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cosmología 106.585 galaxias
Un súper mapa del universo

Por Mariano Ribas

La imagen es rara, pero tiene una potencia sobrecogedora: lo que acaba de ver es el primer boceto a gran escala del universo. O, por lo menos, el primero realmente significativo. Cada puntito equivale a una galaxia entera, como la nuestra. Pero aparecen tantas, que el resultado es una maraña confusa. Y en medio de este desparramo, hay montones de parches y serpenteantes caminos oscuros: son descomunales regiones del espacio donde no hay nada, o casi nada. Este súper mapa cósmico, que acaba de ser presentado por un equipo internacional de astrónomos, es el resultado de dos años de trabajo, observaciones y sofisticadas mediciones. Contiene más de 100 mil galaxias, y abarca miles de millones de años luz. Y aunque parezca una verdadera enormidad, representa tan solo una pizca de la totalidad del universo. De todos modos, es un logro de lo más interesante, lleno de implicancias teóricas que incluyen, entre otras cosas, muy buenas pistas sobre el origen y el destino del todo.

Relevamiento galáctico
Para armar un mapa del universo, hay que medir las distancias a las galaxias, y ubicarlas unas con respecto a otras. Sin duda, es el trabajo cartográfico más fenomenal que pueda imaginarse. Y lo cierto es que, por ahora, es imposible tener un mapa completo, porque existen alrededor de cien mil millones de galaxias, y no hay forma alguna (ni tiempo humano) de determinar la posición de todas. Pero se puede empezar de a poco, relevando determinadas zonas del cielo. En los últimos años, los astrónomos realizaron algunos intentos bastante apreciables, pero en el mejor de los casos, se llegó a la cifra de 25 mil galaxias. Es decir, apenas un mapita de entrecasa. Para tener una idea un poco más clara de la gran estructura del universo hacía falta una muestra sustancialmente mayor. Pero también, una tecnología acorde al desafío. Y bien, resulta que a principios de los 90, un súper equipo de astrónomos australianos, ingleses y norteamericanos se animaron a llegar adonde nunca antes se había llegado. Y, para eso, recurrieron a uno de los telescopios más modernos del planeta: el gigantesco Telescopio Anglo-Australiano (AAT, su sigla en inglés). Es un chiche de primera, y está equipado con otro chiche, que en realidad, es la clave del asunto: un espectrógrafo capaz de analizar la luz de 400 galaxias a la vez. Y, en consecuencia, determinar sus distancias. Así, en 1998, nació un proyecto con un nombre un tanto extraño (2 dF Galaxy Redshift Survey), y con un objetivo nada modesto: “mapear” nada menos que 250.000 galaxias para el 2001 (diez veces más que el mejor intento previo).

Una mirada profunda
La estrategia fue mirar en dos direcciones casi opuestas del cielo y barrerlas pacientemente: cada noche examinaron un pedacito de cielo (de apenas unos grados), registrando la mayor cantidad de galaxias posibles, y estudiando su luz en forma casi simultánea. Poco a poco, el mapa fue tomando forma. Y hace poco, el relevamiento superó la barrera de las 100 mil galaxias (exactamente, 106.585). La cifra era tentadora y los científicos pensaron que era un buen momento para hacer un primer brindis, un primer anuncio y de paso, un poco de ruido mediático, cosa que no les viene nada mal). El anuncio oficial ocurrió hace unos días, en un encuentro de la Sociedad Astronómica Americana, celebrado en Rochester, Nueva York. Allí, Richard Ellis, uno de los astrónomos norteamericanos involucrados, expresó su euforia: “Este mapa es simplemente increíble: por primera vez, podemos ver la estructura del universo en un volumen realmente enorme, delineado por más de 100 mil galaxias... es un tremendo logro observacional”.

¿Que dice el mapa?
Aunque no esté terminado, el mapa tiene unas cuantas cosas para decir. En primer lugar, hay que aclarar algunas cosas sobre su diseño: lo que se ve, son dos fracciones del cielo centrados en nuestro punto de vista, es decir, mirando “hacia afuera” desde la Vía Láctea. Cada una de estas “miradas” se extiende hasta la considerable distancia de 2000 millones de años luz, (vale la pena recordar que los límites del universo observable están cuatro o cinco veces más lejos). Y bien: ¿qué es lo que nos muestra el mapa? De entrada, montones de puntitos, obvio. Pero como cada uno de ellos representa a una galaxia, el esquema toma su real y profunda dimensión: lo que se ve, en definitiva, es la imagen del universo a gran escala. Ese caos de puntitos parece una especie de telaraña, con nudos, amontonamientos, cadenas, y fibras muy gruesas. Son los cúmulos, supercúmulos y agrupaciones de supercúmulos de galaxias, algunos, de decenas o cientos de millones de años luz de largo. Y también, gigantescas burbujas de vacío, tan o más grandes, que separan a estos conglomerados de materia. “Es el primer mapa que nos muestra con claridad estas concentraciones y filamentos de galaxias”, dice Karl Glazebrook, de la Universidad Johns Hopkins y se puede sospechar que, por fin, se han encontrado las estructuras más grandes que existen en el universo. Es realmente impresionante, se lo mire como se lo mire.

El principio y el fin
Pero hay más: el mapa de las 100 mil galaxias también nos habla del origen y el destino del universo. Como se ve, la repartija de galaxias y espacio vacío es bastante desprolija. Y en realidad, así es como debería ser: según las teorías actuales, durante los primeros instantes del universo, la materia mostraba irregularidades en su densidad. Y con el tiempo, la gravedad las fue acentuando. Y ahora, diez o doce mil millones de años después del gran estallido inicial, esas irregularidades se ven reflejadas en la desigual estructura y distribución de los supercúmulos de galaxias. Y ahí están, en el mapa. Por otra parte, ese desparramo de incontables puntitos también contiene preciosa información sobre la suerte última del universo: su análisis permite confirmar, una vez más, que la cantidad de materia (la observable, y la no observable, que puede inferirse a partir de la disposición de las galaxias) no alcanza, ni por asomo, para frenar la expansión. En consecuencia, todo indica que el universo continuará su carrera alocada, empujando sus fronteras, e hinchándose día a día como un globo descomunal: será cada vez más grande; pero también, cada vez más frío, más vacío y más oscuro.
El relevamiento continúa, y como ya se dijo, el año que viene llegará a la ansiada meta de las 250 mil galaxias. Pero la cosa recién empieza: los astrónomos quieren mapas mucho más completos. Y por eso, ya están soñando con nuevos proyectos y nuevas tecnologías. Incluso, en estos mismos momentos, hay otro emprendimiento que avanza a toda marcha: el Sloan Digital Sky Survey, que culminará con un nuevo mapa de 1 millón de galaxias. La tarea no es fácil, pero promete. Y la recompensa bien vale la pena: algún día, podremos entender, contemplar y disfrutar la gran arquitectura del universo. Será uno de los triunfos intelectuales más grandes de nuestra historia.