Teatro: texto y acontecimiento El espacio entre las cosas Los textos teatrales no siempre se corresponden con los acontecimientos teatrales. ¿Cómo leen los actores y los directores de teatro las indicaciones del autor? ¿Cómo algo que es del orden puramente literario se convierte en otra cosa? Por Vivi Tellas Amelia:
¿Has tomado la medicina? Federico
García Lorca. La
hipótesis Martirio
La casa de Bernarda Alba es una obra sobre la ignorancia. Haciendo más
foco, sobre la ignorancia a la que están sometidas las mujeres.
Las mujeres de la obra no hay más que mujeres en la obra
completan un muestrario de distintos aspectos de la ignorancia: mujeres
grandes detenidas en la adolescencia, mujeres solteras pasadas de edad,
mujeres cegadas por los prejuicios. En el diálogo que abre esta
nota, Amelia, inocente, un poco quedada en la infancia, desconociéndolo
todo acerca de ser una mujer, trata de animar a su hermana
menor, Martirio. Martirio está enferma, y en ningún momento
de la obra se dice cuál es su enfermedad. Sólo se dice que
tiene una joroba. La escena resulta reveladora porque permite poner en
marcha una hipótesis que lleva al centro de la obra: a Martirio
no le viene la menstruación. En la frase Yo hago las cosas
sin fe, pero como un reloj hay algo del ciclo que se hace presente.
¿Qué medicina toma Martirio? ¿Por qué
el médico nuevo le hace bien y ella no lo quiere reconocer? ¡Qué
inquietud tremenda que en un mundo de mujeres negadas al placer haya una
a la que no le viene la menstruación! ¿Será que todos
los meses está embarazada? ¿Será que está
embarazada para siempre? Y si está embarazada, hubo sexo... El
texto, fuerza de gravedad
Mi preocupación ante un texto teatral es siempre cómo están
todos los personajes involucrados en eso que se dice, cómo los
afecta y los pone en movimiento y cómo ese movimiento produce cambios
en la situación, provocando a su vez nuevos hechos. Eso es realmente
un texto dramático. Un texto debe encerrar un misterio, algo desconocido,
una fuerza de gravedad capaz de poner en marcha el mecanismo escénico.
Me refiero a un texto dramático, escrito para el teatro. El dramaturgo
escribe para la escena y sus herramientas son las palabras, la puntuación,
las indicaciones de algunas formas de hacer o decir o moverse. Pero al
leer para pasar al espacio, ¿quién puede saber lo que realmente
quieren decir esas señales? Son todas pistas que hay que descifrar,
todas claves por desentrañar. Disociación
En un texto
dramático, los diálogos y lo que está pasando son
circuitos de sentido distintos. Se pueden trabajar en forma disociada,
lo que aumenta el sentido. La dialéctica que se produce entre lo
que pasa y lo que se dice es una forma reflexiva del teatro. Produce un
espacio dondeel espectador tiene que tomar sus propias decisiones. Es
el estado ideal del espectador. No me interesan las obras dictadoras,
que guían al espectador en cuanto a lo que tiene que hacer, sentir
o pensar. El teatro debe dejar al espectador en un estado de incertidumbre,
de modo que pueda tomar sus propias decisiones en relación con
su propia experiencia: qué hacer, qué pensar, dónde
reírse. El texto como límite La piel es lo más profundo. El texto es lo último a lo que se llega. Se empieza desde adentro, desde la médula, para después llegar al límite entre el cuerpo-obra y el exterior. El texto es lo que separa el interior del exterior, la articulación. Siempre que trabajo sobre un texto mi objetivo es que los personajes lleguen a ese texto como si fuera lo único posible que tienen para decir. Ni el director ni los actores parten de un texto; siempre llegan a él (en el mejor de los casos). Leer un texto dramático (y actuarlo) es crear la necesidad absoluta de ese texto. |