nuevos. También nos
contactamos con el sector del cuero y el calzado, y estimulamos el intercambio
de experiencias y modos de gerenciamiento entre ellos. Fortalecimos las
áreas de diseño. Dimos información sobre el mercado
internacional y apoyamos a las pequeñas cooperativas. En 1999 la
economía brasileña creció sólo un 0,8 por
ciento. La de Rio Grande, el 3,1.
¿Hay una discusión intensa sobre seguridad en Rio
Grande?
Como en todos lados. Y también en este campo hemos tratado
de diferenciarnos. Coordinamos a la policía civil y la militar,
calificando efectivos, pusimos el acento en lo preventivo más que
en lo represivo, dimos más presencia a la policía en la
calle y, especialmente, tomamos medidas para que la policía no
sea un poder dentro del Estado: consejos comunitarios la controlan.
¿El Estado tiene subsidio de desempleo?
Montamos un programa de renta mínima para cada padre.
Y la escuela garantiza la merienda. También fomentamos el primer
empleo para la población que va de los 14 a los 26 años.
El gobierno paga un subsidio de 120 dólares mensuales durante seis
meses, y la empresa se compromete a otro tanto. Ya participan del programa
mil empresas y creamos 13 mil puestos de trabajo nuevos para casos de
primer empleo.
¿Usted va a ser el próximo candidato presidencial
del PT?
Soy uno de los fundadores del PT, junto con Lula y otros compañeros
más. Creo que Lula es un gran candidato.
Pero, ¿puede ganar sin volcarse más al centro y
ampliar el radio de alianzas?
El PT tiene una política muy abierta. Nos aliamos con
todos los que se comprometan con la ética y la transparencia contra
la corrupción, con los que se opongan a una apertura desregulada
y con quienes sustentan un proyecto de desarrollo industrial. Sin mercado
interno fuerte no hay solidaridad ni ejercicio de la soberanía.
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