hoy
como ayer
El
retintín contra la inferioridad de las mujeres parece del siglo
pasado, pero tanto en la vida diaria, la publicidad, la política,
el arte, parece mutar como el virus I love you para mantenerse siempre
vigente. El libro Historia de la misoginia, escrito por Esperanza Bosch,
Victoria Fesrer y Margarita Gili (Editorial Anthropos, Barcelona) estudia
cómo el sexismo funciona para mantener un sistema social y cultural
asimétrico. En la Argentina muchos confirman sus tesis.
Por
Moira Soto
Es
el aire (viciado) que se respira, el agua (envenenada) que se bebe,
el pan (enmohecido) cotidiano. La misoginia el odio, el temor,
el rechazo, el desprecio hacia las mujeres goza de renovada
salud aquí y ahora. Tanto en la vida diaria como en ciertas
formas del espectáculo, en el mundo del arte y en los medios,
en la publicidad y en la política. La subestimación
hacia las mujeres, en ocasiones la evidente aversión, se manifiesta
en la exclusión, la desvalorización, la explotación,
la violencia, el chiste sexista reiterado. Episodios públicos
recientes como el lanzamiento de la nueva programación de Canal
7, con aplastante mayoría masculina en la conducción
de los distintos programas, o la inclusión de sólo dos
mujeres artistas en una lista de dieciocho personas para que el público
votara en la feria de Arte BA al artista argentino del siglo,
son más muestras contundentes de lo naturalizada que está
la misoginia. De todos modos, vale señalar que en los dos casos,
se produjeron protestas (periodistas y afiches onda las Guerrilla
Girls), pero sólo desde las propias damnificadas, las mujeres.
Empero, no todo está perdido del lado de los varones: como
se comprobará a través de esta nota, es posible encontrar
representantes de la otra mitad de la humanidad capaces de reconocer
que no es de humanos ejercer la misoginia.
Desde Aristóteles a Freud, y posteriormente, tanto en
la alta cultura como en el saber popular, los estereotipos que denigran
a la mujer han sido estándar, dice Bonnie S. Anderson,
profesora de Historia de la mujeres de la Universidad de Nueva York,
en el prólogo de la muy interesante Historia de la misoginia,
escrita por Esperanza Bosch, Victoria Fesrer y Margarita Gili, profesoras
de psicología de la Universitat de les Illes Balears (Editorial
Anthropos, Barcelona). Bonnie recuerda que hace ya tres décadas
que los académicos, inspirados por el movimiento de liberación
de la mujer, empezaron a estudiar como funciona la misoginia
para mantener el sistema social y cultural asimétrico construido
sobre la discriminación de la mujer.
Esta sucinta (250 páginas) pero sustanciosa y abarcadora Historia
de la misoginia describe cómo, a lo largo de los siglos, diferentes
pensadores de gran relevancia e influencia recogieron y trasmitieron
en su obra la idea de que la mujer es inferior al hombre, a nivel
biológico, intelectual y moral. En otros capítulos,
se analiza la forma en que la psicología asume, sin cuestionarlos,
estos supuestos misóginos y los incorpora a sus teorías;
se revisa la imagen de las mujeres en regímenes totalitarios
como el nazismo y el fascismo, sin dejar de lado los mitos (Pandora,
Eva) endilgan a la mujer toda la responsabilidad por los males de
este mundo. Considerada puerta del diablo por los padres de la Iglesia
en general, a la mujer se le propone el modelo e inalcanzable, María,
virgen y madre.No dejarás con vida a la bruja,
indica el Exodo (Antiguo Testamento) y el proceso inquisitorial iniciado
por el papa Inocencio III, en 1199, se toma muy a pecho esa sentencia,
después de las luchas contra herejías cátara
y albigense: en 1252, Inocencio IV autoriza torturas atroces, que
en innumerables casos culminan en las llamas de las que fueron víctimas
una abrumadora cantidad de mujeres. Sin duda, podemos considerar
a la Inquisición como un auténtico enemigo de la emancipación
de la mujer, dicen las autoras de esta Historia... Mitos,
creencias irracionales, tradiciones nunca puestas en duda, toda esta
triste carga de desprecio fue extendiéndose como una tenebrosa
mancha de aceite, siendo muy escasas las voces que intentaron poner
diques a la sinrazón.
