Por
Agustín Biasotti
En los últimos años, el sida ha abandonado la portada
de los diarios, el espacio que ocupaba en la radio ha sido gentilmente
cedido a otros temas sanitarios y, en la televisión, de vez en
cuando reaparece fugazmente en asépticos cortos que hacen no
muy denodados esfuerzos por machacar con eslóganes al estilo
el sida es un problema de todos. Parecería que la
auspiciosa aparición a mediados de 1996 de las combinaciones
de drogas antivirales apodadas cócteles que efectivamente
disminuyeron la mortalidad y las complicaciones que genera esta enfermedad
ha logrado restarle importancia al problema, debilitando la única
estrategia real y efectiva para evitar el contagio: la prevención.
Mientras la vacuna para el virus de inmunodeficiencia humana o HIV sigue
sin aparecer, y en algunos lugares del mundo los mencionados cócteles
retrovirales comienzan a perder de a poco parte de su eficacia, subtipos
más peligrosos del HIV que los que América latina ha conocido
hasta el momento han comenzado a arribar a la región. De nuevo,
parece ser que la prevención es la única herramienta capaz
de detener una epidemia que amenaza con tomar impulso en América
latina.
Un
nuevo inquilino
A diferencia de Asia y Africa, en donde las variedades de
HIV que prevalecen son los subtipos C y D, el subtipo característico
de América latina ha sido siempre el B comienza diciendo
el doctor Eduardo Gotuzzo, el infectólogo peruano que ocupa el
cargo máximo de la Society for the Infectious Diseases, que en
abril presidió el IX Congreso Internacional de Enfermedades Infecciosas
que se realizó en Buenos Aires. Eso siempre fue una buena
noticia para nosotros, ya que los subtipos C y D se transmiten por vía
sexual mucho más rápida y efectivamente que su hermano,
el subtipo B que tenemos en la región.
Desgraciadamente, hay evidencias de que los temidos subtipos C y D han
comenzando a desembarcar en la región. Hemos verificado
casos en Brasil y en Uruguay, aunque tengo la impresión de que
también en la Argentina ya han aparecido estos subtipos arriesga
Gotuzzo. Esto
seguramente le dará más velocidad a la transmisión
sexual del HIV.
Dentro de los tres patrones de contagio del HIV propios de América
latina, la transmisión por vía sexual ya sea hetero
u homosexual juega un rol muy importante en dos de ellos. En Venezuela,
Colombia, Perú y Chile, el patrón de contagio es el clásico,
afectando principalmente a la población homosexual o bisexual.
Sin embargo, allí las cosas están cambiando y los
nuevos casos de infectados corresponden a personas jóvenes que
se infectan por relaciones heterosexuales, agrega el especialista.
En mi país, en Perú, en donde el 98% de la transmisión
es por vía sexual, el 65% de los nuevos casos corresponden a
personas heterosexuales que han tenido pocas parejas sexuales. El patrón
de transmisión cada vez es más parecido al de Centroamérica,
en donde el caso de República Dominicana es el característico:
allí todos los casos son de transmisión heterosexual.
Patron
local
El patrón de contagio propio de Argentina, Brasil y Puerto
Rico difiere en forma radical de los arriba mencionados. En estos
tres países es muy importante el contagio que se produce entre
los drogadictos intravenosos que comparten jeringas. Este patrón
es similar al de algunos países de Europa, como Italia, España
y Portugal, en donde los drogadictos intravenosos representan un porcentaje
importante de los nuevos casos de HIV, afirma el doctor Gotuzzo.
Expresado en cifras: de los 150.000 portadores del HIV que se estima
que hay en la Argentina, el 41% de los contagios se produjo por compartir
jeringas, el 26,4% por relaciones homosexuales, el 20,2% por relaciones
heterosexuales y el 6,8% por transmisión madre a hijo durante
el parto (transmisión vertical).
Es muy difícil el trabajo de prevención con los
adictos intravenosos -reconoce Gotuzzo. Usted puede convencer
a las trabajadoras sexuales de que usen condón con sus clientes,
también la comunidad gay recibe con gran aprecio la información
sobre cómo prevenir el contagio, y la usa. Pero, lamentablemente,
los drogadictos son muy renuentes a cambiar su estilo de vida para protegerse
del HIV o para proteger a sus parejas cuando son ellos los que están
infectados.
