China
se �arma� en el ciberespacio
La
guerra virtual
Por
Juan Pablo Bermudez
Como
en los mejores momentos de la Guerra Fría, la amenaza de un enfrentamiento
entre grandes potencias se cierne otra vez sobre la humanidad, aunque
en un lugar distinto: el ciberespacio. Pero ahora no es el Departamento
de Estado norteamericano con su inclaudicable paranoia el que se encargó
de poner en estado de alerta al resto del mundo. No. Ahora, quienes
se empezaron a armar son los chinos, preocupados por el terreno que
llevan perdido en lo que se podría llamar �la carrera armamentista virtual�,
o algo por el estilo. Se sabe que desde hace unos años la humanidad
asiste a una nueva forma de conflicto, o al menos a la creación de un
nuevo �territorio� donde materializarlos. De hecho, la principal preocupación
de Estados Unidos han dejado de ser los terroristas convencionales;
ahora se preocupan (más) por los hackers. Y ahí es donde al parecer
apunta China. Como dicen, al enemigo �hay que pegarle donde más le duela�.
La estereotipada imagen del chino criminal con un cuchillo entre sus
dientes y gritando desaforado, vista en cientos de películas, podría,
así, ser reemplazada ahora por la de un señor de anteojos que realiza
sus movimientos asesinos sobre un teclado.
Los
cibersoldados
Hace dos años nació la idea de las entrañas de los estrategas del gobierno.
Luego de algunas pruebas piloto (que consistieron, por ejemplo, en la
creación de un sistema de defensa para evitar la penetración de bombas
lógicas y virus informáticos), la República China decidió preparar un
ejército informático para atacar a través de Internet a potenciales
enemigos. La idea es que este cuerpo de elite esté conformado por soldados/hackers,
cuya capacitación no se hará sobre el uso de las armas pesadas sino
sobre los sistemas de seguridad de los programas de computadoras. Entre
otras cosas, contemplan la posibilidad de reclutar a estudiantes avanzados
o ingenieros informáticos, a quienes, para hacer las cosas como corresponde,
les otorgarían rangos militares. E incluso, siempre según la �denuncia�
de los medios europeos, ya tendrían un lugar, híbrido entre polígono
militar y campus universitario, donde desarrollar sus avances. Al menos
las pruebas serán mucho menos peligrosas que las nucleares llevadas
a cabo por el gobierno francés en el Atolón de Mururoa. A lo sumo se
contaminarán un par de páginas web, pero no más que eso. Por el momento,
dicen, esas pruebas se limitaron a entidades chinas, para de esa forma
evaluar los rendimientos tanto en ataque como en defensa. Las primeras
partidas no tuvieron los resultados esperados, aunque sí les sirvieron
para ver que el camino era el correcto: vulneraron muchas más computadoras
de las que pudieron proteger. ¿Acaso no dicen que la mejor defensa es
un buen ataque?
Al ataque mis valientes
Claro que también optaron por no esperar una agresión para ponerse a
trabajar. Como dicen que quien pega primero pega dos veces, la otrora
gran potencia mundial ya planea lanzar sendos ataques a modo de advertencia,
según un informe robado (por supuesto desde las computadoras) por avezados
piratas y publicado por algunos medios franceses e italianos. Los objetivos
centrales de las operaciones que podría ejecutar esta división serían
mayormente el comercio, las comunicaciones y telecomunicaciones y los
sistemas financieros de los países considerados enemigos de la República
China. Según el mismo informe, el país asiático contaría con el material
intelectual necesario para tal menester, dato cuasiestadístico que,
en tanto se refiere a una nación con mil doscientos millones de habitantes,
no resulta muy revelador. Claro que hay antecedentes, o al menos eso
intentan probar. En mayo del año pasado, hackers chinos se infiltraron
en varios sites del gobierno: el del Departamento de Energía, el Departamento
del Interior, la Embajada Estadounidense en China y el Comando de Comunicaciones
Navales, y sembraron la sospecha en el FBI de que una organización perteneciente
al Estado chino dedicada al terrorismo informático ya se encuentra activa.
La contradicción reside apenas en una cuestión: también hubo hackers
holandeses, argentinos e incluso norteamericanos que ingresaron y robaron
datos de oficinas gubernamentales de Estados Unidos. Y de Italia, Canadá,
Francia, Inglaterra...
Amenaza virtual
Fue por este tipo de casos comprobados que las agencias de seguridad
de los más importantes países ya han puesto en acción estrategias para
prepararse ante un hipotético enfrentamiento en el terreno virtual.
Para ello, los gobiernos destinan grandes cantidades de dinero en la
formación y capacitación de profesionales de las guerras virtuales.
Otra similitud con la Guerra Fría: por ahora (y, según parece, por mucho
tiempo más) se trata de demostrar que las �armas� están, que la amenaza
existe y que, llegado el caso de un enfrentamiento, cualquiera puede
vencer al enemigo. Aunque tal vez la noticia sorprenda al mundo occidental,
China se encuentra desde hace varios años perfeccionando los sistemas
informáticos en beneficio de sus propios intereses (algo que, al fin
y al cabo, hacen todos los países del mundo). Tan es así que, alertados
por las advertencias que Bill Clinton lanzó al ciberespacio en los últimos
dos años, decidieron incursionar en la guerra virtual. Ya tienen el
ejército de cibersoldados y al parecer prometen más. ¿Llegará ese futuro
en el que las guerras se libren en un espacio virtual, transformadas
en un ajedrez cibernético en el que los peones no sean ya los hombres,
en el que no haya más vidas humanas en juego? Quién sabe. Mientras tanto,
podrían ir aprendiendo a manejarse en el nuevo terreno. Tal vez a partir
de ahora las amenazas, ultimátum y declaraciones de guerra se hagan
a través del correo electrónico. Y si la cosa se pone muy álgida, les
queda la opción del chat.