la
maestra de música
Violeta
Hemsy de Gainza es uno de los referentes de la enseñanza musical
no sólo en la Argentina. Autora de la célebre obra Iniciación
musical del niño, en este reportaje se explaya sobre la
impotencia y la soledad de los maestros de música, relegados
al stock accesorio de la educación oficial.
Por
Betina Hemsy de Gainza
Violeta
Hemsy de Gainza es uno de los referentes más importantes de la
enseñanza musical que tiene la Argentina. A fines de los años
50 escribió un libro fundamental para la implementación
de nuevos métodos de enseñanza musical en los diferentes
niveles. Desde el niño que asistía al jardín de
infantes, el estudiante primario y secundario así como en el
Conservatorio, todos fueron invadidos por el concepto de nueva pedagogía
que Violeta volcó en Iniciación musical del niño,
en 1964. El reconocimiento internacional de su aporte a la música
y la enseñanza se refleja en la consulta permanente de gobiernos
de diferentes países. Además es miembro honorario vitalicio
de la ISME (International Society for Music Education), así como
fundadora y presidente del FLADEM (Foro Latinoamericano para la Educación
Musical). La arrogancia de este país no ha permitido que su conocimiento
se pueda palpar en los espacios educativos. La música, un lenguaje
tan esencial como el habla, ha pasado a ser una materia optativa. En
este encuentro, Gainza analiza el trasfondo de la situación actual
de la educación musical en la Argentina, mientras no deja lugar
a dudas que el nuevo siglo permitirá cambios en la enseñanza.
Después de toda una vida dedicada a la enseñanza
de la música, ¿cómo ve la educación musical
en la Argentina, en la actualidad?
Argentina es básicamente un país de exportación
de pedagogos. Ojalá el consumo interno estuviera a la altura
de las personalidades que hay en el campo educativo. La decadencia que
ha sufrido la educación en este país, lo que ha pasado
en la década del 90, es increíble. A nosotros nos admiran
en el exterior, y sin embargo acá no se le consulta a ningún
especialista sobre los cambios a implementar en la enseñanza
de la música. Yo siempre suelo comparar la educación musical
con una empresa, ahora que está tan de moda esa palabra. La educación
musical es un proyecto que no ha caído nunca en manos de especialistas.
No quiero decir que tenga que tener título, sino que sepan de
qué están hablando.
¿Por qué piensa que los organismos oficiales,
como el Ministerio de Educación, no se contactan o proponen trabajar
junto con los pedagogos musicales?
Hay que decir que es porque lo que hay no funciona. De la Rúa
se llenó de economistas, y hasta el ministro de Educación
es un economista. Piensa que de esta manera le va a dar solución
a problemas de fondo como funcionamiento e implementación. La
educación musical la podemos ver como una empresa muy peculiar.
Porque es un objeto delicado, ya que tanto a la música, como
a las actividades artísticas en general, no se las puede administrar
desde afuera, y decir bueno, ahora hago esto y en tanto tiempo
obtengo tales y tales resultados. La realidad es que la enseñanza
artística sufre graves problemas y no lo han podido solucionar,
ni los que han querido y ni los que han tenido el dinero para solucionarlo.
Al deciresto, no estoy mitificando a la música. No basta que
haya administradores, organizadores y toda la gente que está
especializada en implementación de proyectos. Sino que hay que
estar en la escuela con el maestro que tiene todos los días 40
chicos en el curso. El maestro de música está muy solo.
No hay interrelación con docentes de otras áreas, y se
encuentra con los alumnos una vez a la semana. ¿Qué se
le puede pedir? Además, cada vez que se cambia de gobierno, se
convoca a la misma gente que se ha especializado en implementar, organizar,
administrar, que son todas palabras entre comillas. Cuando hablo de
técnicos hablo de las personas que saben hacer la cocina, que
saben por qué se hace y si hay que modificar tal cosa, se modifica.
Acá somos más papistas que el Papa. Tenemos una cultura
de plástico. Estamos invadidos por la cultura del espectáculo.
Entonces la educación sufre muchísimo, y mucho más
la música. Después se dice que la música fue un
fracaso y le echan la culpa a los maestros y profesores. La verdad es
que la culpa la tiene un sistema que no los ha formado. ¿Cómo
puedo yo echarle la culpa? Si no les he pagado, para empezar, y no les
he enseñado, para continuar. No les he dicho qué hay que
hacer. Les estoy bajando de arriba para abajo un programa autoritario,
de manera autoritaria. Al revés de lo que se dice. Se habla de
significación, de transversalidad, de palabras que son sólo
palabras.
¿Por qué parece que el sistema se quedara en
la forma y no en el contenido, que no se llevan a cabo proyectos a largo
plazo?
