Sin
duda, los gestos de dolor no son impostados. Aparecen detrás
de una cortina de risas que las dos mujeres sostienen como una bandera
de esas que ningún enemigo podría arrear. Pero aparecen.
Porque el trago de la traición es amargo y se delata en un
gesto involuntario que ellas intentan disipar como si fuera un insecto
cargoso. Traición no es la palabra que quiero usar para
con la Alianza, dice Alicia Castro, diputada nacional por el
Frepaso y dirigente del gremio de Aeronavegantes, por una vez sin
sacudir su melena colorada, con la mirada fija en la taza de café.
Elisa Carrió, en cambio, ya no tiene voluntad de reprimir al
lenguaje: Si esto se consolida, no puedo mentir, sin una reflexión
profunda y un cambio de rumbo esto es una traición. Se
refieren, por supuesto, a las últimas medidas que tomó
el gobierno del que ellas forman parte les guste o no pertenecen
al partido oficialista y que, entre otras cosas, redujeron los
salarios de la administración pública. Medidas que criticaron
abiertamente firmando un documento Construyamos otro modelo,
firmado por otros nueve diputados aliancistas y marchando en
la primera línea de la movilización del 31 de mayo.
Hoy, viernes 9 de junio, las diputadas están de paro y no dudan
en profundizar sus diferencias con el Poder Ejecutivo que hasta ahora
no hizo ninguna señal hacia este grupo que, según estas
diputadas, no tiene vocación rupturista, pero tampoco la más
mínima intención de quedarse de brazos cruzados. El
único gesto que hizo el Gobierno fue el de intentar contener
la protesta dentro de determinados marcos, dice Castro, pero
ellas son fieles a sí mismas y nunca entraron en los marcos
preestablecidos. A su modo las dos son pioneras, representan fuertes
liderazgos femeninos que se construyeron a sí mismas por fuera
del cupo o de la herencia. Ellas no responden a disciplinamientos
verticales y creen en el valor de la palabra. Tal vez por eso, además,
se intuye una amistad que entiende de problemas comunes, de criar
hijos solas, de esa resistencia tenaz que no les quita la risa ni
la palabra.
Decime que podés prestarme dos pesos, dice Carrió
apenas entra al despacho de Castro en la sede de Aeronavegantes, necesito
dos mangos para comprar cigarrillos, insiste y lo consigue.
No puede ser más fin de mes, contesta Alicia, a
pesar de que el mes haya empezado hace varios días. Después
seguirán algunas bromas que exorcizan de alguna manera la pesadilla
Santibañes que al momento de hacer la entrevista carga
con toda la bronca de las diputadas. Una bronca que todavía
no alcanza para dejar de creer en la Alianza, como dice
Castro.
¿Es que la Alianza es una cuestión de fe?
Castro: No de fe, pero sí es necesario tener
la vocación de seguir construyendo vínculos para que
la Alianza pueda seguir representando políticamente a una sociedad
plural.
Carrió: Hay que distinguir a la Alianza como construcción
social que es como nació. Recién después empujó
a dirigentes políticos a realizar laalianza política.
De lo que nosotras hablamos es de esta construcción social
y transversal...
Y que hoy el Gobierno no representa.
Carrió: Creo que hay profundos errores de
interpretación, una doble percepción que denuncia también
una falta de inteligencia: y es que los ríos no pueden modificar
su cauce. La Alianza como construcción social es un río
y, si el gobierno pretende modificar su cauce, lo que sucede es que
el río se separa de sus dirigentes que no los representan y
sigue su propio camino. Eso es lo que está sucediendo, el quiebre
de la confianza pública tiene que ver con un corrimiento nuestro,
del Gobierno, hacia la derecha.
Castro: Para muchos de nosotros este gobierno está
lejos de representarnos. La verdadera foto de la Alianza es la de
la multisectorial que hizo el apagón en 1997 donde estaban
los referentes políticos, los sindicalistas del MTA, los sectores
progresistas de todas las iglesias, los industriales que creían
en la producción nacional, en el desarrollo... Esa es la alianza
que llevó a De la Rúa y Alvarez al poder.
¿Una vez en el poder ese binomio actúa de alguna
manera como un dique para el río de la Alianza?