Refranero
ibérico
Del
mar mucha sal, de las mujeres mucho mal.
La
mujer honrada, la pata quebrada y en casa.
Asno
y mujer, el garrote los hace buenos.
La
mujer y el vino sacan al hombre de tino.
Mujer
que habla latín rara vez tiene buen fin.
La
mujer y la gallina, hasta la casa de la vecina.
La
mujer, rogada; y la olla, reposada (rogada por recatada).
La
mujer como la mula, la boca ensangrentada (se refiere
al bocado tirante
que se pone al animal para domarlo).
La
mujer como el viento cambia a cada momento.
El
melón y la mujer son malos de conocer.
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Desmisoginizar
al medio ambiente
La misoginia tiene raíces muy profundas en la psicología
individual colectiva que no estoy en condición de analizar
a fondo, declara Alicia Castro, diputada por la Alianza. Pero
puedo referirme a las representaciones sociales de la misoginia, al
machismo en el trabajo, en el sindicato, en la política: se
relega a la mujer a funciones tenidas por subalternas vinculadas con
la limpieza, el orden, la alimentación, la administración
de cosas presuntamente sencillas. Y en ese error, se otorga un papel
secundario en funciones que son centrales en una sociedad, como el
cuidado de los niños, la educación. Es que sigue navegando
en el inconsciente colectivo una prejuiciosa diferenciación
entre las cosas de hombres, serias, como la economía,
las políticas de Estado, las guerras, las cuestiones estratégicas.
Y por el otro lado, las cosas de mujeres, desde luego menos importantes.
Castro señala la escasa participación de las mujeres
en el sindicalismo, bastión masculino por excelencia junto
a la actividad propiamente política. Sin embargo, opina la
diputada, se están produciendo cambios, pero desde afuera
hacia adentro. Los políticos les hacen lugar a las mujeres
que ejecutan lo que ellos -.los hombres establecen y predican.
Es decir, aceptan a los que los pueden representar. Hasta hace poco
se buscaba a mujeres para cubrir el cupo obligatorio en las listas.
Más recientemente los partidos han debido salir en pos de mujeres
para ubicarlas en puestos importantes con el fin de recaudar más
votos. Evidentemente, para producir verdaderos cambios hay que empezar
a superar prejuicios claramente misóginos. Sólo cuando
desaparezca de verdad la misoginia, las mujeres podremos ser auténticas
actoras sociales del cambio que una parte importante de la sociedad
está reclamando.
Para Patricia Gómez -.profesora de la Facultad de Ciencias
Sociales de la UBA, asesora de la Defensoría de Pueblo
el problema con la misoginia imperante es que los cambios legislativos
que se pueden hacer parecen ir más adelante que la modificación
de las partes de conducta. Entonces siguen subyaciendo, subsistiendo
comportamientos misóginos: hay que considerar que es una situación
aceptada por muchas mujeres porque forma parte de una socialización
que se inicia durante la infancia y se naturaliza en el curso de la
adolescencia y la adultez.
En opinión de la profesora Gómez, si bien el Estado
debe colaborar en la modificación de estas pautas de conducta
con la promoción de planes de igualdad, resulta imprescindible
un compromiso social que acompañe: Quizás me arriesgue
al decirlo, pero creo que buena parte de quienes votaron la ley 24.012,
la de cupos, los hicieron más por una obligación de
tipo político, que por propia convicción. Sin duda esta
ley abrió el camino a temáticas no tratadas hasta entonces.
No prohibidas sino silenciadas porque la misoginia que circula en
la política no les asignaba importancia. Así, se han
transformado algunas normas de comportamiento, y hoy no es raro escuchar
a una mujer argumentando en la Cámara de Diputados. Pero sigue
siendo extraño que una mujer opine en una reunión dedirectorio
de empresa. Por eso, además de los cambios legislativos, se
requiere un nuevo contrato social en el que haya un pie de igualdad
entre varones y mujeres, y donde determinados comportamientos no son
sólo políticamente incorrectos, sino que además
exista un acuerdo general sobre cuáles son socialmente aceptados
y cuáles no.