Además de contagiar a través de las jeringas, los
drogadictos también tienen prácticas sexuales y contagian
a sus parejas con frecuencia. Esta es una segunda ola que viene detrás
de adquirir la enfermedad en forma intravenosa. En el caso de Perú,
igual que en Colombia y en Venezuela, uno de los problemas más
serios es el consumo de pasta base, el crack, porque deteriora mucho
intelectualmente y produce una agitación psicomotriz que hace
que las personas tengan muchas relaciones sexuales. Mientras que el
drogadicto intravenoso no tiene una gran actividad sexual, el que consume
crack es agresivo sexualmente, cambia todos los días pareja y
es mucho menos responsable: nunca usa condón.
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Algunos
afiches que se utilizaron en
distintas campañas internacionales en la lucha contra el sida.
Primera
medida: controlar las ETS
Si éstos son los patrones de contagio del HIV, ¿cuáles
son entonces las medidas que deben ser tomadas para frenar la epidemia?
Para Gotuzzo, el control de las enfermedades de transmisión sexual
(ETS), antiguamente llamadas enfermedades venéreas, es una de
las medidas más necesarias. Se sabe que estas enfermedades
son uno de los grandes factores de transmisión del HIV: tener
herpes, sífilis, gonorrea o enfermedades vaginales favorece la
diseminación del virus del sida. Por lo tanto, si controlamos
estas enfermedades vamos a reducir de manera sustantiva la transmisión
del HIV.
Si la mujer o el hombre tiene alguna ETS es más susceptible
a la infección con HIV agrega el doctor King Holmes, especialista
en ETS de la Universidad de Washington, en Seattle (Estados Unidos),
que cuenta con más de 400 trabajos científicos publicados
sobre el tema. Pero también si tiene alguna ETS, y además
es portador de HIV, estas ETS transforman a la persona en una fábrica
de altas concentraciones de HIV. Pero si uno detecta y trata esta ETS
se cierra esta fábrica.
Recientemente, el doctor Holmes participó de dos trabajos científicos
que evaluaron el impacto del control de las ETS sobre el contagio del
sida: Uno de estos estudios comprobó que al ser reducida
la tasa de ETS la tasa de contagio de HIV se redujo en un 42%. Esto
sucedió en Tanzania, donde el porcentaje de la población
con HIV en el comienzo del estudio era un 4%. Sin embargo, en
un segundo estudio realizado en Uganda no se pudo verificar una reducción
significativa en la tasa de ETS o de HIV. Probablemente, esto
se debe a que en Uganda el porcentaje de la población infectada
con HIV no era un 4% sino un 16%, con lo que la epidemia ya se había
generalizado. El tipo de ETS que uno puede detectar en caso de epidemia
generalizada es diferente del que se ve en fases previas.
Para América latina, el control de las distintas enfermedades
de transmisión sexual es actualmente una vía válida
para quitarle caminos al HIV, pues el porcentaje de personas con HIV
dista mucho del que afecta a países como Tanzania, e incluso
como Uganda, en donde lo generalizado de la epidemia impide recurrir
a esta vía. De los 33,4 millones de personas que conviven con
el HIV en todo el mundo, 22,5 millones se encuentran en Africa y tan
sólo 1,4 millón en América latina.
Segunda
medida:
reducir las practicas de riesgo
Otra medida sumamente importante para frenar el contagio del HIV,
en la que coinciden los especialistas entrevistados por Futuro, consiste
en disminuir las conductas de riesgo y fomentar las prácticas
sexuales seguras. ¿Qué se entiende por prácticas
seguras? Aquellas que no implican ningún intercambio de
fluido corporal responde el doctor Holmes. Por el contrario,
la más riesgosa es el sexo anal pasivo, le siguen el sexo vaginal
(activo y pasivo) y anal activo, todas en el mismo grado de riesgo,
y después el sexo oral. Las menos peligrosas son la masturbación
y las demás prácticas eróticas previas al coito.