Carrió: Me da la impresión de que lo que
hay es una errónea percepción de la política,
parece que hoy se entiende por política una especie de ética
pragmática de la responsabilidad y que cuando se es gobierno
la política de las convicciones ya no tiene espacio. Ese es
el error y ésa es la trampa en que se metió el Gobierno:
romper las propias alianzas sociales y establecer un vínculo
privilegiado con el establishment. Estamos repitiendo esquemas del
pasado; el establishment se acerca a los gobiernos, los aleja de la
alianza electoral que los lleva al poder, los coopta y después
los traiciona con la famosa sensibilidad de los mercados. Lo que nosotros
tuvimos hace dos semanas es un golpe de mercado.
¿No era previsible que esto iba a suceder?
Castro: Honestamente puedo decir que no podíamos
prever que el Gobierno iba a hacer una clara opción por el
sector económico de poder más concentrado. Yo no puedo
afirmar lo que hubiera sido si... pero estoy segura de que la gente
no hubiera votado una fórmula De la Rúa-Santibañes.
Una alianza es una coalición heterogénea por definición
y tomar decisiones a gabinete cerrado no es el estilo de hacer política
que esperábamos.
¿A quién representa Santibañes?
Carrió: A los grupos de poder económico
más concentrados, y esto no es una visión conspirativa
sino un dato de la realidad.
¿Por qué entonces ubicarlo en la SIDE?
Castro: Es increíble que el jefe de la SIDE
esté imponiendo teoría económica y por eso estamos
muy preocupados y expresamos nuestra preocupación abiertamente
con el documento que representa el descontento de muchos más
legisladores que los que firmamos. Nosotros quisimos advertir al Gobierno
sobre las consecuencias políticas y sociales inevitables que
estas medidas iban a tener... y también las consecuencias económicas.
Hay quien dice que lo que le duele al sindicalismo es sólo
la desregulación de las obras sociales.
Castro: Primero hay que decir otras cosas, hay que decir
que es falso que exista un déficit económico en el sistema
de seguridad social, lo que hay es un desfinanciamiento por desvío
de fondos. Esto se debería haber discutido porque, si bien
hay un déficit de 6 mil millones de pesos, esto deviene de
la brutal y escandalosa transferencia de fondos públicos a
las grandes empresas a través de la supresión de aportes
patronales. Por eso lo que proponemos es que se discuta y que se retomen
las fuentes que financiaron siempre el sistema de seguridad social
en Argentina, es decir volver a poner aportes patronales sobre todo
a las empresas privatizadas que remesan enormes ganancias anuales
al exterior. Esto sin hablar de medidas imprescindibles como controlar
la evasión fiscal, que no se hizo,controlar la Aduana, que
no se hizo, controlar la subfacturación de productos importados,
gravar las actividades financieras, todas estas medidas hubieran evitado
la baja de salarios.
La
oposición oficialista
La frase anterior es sólo una contradicción
aparente. Porque estas diputadas igual que el resto de los legisladores
que firmaron el documento que levantó un muro entre el Poder
Ejecutivo y el Congreso no quieren situarse en los márgenes
de la oposición. Defienden su lugar dentro de sus partidos
porque creen que así los sostienen, porque defendemos
los mismos valores con los que hicimos campaña, dice
Castro. Porque queremos sostener la palabra, dice Carrió.
Sin embargo su discurso es francamente opositor y de hecho develan
una coherencia de la que no quieren participar porque creen que no
fue eso lo que se prometió durante la campaña electoral.
Carrió: Aunque sea doloroso, hay un hilo conductor
en las medidas de gobierno que empezaron con el impuestazo, siguieron
con la Reforma Laboral y que tienden a sostener la convertibilidad
con la deflación salarial. Esto es claro y es una opción
que la gente no votó. Esto no lleva a la reactivación
económica, agrava los problemas de la gente y lo único
que consigue es consolidar las ganancias en dólares de los
sectores beneficiarios de los últimos diez años. No
hay imprevisión, lo que hay es una creación de situaciones
mediáticas que hablan de la sensibilidad de los mercados como
si fuera ésa la única variable a atender.
Castro: Lo tremendo es que la Alianza planteó
el control social de la economía y ahora resulta que es la
economía la que ejerce el control social. Y eso que un reformismo
moderado hubiera sido revolucionario al lado del gobierno de Menem.
¿Estamos hablando de una traición del Gobierno?
Castro: No quiero decir esa palabra.
Carrió: Yo no puedo mentir, si esto sigue así,
me siento traicionada. Muchos me llamaron imprudente al criticar esta
gestión desde el principio, pero lo que yo digo es que la oportunidad
de denunciar la violación de los principios es cuando se violan.
Y la relación de poder con el establishment se fijó
con el impuestazo; ése fue el momento de mayor angustia, lo
que siguió era previsible.