Alicia Castro encuentra que hay muchas batallas pendientes porque
el tema es muy amplio. Ultimamente, para poner un ejemplo, me escandalizó
el aviso en que una prostituta, para vender una página de Internet,
ofrece sus servicios a chicos jóvenes y va abaratando sus servicios
a medida que se suman, hasta que aparece el padre, también
consumidor de la equívoca oferta. Patricia Gómez
cree que en las expresiones del humor es donde con mayor frecuencia
aflora la misoginia, aunque también se podría
mencionar el periodismo, donde rara vez una mujer conduce, opina en
política, produce la noticia. El de los medios de comunicación
es uno de los ámbitos donde la misoginia está más
fuertemente preestablecida. Por supuesto, la violencia contra la mujer
es una manifestación extrema de este estado de cosas.
Acróstico
M=
Mal de males.
U= (usada como V) Vanidad de vanidades.
L= Lujuria de lujurias.
I= Ira de la ira.
E= Erinia de las erinias (la furia).
R= Ruina de los reinos.
(Definición de la mujer en un antiguo Manual de Confesores.)
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Que los hay,
los hay
José Luis Mangieri -.poeta, editor de La rosa blindada
afirma con voz clara y potente que nunca fue misógino gracias
a la imagen que recibió de su madre, pese a la sumisión
inevitable de ella al padre, un obrero anarquista, muy buen
tipo, pero que no levantaba un papel del suelo. Desde chico desarrollé
un gran respeto hacia las mujeres: no es demagogia, es la realidad.
Naturalmente, viví manifestaciones de misoginia en distintos
ámbitos, pero me funcionó la vacuna de mi vieja: la
veía luchar a diario, con gran dignidad, asumir sus responsabilidades
dentro, claro, de su condición de mujer postergada. Porque
bastaba una mirada de mi viejo para imponerse con todo el poder del
patriarcado.
Las
cosas parecen menos simples y fáciles cuando se trata de estimar
y respetar de igual a igual: Sucede que ahora a los tipos les
cambiaron la música en la mitad del baile, lo que les crea
una inseguridad que quizás los lleva a reafirmarse en actitudes
de subestimación hacia la mujer. Al tener ellas independencia
económica y libertad sexual, se ha producido una transformación
enorme en la mujer. Es verdad que la violencia contra ella no cede,
pero allí creo que ya hay que hablar de patología. Aunque
queda mucho por andar, creo que se ha avanzado bastante. Al menos,
en los últimos años se han instalado y debatido estos
temas de los que antes no se hablaba en absoluto. Como marido
de la conocida feminista Lea Fletcher, Mangieri afirma que estar
al lado de una mujer inteligente es un privilegio. Pero no siempre
es fácil porque a uno también le sale el monstruito
por más que lo controle bastante con la cultura, con la ideología.
Es que uno trae una formación de la casa paterna, de los abuelos,
de cuando una mujer casi no tenía voz... Y ahora me encuentro
con que me discuten en privado y en público, en un plano de
total igualdad. A veces no me hace mucha gracia, pero nunca dudo de
que es más atractiva una mujer que tiene sus propios intereses,
su carrera, incluso sus ideas, aunque algunas sean diferentes de las
mías.
A mí la misoginia me parece una simplificación
penosa, ésa es la primera observación que se ocurre
esta tarde, entre una reunión y otra, responde Alberto
Moretti, profesor de lógica. Las simplificaciones hacen
la vida más tranquila y apacible, es verdad. Pero en el caso
particular de la misoginia, la simplificación es grotesca.
Porque la misoginia es muy drástica, como la conducta de los
fanáticos: ellos se alivian mucho el esfuerzo de pensar, pero
el costo es serio. Esto ocurre con la versión más fuerte,
que en realidad es menos interesante que la versión más
débil. Es decir, aquella misoginia que no implica un total
rechazo, una declaradafobia hacia las mujeres, sino que se manifiesta
más tibiamente, con descalificaciones al pasar. En realidad,
es la más perniciosa.