Nosotros, lamento decirlo, somos un país subdesarrollado.
Nuestra educación no tiene una media favorable así como
nuestra economía. Somos un país que alcanzó y permitió
el ingreso de nuevas corrientes de enseñanza en los años
sesenta, pero luego esas ganas y esa fuerza de hacer cosas nuevas, desapareció
por los motivos que todos sabemos. El siglo XX fue el siglo de los métodos
de la educación musical. El siglo de la iniciación, el
siglo de le vamos a enseñar al niño para que aprenda
la maravilla de la música. Acá algo de eso entró
en las escuelas desde las márgenes. Pero el sistema se puso más
duro. Para saber y poder implantar la educación artística
hay que haber tenido la experiencia de la actividad artística.
Entre nosotros, se respeta tanto a la música, que los que no
son especialistas creen que no saben y que no pueden dialogar. Y pueden,
porque es un objeto de conocimiento como cualquier otro, que si bien
tiene su peculiaridad, su delicadeza, tiene en común, con todos
los objetos de conocimiento y con todas las disciplinas, lo básico.
En la educación de los chicos, nada se ha quedado tan atrás
como la música. Lo que tenemos que hacer es dejar de lado tantas
palabras y sentarnos a dialogar a partir de las diferencias y cómo
se hace para que funcione.
En la situación actual de la enseñanza musical,
¿cuál es el papel que desempeña el FLADEM?
Surge por iniciativa de pedagogos latinoamericanos. En el año
1994, estábamos reunidos en Tampa, Estados Unidos, en un congreso
de la ISME. Yo siempre había intentado trabajar para que Latinoamérica
tuviera más escaños en el directorio de la ISME. En ese
momento nos dimos cuenta de que algunos trabajos nuestros no estaban
o se habían postergado para el año siguiente y nos dimos
cuenta de que era necesario que formáramos una instancia latinoamericana.
Con la colaboración de mucha gente, en enero de 1995, en la ciudad
de San José de Costa Rica, se creó este foro, y el objetivo
más importante es desarrollar, a través de acciones concretas,
una mayor conciencia sobre del valor de la educación musical
en la formación del ser humano así como establecer una
red solidaria para que los educadores de todo el continente latinoamericano
se sientan respaldados, mediante el intercambio continuo, y encuentren
un espacio donde canalizar dudas, propuestas y escuchar a otros maestros.
Ya tiene grupos muy sólidos en varios países como Puerto
Rico, Nicaragua, Perú, entre otros. Los objetivos básicos
son: trabajar para la dignificación dela profesión, de
los profesores, favorecer la comunicación y el contacto y el
protagonismo de los estudiantes. Estamos haciendo talleres a nivel nacional
para ver qué hay de positivo, y qué podemos aprender de
esos encuentros. Jornadas intensas que son como un gran show pedagógico.
Este foro es una institución alternativa, pobre, sí Latinoamérica
es pobre. Estamos formando una comunidad sólida y quisiera que
fuera una institución libre, autónoma. Este año
vamos a hacer un seminario nacional para preparar uno internacional
en abril del 2001. Nosotros sabemos que estamos en la resistencia. La
fórmula sería igual que frente a una obra musical. Vos
tenés que estudiar una obra tremenda. Bueno no pienses que es
larga, estudiá dos compases. No lo hagas, mostrame que tuviste
ganas. La gente que participa muestra que tiene ganas de esos cambios.
Después
de tanto tiempo de trabajar con y para la música, trabajar para
organismos internacionales y ser consulta permanente de diferentes gobiernos,
¿qué siente cuando en su propio país no es reconocida
de la misma manera?
A mí me mandan los programas de Educación Superior
de España para que los vea y los comente, lo mismo el Ministerio
de Brasil, y encima a vuelta de correo me pagan, luego que yo les mandé
mi informe. Bueno, esas cosas acá no me suceden. No es muy divertido,
yo creo que a ningún artista, pedagogo o científico le
gusta no ser reconocido o no tener oportunidad en su propio país.
En mi caso fui profesora de la Universidad de La Plata, pero nunca me
ofrecieron dirigir el coro del lugar más remoto. Nunca tuve la
oportunidad de decir No, lo lamento, no tengo tiempo. Yo
hago lo que siempre tuve tendencia a hacer, escribo libros. Mi mensaje
está y no me puedo quejar. Soy leída, respetada. Además
tengo audiencias ante quien hablar. Por eso me desespera cuando un maestro
tiene algo para comunicar y no tiene espacio. Yo lo tengo y se lo puedo
ceder, creo que soy una privilegada. Yo, que soy maestra, sé
que hasta las piedras se musicalizan. Y musicalizarse significa que
se transforma en música. Hasta mis alumnos chiquitos son compositores,
improvisadores, creadores.