Para reducir el riesgo de contagio es importante cambiar tanto
el comportamiento de la persona HIV negativa como el de aquella HIV
positiva continúa Holmes. El problema es que la mayor
parte del trabajo que se ha realizado hasta el momento se ha dirigido
a las personas susceptibles, y muy poca atención se le ha puesto
al comportamiento de la persona infectada.
Para este infectólogo, es la juventud la que necesita en primer
término un cambio de aquellos comportamientos que la exponen
al contagio, lo que implica trabajo en las escuelas, en la iglesia y
en las calles. En Suecia, por ejemplo, se desarrolló uno
de los más tempranos e intensivos programas escolares de educación
sobre el tema, y se logró detener la transmisión del HIV
entre los jóvenes. Por otro lado, en un estudio reciente llevado
a cabo en los Estados Unidos, se realizó una intervención
en un grupo de jóvenes en la que se fomentaba la abstinencia
sexual (sólo di no), mientras que en otro grupo se
fomentaba una disminución de las conductas riesgosas (si
tienes relaciones sexuales, usa preservativo).
Contra lo que suele argüirse en contra de este tipo de intervenciones
comportamentales, que culpan a estas últimas de apurar el inicio
sexual de los jóvenes o estimular su vida sexual, el estudio
demostró que en los jóvenes que aún eran vírgenes
no hubo un inicio más temprano de la actividad sexual como resultado
de estas intervenciones, mientras que en aquellos que ya habían
empezado a tener relaciones sexuales la intervención que aconsejaba
usar preservativo fue más efectiva que el mensaje de abstinencia
a la hora de prevenir conductas de riesgo.
Tercera
medida:
evitar la transmision vertical
Una medida fundamental para cerrarle el camino al sida es evitar
la transmisión madre-hijo (transmisión vertical) que tiene
lugar durante el parto, pues de las 4500 personas que se infectan con
el HIV diariamente en el mundo, 1600 son recién nacidos. Según
la doctora Rosa Bologna, del Servicio de Infectología del Hospital
Garrahan, si no se implementa ninguna medida preventiva, el riesgo
de transmisión vertical del HIV durante el parto es de un 25
a un 30%.
Pero si el parto se realiza por cesárea, si la madre no amamanta
al recién nacido, si se le administra a la embarazada AZT desde
el segundo mes del embarazo y durante el parto por vía endovenosa,
y si, por último, el recién nacido recibe AZT durante
las primeras seis semanas de vida, el riesgo de contagio madre-hijo
cae por debajo del 2%. Para poder prevenir la transmisión
vertical es imprescindible que la mujer embarazada concurra a los exámenes
médicos prenatales y se realice los tests que le permiten saber
si es portadora del HIV, remarca la doctora Bologna.
Durante el mencionado congreso de infectología que se realizó
en Buenos Aires, la doctora Catherine Peckman, infectóloga del
Instituto de Salud Infantil de Londres (Inglaterra), presentó
los resultados preliminares de distintas alternativas terapéuticas
destinadas a prevenir la transmisión vertical más breves
y fáciles de implementar que la terapia convencional de AZT.
Esquemas terapéuticos breves con AZT, o con AZT y otro integrante
de los cócteles retrovirales, el 3TC, han demostrando ser bastante
eficaces, aunque todavía deben ser más estudiados.
Aun así, el esquema terapéutico para evitar la transmisión
vertical que más interés despierta es el que echa mano
a la nevirapina, una droga que ha demostrado controlar muy rápidamente
al HIV. Esto último ha sugerido la posibilidad de tratar a la
embarazada portadora de HIV con una sola dosis de nevirapina durante
el parto, que luego ha de ser completada con otra dosis para el recién
nacido durante el segundo o el tercer día de vida.
Este tratamiento, que en sus primeros ensayos ha demostrado ser
efectivo para reducir la transmisión vertical del HIV, será
de gran utilidad para aquellos lugares de bajo nivel socioeconómico,
en donde los controles médicos prenatales son escasos o nulos
y la mujer se entera de que es portadora minutos antes del parto, o
donde no se cuenta con la infraestructura necesaria como para llevar
adelante tratamientos extensos con AZT, agrega la doctora Bologna.