Entre las pocas capacidades de los humanos que nos ponen un
poco mejor que los gusanos, las pulgas, esas cosas, está la
capacidad de comprender, dice con humor el profesor Moretti.
Creo que la misoginia mina esa capacidad, la diferencia más
interesante entre un primate superior y una ameba digamos. La reduce
de una manera muy grosera cuando uno adopta una posición misógina,
por más débil que sea. Y entonces se considera relevado
del esfuerzo de entender a media humanidad... O al menos, para no
exagerar, a las mujeres que tiene cerca. Por lo tanto, a lo sumo puede
tolerarlas un poquito, atender algunas de sus opiniones... Se puede
pensar que un tipo así, en el fondo lo que hace es manifestar
una gran inseguridad. Quien restringe de esa manera el ejercicio de
la comprensión en verdad es alguien que debe sentir que no
le da el cuero para más, que no confía en su capacidad.
Hay en esta actitud un temor básico a inquietarse, a conmoverse.
Muchos tipos que se sienten en una situación ventajosa institucional
pueden pensar que no les conviene generar una complicación
adicional por el temor a perder poder. Ciertamente, que la misoginia,
a esta altura de la civilización occidental, no se le aparezca
a un tipo normal como algo digno de ponerse en cuestión es
una manifestación de debilidad mental. La inquietud por comprender
es un gesto que ennoblece la cultura.
La misoginia, tanto la fuerte pero sobre todo la débil
que está más difundida, confluye Alberto Moretti,
es un verdadero obstáculo que revela miseria intelectual.
No quiero ni siquiera plantearlo en términos de moralidad.
Es una cuestión de muy básica actitud humana. Privarse
de comprender a la mitad de las personas con las que uno trata es
un rasgo de cobardía tan profunda que deshumaniza, hace retroceder.
Entender a otros significa un esfuerzo y una disposición a
la igualdad. Porque si uno no entiende, avasalla. Y la disposición
a la igualdad es lo mejor que de vez en cuando nos podemos ofrecer
los seres humanos entre nosotros.
Florilegio
paternalista
La
mujer es la puerta del diablo, senda de la iniquidad, picadura
de serpiente. En una palabra, un objeto peligroso.
San Jerónimo
La
mujer aprenda en silencio, con plena sumisión. No consiento
que la mujer enseñe ni domine al marido, sino que se
mantenga en silencio, pues el primero fue formado Adán,
después Eva, que seducida incurrió en la transgresión.
San Pablo, Carta a Timoteo
La
mujer es un enemigo adulador y secreto. Y si decimos que es
más peligrosa que una trampa, no queremos decir una trampa
de cazadores sino diabólica (...) Y cuando se dice que
su corazón es una red, se está hablando de la
malicia insondable que impera en ella...
Sprenger y Selectator, frailes dominicos (Malleus Maleficarum)
La
diferencia fundamental entre las facultades intelectuales de
ambos sexos resulta sobradamente probada por los resultados
obtenidos, siempre superiores en los hombres, sea cual sea la
dedicación de que se trate, ya se requiera sagacidad,
razón e imaginación, o el mero uso de los sentidos
y las manos.
Charles Darwin (El origen del hombre y la selección
en relación al sexo)
...
Pues la dependencia es el estado natural de las mujeres, y las
muchachas se dan cuenta de que están hechas para la obediencia.
Jean-Jacques Rousseau (Emilio)
Retrasada
en todos los aspectos, falta de razón y de verdadera
moralidad (...), una especie de término medio entre el
niño y el hombre que es el verdadero ser humano.
Schopenhauer (Sobre las mujeres)
...Y
finalmente la mujer: la mitad de la humanidad es débil,
está crónicamente enferma, es mudable, tornadiza...
Nietzsche (La voluntad de poder)
La
meta de la educación femenina ha de ser invariablemente
la de la futura madre.
Adolf Hitler (Mein Kampf)
El
fuerte de la mujer no es saber sino sentir. Saber las cosas
es tener conceptos y definiciones y esto es obra del varón
(...) a través del cual la mujer realiza su genuina colaboración
con la historia.
José Ortega y Gasset (Estudios sobre el amor)
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