¿Entonces por qué no se constituyen como grupo
opositor?
Castro: No soy opositora de los valores del Frepaso,
lo que estamos pidiendo es un debate abierto, porque aquí lo
que se esgrime es un discurso tatcheriano que dice que no hay otra
alternativa. Y esto no es cierto. Y a lo mejor las mujeres, no sólo
las mujeres de la Alianza, sino también todas las mujeres,
somos las más capaces de encarnar la resistencia a la mentira
y al encubrimiento.
Carrió: En este país está alterado
el orden moral con se juzgan las conductas. Me niego a ser opositora,
me niego a que me pongan afuera porque estar adentro significa sostener
la palabra. Porque en Argentina los que permanecen en las ideas son
expulsados y los travestis políticos ocupan los lugares simbólicos.
Yo me quiero quedar en mi partido y quiero tribunales de ética
para saber quién viola los principios del partido y quién
no. Hay que poder quedarse y sostener la política de las convicciones.
¿El paro es una herramienta válida hoy?
Carrió: Antes de contestar esa pregunta yo
haría una reflexión: estamos enfermos de violencia.
La violencia económica que se está articulando desde
el Estado va a tener respuesta en violencia social, es obvio. Nadie
puede esperar que frente a actos de terrorismo económico los
sectores populares digan vamos a ser pacíficos frente
a esto. Las medidas de fuerza tal vez no le sirvan a nadie,
pero menos sirve el terrorismo económico. Estamos en una espiral
de la que es difícil salir,pero el que tiene la palabra para
construir un mecanismo no violento para lo colectivo es el Gobierno.
Si el gobierno confronta, obtiene confrontación.
Castro: Confronta además con una enorme violencia,
porque el desprestigio al sindicalismo está armado por el mismo
publicista del Gobierno que planeó el romance del retoño
presidencial con la cantante del pop latino.
¿El romance fue una operación publicitaria?
Castro: Es lo que parece. Porque si recién
te despertás y ves a los sindicalistas que apoyaron a la Alianza
organizando un paro contra las medidas de gobierno, las recetas del
FMI menos digeribles aceptadas a rajatabla, la baja de salarios, la
destrucción de los convenios colectivos de trabajo, la aplicación
de decretos por los que en otro momento abrazamos los tribunales,
una democracia de baja intensidad y encima el retoño presidencial
en las páginas satinadas de las revistas del corazón,
lo único que se puede ver como pesadilla es a Chacho Alvarez
en la vicepresidencia. La verdad es que sólo pueden sorprenderse
por el paro quienes no participaron en la construcción de la
Alianza, porque esta reacción de la gente tiene que ver directamente
con la frustración de la esperanza. Que nosotros mismos prometimos
y que ahora no cumplimos.
¿Que Santibañes esté en la SIDE tiene
que ver con que el modelo no cierra sin la represión de los
conflictos sociales?
Carrió: Santibañes es un ministro
sin cartera, pero en la lógica que se delinea la consecuencia
inevitable es la represión. Porque las democracias quedan inermes
frente a las grandes miserias que salen a las plazas. Esto es así
y lo dicen los teóricos, esto es sin retorno, no se puede dejar
de ser lúcidos: la democracia es inerme si no puede representar,
reconocer y respetar al otro. Vamos a una crisis de credibilidad del
sistema y es muy peligroso. Porque esa gente de la que Alicia habló
antes, los publicistas, los López Murphy, los Santibañes
tienen una percepción que se llama etnocentrismo cultural,
ven el mundo desde la clase y el barrio en el que viven, desde Barrio
Norte. Y hay un desentendimiento brutal del otro, del que vive en
el interior, en la periferia. Esto se paga con la ruptura entre los
niveles de representatividad y la sociedad. Por eso decimos, si van
a ser conservadores, al menos sean inteligentes, fíjense a
qué riesgos nos enfrentamos. Porque la sociedad está
harta de estar harta; las sociedades no se suicidan, para vivir necesitan
del sueño colectivo de la esperanza que se va a reconstruir
de cualquier manera. Por eso nosotros estamos pidiendo de manera desesperada,
a riesgo de confrontar, una reflexión profunda y sensitiva
de la realidad. Y lo hacemos desde distintas percepciones, no sólo
desde la banca de diputados. Alicia es sindicalista y yo vengo de
un norte desesperado, le estamos poniendo voz a un sentir colectivo
que ve el quiebre de la confianza pública. Y ése es
un imperativo ético categórico. Sino, este país,
se cae en la indignidad.