Algunas frases del año Yo
creo en el poder de la palabra, es una de mis únicas certezas,
es como un talismán, pero parece que a veces va más allá
de donde debe, como una flecha que se hunde en la carne. Hasta
hace muy poco todavía me preguntaban cómo me arreglaba
con las cosas de la casa, como si no supieran, como si no hubiera millones
de mujeres que trabajan en dobles y hasta triples jornadas cuando tienen
alguna inquietud social. ¿Acaso a un hombre le preguntarías
si tiene o no una imagen asexuada? De ellos ni siquiera interesa con
cuántos gatos se acuestan. Yo
soy una batalla que camina. César
dice que se he tardado 64 años en fabricar esta cara, por qué
va a venir un señor con un bisturí a convertirme en otra
persona que quizás él no reconozca. Un
vez miré fijo a una chica, como hago con hombres y mujeres por
igual, y ella me quitó la mirada y apoyó la cabeza en
el hombro de su compañero. Yo pensé OK, no te miro más,
no quiero molestarte. Yo
sé que por nuestra disciplina tenemos que ser subordinadas, pero
no creo que se deban cumplir las órdenes indignas. Me
gusta que la moda baje a la calle, no que provenga de ella. Los
baños me interesan por el aspecto arquitectónico, son
lugares fríos, prácticos, me interesa esa dualidad que
hay entre lo frío y lo íntimo, los mundos de mujeres solas
y de hombres solos. Filmar
al ser humano en tren de morir: filmar un hombre y una mujer, o bien
un hombre y un hombre, o bien una mujer y una mujer, o bien un ser humano
y un animal manteniendo relaciones sexuales. Si
febrero es el mes de la Historia de los Negros y marzo es el mes de
la Historia de las Mujeres, ¿qué pasa el resto del año?
Yo
seguía trabajando como modelo, pero cuando le decía a
un escultor que no tenía teléfono porque vivía
en la villa, no le gustaba. Me quería por negrita, pero por pobre,
no. Te
juro que tratando de hacer algo fuera de lo clásico, soy un ornitorrinco.
Yo
trato de hacerle entender a mi hija que no es habitual que a la gente
la maten. Pero a mí también me genera dudas. La historia
de este país no es la del respeto a la vida, pero bueno... trato
de que las dos podamos convencernos de que lo habitual es vivir.
La
vulva no existe en los libros de texto, nunca se menciona la función
del clítoris y del orgasmo se habla sólo para explicar
cómo asciende el semen. Me
gustan los márgenes y me tranquilizan, porque las instituciones
son voraces y atrapadoras de conciencias, hacen corazones cautivos.
¿Por
qué será que a una siempre le tira el tipo que le viene
a interrumpir la carrera? ¿Será que cuando un hombre te
dice no, no quiero que lo hagas, una se siente hasta virgen?
Soy
celosa del pasado, del presente y del futuro, con o sin fundamento.
Bien enfermita, ¿eh?
Estoy
enamorada de la revolución, de un hombre y de mi hija, en ese
orden. A
veces me cuestioné si yo tenía derecho a intervenir en
la vida de mi hijo, decirle que forma parte del horror que vivió
este país, que está envuelto en mentiras, pero hice una
opción por la verdad. El
término mujeres de la calle se carga con connotaciones
bien interesantes. La calle es el lugar contrapuesto a las cuatro paredes
de la casa. En la calle estaba la economía, la política,
por la calle pasaba la historia. Seamos
honestos: es verdad que en lo doméstico no progresamos mucho.
Los franceses hablan de un reparto de tareas que en general se resume
a que elhombre saca la basura y la mujer hace todo lo demás.
Sí, importa el tamaño... del cerebro. Claudia Groisman, sexóloga, 27/8/99. Somos
gente común, ni más ni menos locos que el resto de la
gente. No somos héroes, esto lo puede hacer cualquiera. Durante
la tortura simultáneamente me preguntaban cosas tan disímiles
y absurdas como cuál era la dirección de Firmenich y a
cuántas orgías había asistido. "Cuando
mi padre, y eso que está muy orgulloso de mí, ve su apellido
pintado en las paredes, en estos días, se pregunta por qué
a mí me apasiona tanto vivir como vivo. Yendo a los programas
de televisión, a los actos. Cuesta mucho aceptar eso de una mujer" Una
sola mujer es infinitamente mejor que muchas a la vez, y los hombres
se privan de eso por buscar dividida a la madrecita y a la pecadora.
A
mí lo que me interesa de los hombres es precisamente aquello
que aparece cuando se les cae la fachada que suelen mantener con tanto
empeño. El
amor es como una zanahoria que se les pone a los burros para que anden.
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