Frenar
la epidemia
Frenar al sida en su lenta y silenciosa marcha es difícil,
pero aun así existen medidas que han demostrado ser efectivas
para tal fin. A excepción del control de la transmisión
vertical que no debe admitir ningún tipo de fronteras en lo que
hace a su aplicación, otras medidas como la reducción
de las conductas de riesgo y el freno a la transmisión de las
enfermedades de transmisión sexual (ETS) deben dirigirse principalmente
a aquellos que están más en riesgo. Según el doctor
Holmes, es fundamental centrarse en los grupos más afectados
heterosexuales, homosexuales, adictos intravenosos, etc.,
los que difieren de acuerdo al país.
Para terminar, vale recordar que la mejor medida para evitar el contagio
vía sexual sigue siendo el preservativo, o condón en palabras
de Gotuzzo: Si bien el condón no es protectivo en un 100%,
sí es una medida altamente efectiva, y cualquier procedimiento
que reduzca más del 90% de la transmisión de una enfermedad
debe ser bienvenido. Pero más allá de la discusión
bizantina de si previene un 92 o un 98%, lo cierto es que el condón
es una medida altamente protectiva. Creo que aunque los religiosos pueden
insistir en la abstinencia y en la monogamia, no deberían oponerse
a que tomemos una medida de salud pública tan impresionante para
reducir la epidemia del sida, como es el uso del condón.
El
sida en numeros
- El sida es
la cuarta causa de muerte en el mundo.
- Se estima que desde el comienzo de la epidemia se han infectado
más de 47 millones de personas en todo el mundo, de las
cuales 14 millones ya han fallecido.
- Tan sólo en 1998, 5,8 millones de personas fueron infectados
por el HIV.
- Cada día, 4500 personas se infectan con el HIV. El 90%
de los nuevos contagios reportados diariamente se produce en los
países en vías de desarrollo.
- De los 33,4 millones de personas que conviven con el HIV, 22,5
millones viven en Africa, 6,7 millones en Asia y 1,4 millón
en América latina, 890.000 en los Estados Unidos y 500.000
en Europa occidental.
- En algunos países de Africa, el continente más
castigado por la enfermedad, el sida ha reducido 30 años
la expectativa de vida.
- En América latina, la edad promedio de enfermos de sida
es 31 años para los hombres y 26 para las mujeres.
Numeros
locales
- En la Argentina se estima que habría 150 mil portadores
del HIV.
- Hay 3,2% hombres infectados por cada mujer infectada.
- El 41% de los contagios se produjo por compartir jeringas, el
26,4% por relaciones homosexuales, el 20,2% por relaciones heterosexuales
y el 6,8% por transmisión madre a hijo (transmisión
vertical).
- El 75% de los portadores del HIV vive en Capital Federal y en
el conurbano bonaerense.
- Sólo el 10% de los 150 mil portadores del HIV recibe
el tratamiento antirretroviral.
- Según datos oficiales, 16.831 es el número de
enfermos de sida a marzo, aunque se estima que serían casi
19 mil.
Claves
- A los dos años de comenzado el tratamiento, un 60%
de los pacientes responde con una carga viral no detectable. Aun
así, todavía no es posible hablar de una negativización
completa, ya que si se abandona el tratamiento la carga viral
vuelve a crecer.
-- Si bien la tendencia es cronificar la enfermedad, esto todavía
no se ha logrado porque la medicación es muy difícil
de tomar en las cantidades necesarias. Se estima que los pacientes
no toman más del 50% o 60% de la medicación que
deben tomar, lo que puede estimular la resistencia del virus.
- La industria farmacéutica apunta a reducir la cantidad
de pastillas de los distintos integrantes de las terapias antirretrovirales
que el paciente debe tomar diariamente, y que actualmente pueden
ser 6, 8, 12 o más. Ya se encuentran en el mercado algunos
integrantes del cóctel que reducen el número de
dosis o combinan dos drogas en un solo producto.
- Si la embarazada cumple con la terapia antirretroviral, el parto
se realiza por cesárea y no hay amamantamiento, el riesgo
de transmisión vertical se reduce a un 2%. Caso contrario,
el riesgo de transmisión madre-hijo oscila entre un 25%
y un 30%.
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