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Muñequitas de goma

Fragmentado en mil partes, el mundo del sadomasoquismo cuenta con un fashion que incluye los vestidos de goma o látex , ideales –según los practicantes– para dificultar la respiración y diferir el orgasmo. Molly McGee es una vestuarista dedicada a experimentar con estos materiales que benefician sobre todo a las gorditas. .

por M.D.

Desde que Betty Page popularizara los típicos corsets negros que le dieron un ícono al Bondage -.literalmente se podría traducir como ataduras– ha corrido mucho agua por la fuente de los deseos de quienes disfrutan de llevar al acto aquello de fijar al otro –¿convertirlo en un objeto? ¿poseerlo?– para jugar al amo y el esclavo. Fragmentado en mil partes, el mundo del sadomasoquismo cuenta con una subespecie, cultora de los vestidos de goma o látex, que por supuesto cuenta con revistas especializadas y diversos grupos destinados a dar a apoyo a quienes pueden llegar a sentirse avergonzados de sus obsesiones. ¿Cuál es el placer de enfundarse en trajes de goma que dificultan la respiración y favorecen la transpiración? En el site de la International Rubberist Asociation, uno de sus dirigentes, Michel Brisac, acerca una respuesta: “Contener la respiración hace que el orgasmo se demore, trae la sensación de que el cuerpo se convierte en algo ajeno y lo modela hasta dejarlo como siempre se lo soñó”. Aunque ese sueño esté representado por máscaras aptas para sobrevivir a una cámara de gas y vestuarios propios de buzos listos para sumergirse en el riachuelo. Pero, por supuesto no hay razones, o no la misma para cada persona amante del látex. Y lo cierto es que esta práctica suma cada vez más adeptos -.y razones– que se dedican a hacer realidad sus fantasías. Para ellos Molly McGee es como una hada madrina. Porque fue esta joven de 29 años quien más ha hecho para quitarle al bondage su solemnidad y devolverle la categoría de juego erótico, aunque sus diseños en látex a veces se alejen demasiado de esa foto fija que dejó Betty Page y su estilo vintage.

“Me interesa poner una buena dosis de sentido del humor en mi trabajo .dice–, me inspiro en casi todo, el pasado, el futuro, pero sobre todo en los dibujos animados o las series de mi infancia como el Hombre Araña o la Mujer Biónica”. Y a los “rubberist”, ¿les interesa el sentido del humor? A juzgar por las fotografías que se pueden ver en su site, resulta poco probable, más bien parece un extraño exorcismo de los horrores del Holocausto. Pero McGee tiene su propia interpretación: “La escena fetichista es tan oscura y seria porque por muchísimos años tuvo que marginarse a las catacumbas, siempre se los valoró de forma muy negativa. Pero al final de los 90, cuando ya asimilamos el sida, el fetichismo aparece como una práctica sexual segura. Y además, cuando estás todo enfundado en látex no te puede molestar un modesto preservativo ¡Hasta es divertido!”.
Baterista de un grupo de rock punk, diseñadora de los estrambóticos vestuarios de esa misma banda -.Panther Sahib– que realizaba con cortinas de baño y fundas de vinilo para sillones, Molly se dedicó de lleno al diseño de accesorios eróticos en San Francisco, confeccionados en cuero. “Pero cuando descubrí el látex, y sus maravillosos colores empecé a crearen serio. Es un material maravilloso porque se lo puede manipular mucho más fácil que al cuero y cualquiera que se ponga una de mis prendas se convierte de inmediato en una de esas figuras de plástico que tanto le gustan a los niños, sólo que se pueden mover”. McGee se enamoró del látex y ese romance parece duradero. Sus diseños tienen poco que ver con la estética tradicional fetichista y justamente por eso puedo sacarlos a la luz del consumo masivo en el oeste de Estados Unidos, más después que la cadena HBO le encargara el diseño del vestuario de una boda en látex para el programa Sex Bytes -.y eso incluía a cada invitado a la fiesta y la lencería de la novia–. El efecto era similar a un congreso de chicos y chicas de calendario. “Es que otra de las ventajas del látex es que todo el mundo puede verse como siempre quiso. Y cuanto más carne haya para llenar el traje, mejor se va a ver”, así que estas prendas son ideales para rellenitas y rellenitos de todas las edades con ganas de divertirse, porque si bien esta ropa “tiene que ver con el sexo en la misma medida tiene que ver con reírse un poco de las propias fantasías. La escena fetichista prefiere los cuerpos voluptuosos y me parece muy positivo en un mundo que parece adorar los cuerpos magros hasta el hartazgo, ¡Pero en la cama no hay nada más aburrido que alguien que sólo ofrece piel y huesos!”.
Este año McGee empezó a experimentar con un producto nuevo, el mismo que presentó en su archifamosa pasarela Roberto Giordano y que las modelos lucían a modo de top sobre los torsos desnudos, aunque entonces nada se dijo sobre que ese látex tan novedoso -.promocionado en sex shops y demás tiendas afines por el placer que provoca arrancar la ropa a dentelladas– es el vástago menor de la familia del bondage que fue aggiornado el tradicional cuero hasta sus formas más sintéticas y maleables. “El problema del látex líquido es que no modela el cuerpo de la misma manera que el tradicional, pero siempre es bueno innovar aunque después se descarte lo que no sirve”. Lo mismo debe haber pensado Giordano.